En
fracciones de segundos abrió la puerta y entro en ella mirando al suelo
esperando encontrar lo que sonaba. Sin embargo, estaba rodeada de neblina, sus
pies tocaban un piso duro blando brillante que cegaba sus ojos por completo.
Heaven se sentía como en el cielo hasta pensaba que estaba muerta, de un golpe
la puerta cerro y ella volvió poniéndose nerviosa. Comenzó a buscar nuevamente
la puerta mirando a todas partes desesperada llena de pánico. Tenía que
moverse, comenzó a correr por las nubes de niebla blanca.
El temor comenzaba a invadir su mente, pensaba si pudiera ser como los sueños de freddy krueger, que vengaba su muerte hacia sufrir a sus víctimas jugando con su mente. Heaven estaba muy asustada, pensaba que nunca iba a salir de allí, corría y corría y aquel pasillo parecía no tener fin. Se asustaba porque se agitaba y no respiraba bien, no quería entrar en un ataque de asma, le aterraba morir sola en aquel lugar, intentaba calmarse un poco y recobrar el aire. Fue tanta su angustia que de tanto correr que al final logro ver una pequeña luz que le dio esperanzas, sus energías volvieron.
El temor comenzaba a invadir su mente, pensaba si pudiera ser como los sueños de freddy krueger, que vengaba su muerte hacia sufrir a sus víctimas jugando con su mente. Heaven estaba muy asustada, pensaba que nunca iba a salir de allí, corría y corría y aquel pasillo parecía no tener fin. Se asustaba porque se agitaba y no respiraba bien, no quería entrar en un ataque de asma, le aterraba morir sola en aquel lugar, intentaba calmarse un poco y recobrar el aire. Fue tanta su angustia que de tanto correr que al final logro ver una pequeña luz que le dio esperanzas, sus energías volvieron.
La luz
estaba un poco lejos pero tenía que llegar allí o quedaría encerrada en aquel
lugar. Ya estaba perdiendo totalmente el control, a medida que iba caminando su
desesperación era aun mayor que sus respiraban agitados y con dificultad. Una puerta
fina y elegante de un rojo sangre apareció a lo lejos, pensaba que era su
salida así que corrió rápidamente tomando la manilla y abriendo, sin pensarlo
entro en ella con el corazón aliviado, pensando que estaba nuevamente en el sótano.
Al entrar se da cuenta que no era el sótano, aquello paso de ser un lugar con
luz y neblina a uno donde solo había oscuridad, apenas si se podía ver una
pequeña luz a lo lejos.
Aquel lugar
estaba cubierto de rocas, se escuchaban ruidos extraños desde el interior; al
mirar hacia arriba se podían observar algunas telas de araña negras. Ella no
quería saber de quién eran esas cosas, al verlas se aterro y solo quería salir
de allí.
Una gotera caía
y generaba un eco pausante en el vació de aquel lugar, ella se dio cuenta que
la gotera caía en un pequeño hilo de agua que corría en dirección hacia la luz. Heaven siguió con mucha calma aquel pequeño riachuelo esperando la llevara a la salida.
Un ruido se había escuchado en aquel lugar, un ruido que heaven conocía en sus
sueños y que le daba terror tanto así que se paralizo, no sabía qué hacer, tuvo
que calmarse un poco y seguir sigilosamente llegando a una roca que era más o
menos de su tamaño, desde allí pudo ver de reojo a un dragón que era diferente
al de su sueño, pero no dejaba de ser un dragón, estaba dormido y el sonido que
se escuchaba era los ronquidos que eran como suspiros hondos.
El dragón
era enorme, con una piel gruesa y escamosa, tan gruesa que ni la mejor flecha
era capaz de penetrar tal armadura, sus ojos eran como de una serpiente, eran
de un color rojo como el fuego que llevaba por dentro. Tenía una cola larga puntiaguda
al final, en su extremo era una forma de flecha, sus alas eran enormes con bordes
cortados y filosas puntas al final. Avanzaba sin hacer ruido pasando por él; el
dragón aun dormía.
Al estar
atenta al dragón no se fijo que una roca estaba al frente y tropezó quejándose.
El ruido de su quejido hizo que el dragón soltara un ligero suspiro que más
bien parecía un rugido. Estaba pálida del susto, el dragón despertó
furioso al verla y ella corrió. Él le lanzo fuego y le quemo en la pierna.
