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3/26/2015

Capitulo IV. Borjhan

En fracciones de segundos abrió la puerta y entro en ella mirando al suelo esperando encontrar lo que sonaba. Sin embargo, estaba rodeada de neblina, sus pies tocaban un piso duro blando brillante que cegaba sus ojos por completo. Heaven se sentía como en el cielo hasta pensaba que estaba muerta, de un golpe la puerta cerro y ella volvió poniéndose nerviosa. Comenzó a buscar nuevamente la puerta mirando a todas partes desesperada llena de pánico. Tenía que moverse, comenzó a correr por las nubes de niebla blanca. 

El temor comenzaba a invadir su mente, pensaba si pudiera ser como los sueños de freddy krueger, que vengaba su muerte hacia sufrir a sus víctimas jugando con su mente. Heaven estaba muy asustada, pensaba que nunca iba a salir de allí, corría y corría y aquel pasillo parecía no tener fin. Se asustaba porque se agitaba y no respiraba bien, no quería entrar en un ataque de asma, le aterraba morir sola en aquel lugar, intentaba calmarse un poco y recobrar el aire. Fue tanta su angustia que de tanto correr que al final logro ver una pequeña luz que le dio esperanzas, sus energías volvieron.

La luz estaba un poco lejos pero tenía que llegar allí o quedaría encerrada en aquel lugar. Ya estaba perdiendo totalmente el control, a medida que iba caminando su desesperación era aun mayor que sus respiraban agitados y con dificultad. Una puerta fina y elegante de un rojo sangre apareció a lo lejos, pensaba que era su salida así que corrió rápidamente tomando la manilla y abriendo, sin pensarlo entro en ella con el corazón aliviado, pensando que estaba nuevamente en el sótano. Al entrar se da cuenta que no era el sótano, aquello paso de ser un lugar con luz y neblina a uno donde solo había oscuridad, apenas si se podía ver una pequeña luz a lo lejos.

Aquel lugar estaba cubierto de rocas, se escuchaban ruidos extraños desde el interior; al mirar hacia arriba se podían observar algunas telas de araña negras. Ella no quería saber de quién eran esas cosas, al verlas se aterro y solo quería salir de allí.

Una gotera caía y generaba un eco pausante en el vació de aquel lugar, ella se dio cuenta que la gotera caía en un pequeño hilo de agua que corría en dirección hacia la luz. Heaven siguió con mucha calma aquel pequeño riachuelo esperando la llevara a la salida. Un ruido se había escuchado en aquel lugar, un ruido que heaven conocía en sus sueños y que le daba terror tanto así que se paralizo, no sabía qué hacer, tuvo que calmarse un poco y seguir sigilosamente llegando a una roca que era más o menos de su tamaño, desde allí pudo ver de reojo a un dragón que era diferente al de su sueño, pero no dejaba de ser un dragón, estaba dormido y el sonido que se escuchaba era los ronquidos que eran como suspiros hondos.

El dragón era enorme, con una piel gruesa y escamosa, tan gruesa que ni la mejor flecha era capaz de penetrar tal armadura, sus ojos eran como de una serpiente, eran de un color rojo como el fuego que llevaba por dentro. Tenía una cola larga puntiaguda al final, en su extremo era una forma de flecha, sus alas eran enormes con bordes cortados y filosas puntas al final. Avanzaba sin hacer ruido pasando por él; el dragón aun dormía.

Al estar atenta al dragón no se fijo que una roca estaba al frente y tropezó quejándose. El ruido de su quejido hizo que el dragón soltara un ligero suspiro que más bien parecía un rugido. Estaba pálida del susto, el dragón despertó furioso al verla y ella corrió. Él le lanzo fuego y le quemo en la pierna.

Heaven corría sin parar, sentía un gran dolor en su pierna, como una quemazón, ella no le hacía mucho caso, seguía alejándose de aquel dragón que la seguía, se escondió detrás de unos gruesos y grandes árboles que habían justo en el camino. Se detuvo para agarrar algo de aire y se percato que ya no veía la cueva ahora pisaba un pasto amarillo y al frente tenía un árbol color azul. Asombrada lo miro y luego de unos segundos sentía picazón en su pierna, la observo y ahogo un chillido, lo tenía muy quemado su pierna estaba sangrando mucho y a ese paso terminaría por desmayarse sino tenia atención medica con urgencia, pero en un lugar así encontrar médicos no era sencillo, si es que los había.