Heaven corría
sin parar, sentía un gran dolor en su pierna, como una quemazón, ella no le hacía
mucho caso, seguía alejándose de aquel dragón que la seguía, se escondió detrás
de unos gruesos y grandes árboles que habían justo en el camino. Se detuvo
para agarrar algo de aire y se percato que ya no veía la cueva ahora pisaba un
pasto amarillo y al frente tenía un árbol color azul. Asombrada lo miro y luego
de unos segundos sentía picazón en su pierna, la observo y ahogo un chillido,
lo tenía muy quemado su pierna estaba sangrando mucho y a ese paso terminaría
por desmayarse sino tenia atención medica con urgencia, pero en un lugar así
encontrar médicos no era sencillo, si es que los había.
Heaven se dejo caer en llanto al pie de aquel extraño árbol azul, sentía el pasto al acostarse sobre el, iba a morir allí, nadie la salvaría. Sus padres creerían que se había ido y le habría pasado algo en la calle, todos la buscarían y no la encontrarían en ningún lugar. Sus seres queridos llorarían por ella.
Heaven se dejo caer en llanto al pie de aquel extraño árbol azul, sentía el pasto al acostarse sobre el, iba a morir allí, nadie la salvaría. Sus padres creerían que se había ido y le habría pasado algo en la calle, todos la buscarían y no la encontrarían en ningún lugar. Sus seres queridos llorarían por ella.
Su llanto se
escuchaba algunos metros, se sentía exhausta pero tenía que hacer el intento de
salvarse. Al hacerlo como pudo por el dolor, ya su pierna no le respondía casi
y un ruido como un aullido se escucho, varios hombres con una vestimenta
extraña para ella salían entre los arboles observándola. Tenían capas negras de
cuero de dragón, pantalones del mismo material y color negro algo apretados en
los muslos. Sus pechos descubiertos para algunos, otros llevaban una franela
color blanco con zapatos de cuero. Todos aquellos hombres tenían el cabello
corto como militares y en los brazos algunos símbolos y otros en la cara
llevaban cicatrices. ¿Quiénes eran aquellas extrañas personas?.
Heaven no
podía entender lo que sucedía, cada vez era más extraño todo, quería correr
pero estaba débil, su corazón daba un vuelvo, estaba nerviosa ya no tenía
fuerzas y la quemadura en su pie no la dejaba seguir. Sentía miedo de que
aquellos hombres pudieran hacerle algo malo. Uno de ellos tenía desde su ojo
izquierdo hasta su mentón una enorme cicatriz, les ordeno acercarse a ella.
Ella creía que había pasado por el peligro pero no era cierto, aun no estaba a
salvo en aquel lugar.
-¡No!... no me hagan daño. ¡Por favor!- dijo
asustada.
Los hombres
la tomaron entre todos cargándola, mientras ella intentaba moverse pero la
sujetaban muy bien, quería saber a donde la llevarían y que harían con ella. Intento
no pensar mal en el trayecto, recorriendo aquel bosque común pero con algunos árboles
de colores y otras maravillas, flores de tres pétalos amarillas, otras de dos pétalos
abiertos y en el medio un triangulo viscoso, como goma color naranja se podían
observar. Algunos de los hombres agarraban algunas comiéndoselas, ellos le
ofrecían y le decían que comiera, ya que era bueno para aliviar de la herida
que le había hecho el dragón, pero aun así se negaba, no tenía confianza en
ellos, no conocía aquel lugar y no sabía a donde la llevarían.
Heaven le
parecía estar en uno de sus sueños, quería que fuese un sueño pero no era así,
todo era realidad y se preguntaba cómo es que una puerta podía llevarla a un
lugar como ese.
Se
detuvieron en el camino, ella observo y logro ver un árbol enorme, mucho más
grande que el resto, su tronco era muy grueso como de 20 hombres juntos, sus
hojas eran amarillas brillantes como luciérnagas y colgaban. Se podía entrar a
través de una puerta de cristal como los hospitales, esta era el doble de una
puerta normal para ella. Nunca antes había visto un árbol así, en su rojizo
tronco tenia grabada unas líneas muy extrañas, era como si escribieran en
japonés pero en un árbol, un idioma diferente, las líneas daban forma a figuras
que quizás tenían algún significado. Sus ojos se dilataron por el asombro, movía
su cabeza de un lado a otro como si estuviese loca, los que estaban allí
caminaban y la observaron con extrañes al igual que ella, aun no había visto
tal cosa como aquella. Entraron y se detuvieron en un vestíbulo.
Las paredes
era de la misma madera del árbol y el mismo color rojo, un duende esperaba para
atenderlos e inmediatamente se acerco al hombre rostro cortado y hablaron entre
ellos. El duende era viejo, canoso y gordo, lo que más le llamaba la atención
eran sus orejas puntiagudas, una de ellas le faltaba la punta y se podía ver la
cicatriz.
Heaven
esperaba en lo que parecía una camilla, acostada. No dejaba de ver aquel sujeto
extraño y diminuto, llevaba una vestimenta verde, con cinturón. Aquel hombre de
rostro cortado ordeno a uno que la llevara a la una habitación en el área C2.