Heaven se dejo caer en llanto al pie de aquel extraño árbol azul, sentía el pasto al acostarse sobre el, iba a morir allí, nadie la salvaría. Sus padres creerían que se había ido y le habría pasado algo en la calle, todos la buscarían y no la encontrarían en ningún lugar. Sus seres queridos llorarían por ella.

Su llanto se escuchaba algunos metros, se sentía exhausta pero tenía que hacer el intento de salvarse. Al hacerlo como pudo por el dolor, ya su pierna no le respondía casi y un ruido como un aullido se escucho, varios hombres con una vestimenta extraña para ella salían entre los arboles observándola. Tenían capas negras de cuero de dragón, pantalones del mismo material y color negro algo apretados en los muslos. Sus pechos descubiertos para algunos, otros llevaban una franela color blanco con zapatos de cuero. Todos aquellos hombres tenían el cabello corto como militares y en los brazos algunos símbolos y otros en la cara llevaban cicatrices. ¿Quiénes eran aquellas extrañas personas?.
Heaven no podía entender lo que sucedía, cada vez era más extraño todo, quería correr pero estaba débil, su corazón daba un vuelvo, estaba nerviosa ya no tenía fuerzas y la quemadura en su pie no la dejaba seguir. Sentía miedo de que aquellos hombres pudieran hacerle algo malo. Uno de ellos tenía desde su ojo izquierdo hasta su mentón una enorme cicatriz, les ordeno acercarse a ella. Ella creía que había pasado por el peligro pero no era cierto, aun no estaba a salvo en aquel lugar.

 -¡No!... no me hagan daño. ¡Por favor!- dijo asustada.

Los hombres la tomaron entre todos cargándola, mientras ella intentaba moverse pero la sujetaban muy bien, quería saber a donde la llevarían y que harían con ella. Intento no pensar mal en el trayecto, recorriendo aquel bosque común pero con algunos árboles de colores y otras maravillas, flores de tres pétalos amarillas, otras de dos pétalos abiertos y en el medio un triangulo viscoso, como goma color naranja se podían observar. Algunos de los hombres agarraban algunas comiéndoselas, ellos le ofrecían y le decían que comiera, ya que era bueno para aliviar de la herida que le había hecho el dragón, pero aun así se negaba, no tenía confianza en ellos, no conocía aquel lugar y no sabía a donde la llevarían.

Heaven le parecía estar en uno de sus sueños, quería que fuese un sueño pero no era así, todo era realidad y se preguntaba cómo es que una puerta podía llevarla a un lugar como ese.

Se detuvieron en el camino, ella observo y logro ver un árbol enorme, mucho más grande que el resto, su tronco era muy grueso como de 20 hombres juntos, sus hojas eran amarillas brillantes como luciérnagas y colgaban. Se podía entrar a través de una puerta de cristal como los hospitales, esta era el doble de una puerta normal para ella. Nunca antes había visto un árbol así, en su rojizo tronco tenia grabada unas líneas muy extrañas, era como si escribieran en japonés pero en un árbol, un idioma diferente, las líneas daban forma a figuras que quizás tenían algún significado. Sus ojos se dilataron por el asombro, movía su cabeza de un lado a otro como si estuviese loca, los que estaban allí caminaban y la observaron con extrañes al igual que ella, aun no había visto tal cosa como aquella. Entraron y se detuvieron en un vestíbulo.

Las paredes era de la misma madera del árbol y el mismo color rojo, un duende esperaba para atenderlos e inmediatamente se acerco al hombre rostro cortado y hablaron entre ellos. El duende era viejo, canoso y gordo, lo que más le llamaba la atención eran sus orejas puntiagudas, una de ellas le faltaba la punta y se podía ver la cicatriz.

Heaven esperaba en lo que parecía una camilla, acostada. No dejaba de ver aquel sujeto extraño y diminuto, llevaba una vestimenta verde, con cinturón. Aquel hombre de rostro cortado ordeno a uno que la llevara a la una habitación en el área C2. Heaven se alteraba un poco y solo preguntaba a donde iban a llevarla, empezaba a asustarse aun mas y su herida a doler con más intensidad.
La llevaba por un pasillo y al final doblando a la izquierda se encontraban otras puertas de cristales más pequeñas. Se detuvieron en la puerta, le esperaba una habitación con una cama de plumas y una pequeña mesa al lado de aquella, aquella mesa estaba hecha de madera, pero era una madera diferente, brillante como un espejo, parecido al caoba. Ella suponía que esa era la sala de alguien cuya función era de un medico y la curaría. Se imaginaba a un duende o cualquier especie que al verlo lo haría correr del grito que daría. La acostó en ella con cuidado y la dejo sola allí, pensaba como salir pero su principal problema era su pierna.

La puerta se abrió nuevamente y un muchacho joven entro.

-¿Como te has hecho eso?- Pregunto el joven, su voz era amistosa, dulce, suave y calida, con vestigio de buen humor.

Heaven trago grueso y lo miro a los ojos, su estatura era un poco más alta que la de ella. Delgado se podría decir muy bien formado, ojos alargados de color café y cejas pobladas bien pronunciadas. Cabello negro, cara delgada ovalada, su rostro era atractivo. El se acerco a ella esperando su respuesta pero Heaven aun no sabía como responder. Llevaba un atuendo parecido a un duende, una bata de laboratorio larga y blanca con mangas cortas. Un cinturón que rodeaba su cintura y usaba zapatos de cuero de dragón.

-Debes responderme para saber cómo curarte la herida- Se acerco a ella con un caminar relajado. 

Sonrio y su sonrisa se vio reflejada en sus ojos.

-Un dragón lo hizo- Dijo casi en susurro.

-¿Un dragón?... debi imaginármelo, es una quemadura profunda, ¿Que no sabes que está prohibido ir a las cuevas? A no ser…- se detuvo.

Algo en su sonrisa le llamaba la atención a ella y le costó concentrase en lo que él le preguntaba. Sus miradas se encontraron el aun sonreía. Heaven sintió un hormigueo en el estomago, ella pensaba que era dolor de estomago por no comer.

-Emm… si pero no sé como llegue allí- tartamudeaba y a ella eso le era extraño.

El se doblo mirando su pierna quemaba, examinándola. Alejo un poco la preocupación de Heaven, sentía que podía confiar en él. Ese muchacho tenía algo especial, su sonrisa la tenía hipnotizada.
Ella observaba con detalle como el examinaba su herida.

-Es bastante profunda, pero estará bien. Tienes suerte de que solo fue la pierna

El se levantaba y la observo con una ligera sonrisa, tomaba unas cosas de la mesa que estaba allí, era como un algodón.

-Esto te dolerá un poco-

Lo coloco sobre la herida y al instante Heaven grito de dolor. Limpio un poco la herida y luego la cubrió con una hoja grande de color amarillo, eso le calmo un poco el dolor.

-Bien ya con eso estarás mejor, luego te cambiare la hoja- se incorporo y la miro.

Sus miradas se conectaron, el se quedo quieto, miro a Heaven como si hubiera experimentado una gran conmoción. Ella estaba atrapada en su mirada y experimentaba lo mismo que el. Estaban conectados, ella era incapaz de hablar, quería seguir experimentando aquella sensación. El estaba como hipnotizado, en ella había algo que le llamaba la atención, le causaba una sensación que no podía explicar porque era primera vez que sentía algo así. Carraspeo y pestaño varias veces.

-¡De dónde vienes?, nunca te había visto… ¿vives en algún valle cerca?-  volvió a sonreírle.

Era una sonrisa calida y amigable que a ella le gustaba, la petrificaba. Su sonrisa era un descubrimiento especial, se ruborizo un poco y miro su pierna que un le dolía.

-No no soy de aquí- dijo ella pasando su mano por su pierna sin tocar la herida.

-Estarás bien, debes ser paciente- dijo él

El se daba vuelta dejando algunos instrumentos en la mesa esperando si ella le respondía a sus preguntas, quizás porque algo de ella le gustaba.

-A propósito tienes nombre?-

-Yo.. emm… Soy Heaven- dijo ella volviendo su mirada a su sonrisa y mordió su labio un poco timida.

–Donde vivo?- intentaba evadir aquella pregunta. Heaven no sabía que responder estando en un lugar que no conocía, si le decía a el, le parecía loco saber de dónde venía.

Heaven no quería decirle de donde venia porque le parecería ilógico a él, sin embargo viendo donde estaba y lo que había pasado pensó que no existía nada más loco y fuera de imaginación que eso. Justo cuando iba a decirle dos pequeños duendes aparecieron en el lugar.