Heaven se alteraba un poco y solo preguntaba a donde iban a llevarla, empezaba
a asustarse aun mas y su herida a doler con más intensidad.
La llevaba
por un pasillo y al final doblando a la izquierda se encontraban otras puertas
de cristales más pequeñas. Se detuvieron en la puerta, le esperaba una
habitación con una cama de plumas y una pequeña mesa al lado de aquella,
aquella mesa estaba hecha de madera, pero era una madera diferente, brillante
como un espejo, parecido al caoba. Ella suponía que esa era la sala de alguien
cuya función era de un medico y la curaría. Se imaginaba a un duende o
cualquier especie que al verlo lo haría correr del grito que daría. La acostó
en ella con cuidado y la dejo sola allí, pensaba como salir pero su principal
problema era su pierna.
La puerta se
abrió nuevamente y un muchacho joven entro.
-¿Como te
has hecho eso?- Pregunto el joven, su voz era amistosa, dulce, suave y calida,
con vestigio de buen humor.
Heaven trago
grueso y lo miro a los ojos, su estatura era un poco más alta que la de ella.
Delgado se podría decir muy bien formado, ojos alargados de color café y cejas
pobladas bien pronunciadas. Cabello negro, cara delgada ovalada, su rostro era
atractivo. El se acerco a ella esperando su respuesta pero Heaven aun no sabía
como responder. Llevaba un atuendo parecido a un duende, una bata de
laboratorio larga y blanca con mangas cortas. Un cinturón que rodeaba su cintura
y usaba zapatos de cuero de dragón.
-Debes
responderme para saber cómo curarte la herida- Se acerco a ella con un caminar
relajado.
Sonrio y su sonrisa se vio reflejada en sus ojos.
-Un dragón
lo hizo- Dijo casi en susurro.
-¿Un dragón?...
debi imaginármelo, es una quemadura profunda, ¿Que no sabes que está prohibido
ir a las cuevas? A no ser…- se detuvo.
Algo en su
sonrisa le llamaba la atención a ella y le costó concentrase en lo que él le
preguntaba. Sus miradas se encontraron el aun sonreía. Heaven sintió un
hormigueo en el estomago, ella pensaba que era dolor de estomago por no comer.
-Emm… si
pero no sé como llegue allí- tartamudeaba y a ella eso le era extraño.
El se doblo
mirando su pierna quemaba, examinándola. Alejo un poco la preocupación de
Heaven, sentía que podía confiar en él. Ese muchacho tenía algo especial, su
sonrisa la tenía hipnotizada.
Ella
observaba con detalle como el examinaba su herida.
-Es bastante
profunda, pero estará bien. Tienes suerte de que solo fue la pierna
El se
levantaba y la observo con una ligera sonrisa, tomaba unas cosas de la mesa que
estaba allí, era como un algodón.
-Esto te
dolerá un poco-
Lo coloco
sobre la herida y al instante Heaven grito de dolor. Limpio un poco la herida y
luego la cubrió con una hoja grande de color amarillo, eso le calmo un poco el
dolor.
-Bien ya con
eso estarás mejor, luego te cambiare la hoja- se incorporo y la miro.
Sus miradas
se conectaron, el se quedo quieto, miro a Heaven como si hubiera experimentado
una gran conmoción. Ella estaba atrapada en su mirada y experimentaba lo mismo
que el. Estaban conectados, ella era incapaz de hablar, quería seguir
experimentando aquella sensación. El estaba como hipnotizado, en ella había
algo que le llamaba la atención, le causaba una sensación que no podía explicar
porque era primera vez que sentía algo así. Carraspeo y pestaño varias veces.
-¡De dónde
vienes?, nunca te había visto… ¿vives en algún valle cerca?- volvió a sonreírle.
Era una
sonrisa calida y amigable que a ella le gustaba, la petrificaba. Su sonrisa era
un descubrimiento especial, se ruborizo un poco y miro su pierna que un le dolía.
-No no soy
de aquí- dijo ella pasando su mano por su pierna sin tocar la herida.
-Estarás
bien, debes ser paciente- dijo él
El se daba
vuelta dejando algunos instrumentos en la mesa esperando si ella le respondía a
sus preguntas, quizás porque algo de ella le gustaba.
-A propósito
tienes nombre?-
-Yo.. emm… Soy
Heaven- dijo ella volviendo su mirada a su sonrisa y mordió su labio un poco
timida.
–Donde
vivo?- intentaba evadir aquella pregunta. Heaven no sabía que responder estando
en un lugar que no conocía, si le decía a el, le parecía loco saber de dónde venía.