-Ethan, en la habitación N° 250 hay un hada con problemas para volar- dijo uno de los duendes al entrar, el más pequeño. Los duendes miraron curiosos y extrañados a Heaven.

-Hada- decía Heaven consigo misma, viendo extrañada a los duendes, ella nunca excepto quizás en televisión o alguna que otra historia había visto duendes y ahora los tenia de frente, en la realidad y sin estar soñando.

-Cuando termine aquí iré allá Amy- contesto Ethan.

-Ethan… ¿quién es esa joven? No la había visto por acá en mis 300 años- pregunto el duende más alto.

-Ella es Heaven- dijo él-

-Heaven ellos son Max y Amy, son los mejores duendes de Vilhon-

-¿Cuándo podre irme de aquí?-

-Cuando estés mejor… además hay que avisarle a alguien que estas aquí-

La amabilidad del joven que los duendes llamaron Ethan era una sensación dichosa en Heaven, 
aunque ella seguía intrigada por la reacción de los duendes que los notaba nerviosos.

-tú te llamas Heaven?- repitió Amy agarrando la mano de Max con su corazón dando fuertes latidos. 

Los estaban en pánico, intentaban no notarlo.

-Si… me llamo Heaven- concluyo ella.

-Heaven- Max volvió a repetir con tono de voz bajo

-¿Pueden decirme que hay con mi nombre?-

Heaven empezaba a inquietarse con los duendes que no paraban de preguntar y decir su nombre como si se tratara de una fugitiva.

-Es verdad… ¿les pasa algo? Los noto nerviosos, acaso la ¿Conocen?

Ethan se dirigía a los duendes también un poco confundido.

-No no- sonrió Amy nerviosa.- como llegaste hasta aquí? Porque no te habíamos visto
Amy intentaba obtener información actuando de forma discreta, no podía creer que era Heaven, la niña que salvaron. Eso representaba una amenaza para ellos. Sin embargo Heaven no sabía como responder a aquella pregunta.

-Es una historia muy larga… solo quiero salir de este lugar… ¡Es de locos!- dijo Heaven

Heaven se acomodaba mejor sobre el colchón hecho de plumas.

-Si no hubiese encontrado esa puerta- susurro ella.

Bajo la mirada arrepentida de estar en aquel lugar. Aun cuando lo había dicho en susurro todos escucharon, estaban en una habitación donde el mas mínimo ruido se escuchaba.

-Puerta?- pregunto Ethan curioso

-Solo dices cosas- se apresuro Max

-Si la pobre esta cansada- Amy se apresuro después de Max

Los duendes impidieron que Ethan hiciera más preguntas, no podía enterarse de aquello.

-Si lo mejor será que descanses un poco- Ethan se acercaba y cubría a Heaven para dejarla dormir

-Deberíamos ir a la próxima habitación donde se encuentra la hada- dijo Amy

-Yo me quedo, la cuidare Ethan- Max le hizo señas a Amy

Salieron de la habitación y el duende se acerco mas a ella observándola. Tenía los mismos ojos de cuando era bebe.

-Ethan no sabe de dónde vienes, pero yo si- Max miraba a Heaven seguro.

Heaven se sorprendió por la forma en cómo le hablaba el enano duende Max.

-Que tu sabes de donde vengo?- pregunto ella.

Ella se preguntaba extrañada por aquello, no había mencionado nada sobre donde venia.

-Estas en peligro Heaven, debes irte- dijo Max observando su pierna

-Porque estoy en peligro?- apenas se que existe este lugar-

-Lo sé, ¿como llegaste hasta aquí?-

Pregunto intrigado aun observando su pierna

-Por la puerta que estaba en el sótano- dijo Heaven.

Aun no confiaba en aquel duende, en nadie de aquel lugar, ella se preguntaba como sabía el de donde venia ella y porque le decía que estaba en peligro.

El duende se sorprendió al escucharla, sus gruesos ojos se abrieron un poco mas, como había entrado en ella sino había forma de hacerlo, se preguntaba asi mismo.

-¿La puerta del sótano?, por la puerta donde llegaste, por esa puerta has salido… nunca debiste venir aquí-  dijo max

Sus palabras eran sabias, Heaven quedo intrigada con lo que le había dicho y no entendía porque aquellas palabras.

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