Heaven no
quería decirle de donde venia porque le parecería ilógico a él, sin embargo
viendo donde estaba y lo que había pasado pensó que no existía nada más loco y
fuera de imaginación que eso. Justo cuando iba a decirle dos pequeños duendes
aparecieron en el lugar.
-Ethan, en
la habitación N° 250 hay un hada con problemas para volar- dijo uno de los
duendes al entrar, el más pequeño. Los duendes miraron curiosos y extrañados a
Heaven.
-Hada- decía
Heaven consigo misma, viendo extrañada a los duendes, ella nunca excepto quizás
en televisión o alguna que otra historia había visto duendes y ahora los tenia
de frente, en la realidad y sin estar soñando.
-Cuando
termine aquí iré allá Amy- contesto Ethan.
-Ethan… ¿quién
es esa joven? No la había visto por acá en mis 300 años- pregunto el duende más
alto.
-Ella es
Heaven- dijo él-
-Heaven
ellos son Max y Amy, son los mejores duendes de Vilhon-
-¿Cuándo
podre irme de aquí?-
-Cuando estés
mejor… además hay que avisarle a alguien que estas aquí-
La
amabilidad del joven que los duendes llamaron Ethan era una sensación dichosa
en Heaven,
aunque ella seguía intrigada por la reacción de los duendes que los
notaba nerviosos.
-tú te
llamas Heaven?- repitió Amy agarrando la mano de Max con su corazón dando
fuertes latidos.
Los estaban en pánico, intentaban no notarlo.
-Si… me
llamo Heaven- concluyo ella.
-Heaven- Max
volvió a repetir con tono de voz bajo
-¿Pueden
decirme que hay con mi nombre?-
Heaven
empezaba a inquietarse con los duendes que no paraban de preguntar y decir su
nombre como si se tratara de una fugitiva.
-Es verdad… ¿les
pasa algo? Los noto nerviosos, acaso la ¿Conocen?
Ethan se
dirigía a los duendes también un poco confundido.
-No no- sonrió
Amy nerviosa.- como llegaste hasta aquí? Porque no te habíamos visto
Amy
intentaba obtener información actuando de forma discreta, no podía creer que
era Heaven, la niña que salvaron. Eso representaba una amenaza para ellos. Sin
embargo Heaven no sabía como responder a aquella pregunta.
-Es una
historia muy larga… solo quiero salir de este lugar… ¡Es de locos!- dijo Heaven
Heaven se
acomodaba mejor sobre el colchón hecho de plumas.
-Si no
hubiese encontrado esa puerta- susurro ella.
Bajo la
mirada arrepentida de estar en aquel lugar. Aun cuando lo había dicho en
susurro todos escucharon, estaban en una habitación donde el mas mínimo ruido
se escuchaba.
-Puerta?-
pregunto Ethan curioso
-Solo dices
cosas- se apresuro Max
-Si la pobre
esta cansada- Amy se apresuro después de Max
Los duendes
impidieron que Ethan hiciera más preguntas, no podía enterarse de aquello.
-Si lo mejor
será que descanses un poco- Ethan se acercaba y cubría a Heaven para dejarla
dormir
-Deberíamos
ir a la próxima habitación donde se encuentra la hada- dijo Amy
-Yo me
quedo, la cuidare Ethan- Max le hizo señas a Amy
Salieron de
la habitación y el duende se acerco mas a ella observándola. Tenía los mismos
ojos de cuando era bebe.
-Ethan no
sabe de dónde vienes, pero yo si- Max miraba a Heaven seguro.
Heaven se sorprendió
por la forma en cómo le hablaba el enano duende Max.
-Que tu
sabes de donde vengo?- pregunto ella.
Ella se
preguntaba extrañada por aquello, no había mencionado nada sobre donde venia.
-Estas en
peligro Heaven, debes irte- dijo Max observando su pierna
-Porque
estoy en peligro?- apenas se que existe este lugar-
-Lo sé, ¿como
llegaste hasta aquí?-
Pregunto
intrigado aun observando su pierna
-Por la
puerta que estaba en el sótano- dijo Heaven.
Aun no
confiaba en aquel duende, en nadie de aquel lugar, ella se preguntaba como sabía
el de donde venia ella y porque le decía que estaba en peligro.
El duende se
sorprendió al escucharla, sus gruesos ojos se abrieron un poco mas, como había
entrado en ella sino había forma de hacerlo, se preguntaba asi mismo.
-¿La puerta
del sótano?, por la puerta donde llegaste, por esa puerta has salido… nunca
debiste venir aquí- dijo max
Sus palabras
eran sabias, Heaven quedo intrigada con lo que le había dicho y no entendía
porque aquellas palabras.
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