Mirdor acariciaba la
parte baja del pequeño halcón que tenía en su mano. Chillaba y tenía la mirada
fija hacia el horizonte junto con su dueño. Sus ojos eran blancos como una
perla recién sacada, no tenía pupilas ni pensamientos propios, estaba muerta en
vida. Le daba una misión importante y para eso los demonios la habían matado y
puesto en su cuerpo el alma de uno de ellos.
- Ya sabes que hacer-
Indico Mirdor al halcón.
Aquel halcón despego
extendiendo sus enormes alas negras, perdiéndose entre las nubes y solo se
escuchaba su sonido característico que cada vez más se desvanecía a lo lejos. Mirdor
seguía contemplando el horizonte tranquilo, esperando que todo marchara como el
quería, sin ningún problema o sospechas que pudieran poner el peligro su plan.
Los demonios lo miraban atento a sus órdenes.
-Vayan a preparar a
los hashiramas.- Ordeno.
Heaven ya caminaba
perfecto sin ningún yeso, ni hojas purificadas, su pierna era libre y sana
nuevamente. Todo se lo debía a Ethan, sin él ella estuviera muerta. Llevaba
rato sin verlo desde aquel momento en el que se retiró con una conducta muy
extraña, ni siquiera había aparecido aquella tarde para la comida que había
preparado Amy para todos. No lo había visto en días y otro sanador era quien se
encargaba de ella; pensaba que a lo mejor fue a ver a su chica haciendo caso a
lo que le aconsejo ella. Heaven aún estaba dolida por no tener su apoyo en ese
momento cuando se enteró que Millan era su padre, dejándola con apenas un
desconocido para ella, no sabía porque él se había comportado de aquella forma,
tal vez algo le pasaba. Muchas cosas pasaban por su cabeza de lo que le había
ocurrido y no dejaba de pensar en él.
Owen no la dejaba un
minuto y eso la fastidiaba, no le gustaba que la acosaran o la molestaran
tanto, y tenía que buscar un respiro. Cada mañana que pasaba Owen la llevaba a
caminar por la cámara y los mismos sitios. En el tiempo trascurrido el dragón
se dejaba ayudar; ella había conocido muchas mujeres que con sus conocimientos
de manualidades mejoro un poco más la producción de objetos tazas y hasta ropa,
diseñando y explicando nuevas formas de hacerla, de cambiar la vestimenta.
- Señor, Biblion ha
sido atacado por hashiramas. Hay muchos heridos-
Informo el guardián. Un hombre corpulento con voz
gruesa, piel oscura, calvo.
Millan junto a todos
los que estaban desayunando en el pequeño comedor lúgubre de tantos cuerpos que
estaban allí. Muchos dejaron sus platos y junto a Millan salieron rápidamente.
Heaven quería ayudar de algún modo, no quería quedarse sin hacer nada, no le
gustaba eso.
- ¡Millan, espera! - Exclamo corriendo como pudo hasta su lado.
-Ahora no Heaven,
luego hablamos
-Quiero ir contigo
- No- dijo en seco.
- ¿Porque no?- Heaven
caminaba detrás de él siguiendo sus pasos.
-Heaven es muy
peligroso, no sabemos si Mirdor es quien causo esto como trampa para capturarte
así que quédate-
Su voz era gruesa y
aguda como la de un gigante, daba miedo escucharla, impartía respeto y mandato.
Las palabras fueron más que claras para Heaven, quien solo se quedó estática
observando como Millan se alejaba cada vez más.
-Ven conmigo- Esa voz
le resultaba familiar, venía a sus espaldas.
-¿Donde has estado?- Heaven
volteo y su tono de voz no era nada agradable, su rostro mostraba cierto enojo,
con el ceño fruncido y una mirada fija hacia Ethan quien era el que estaba a su
espalda.
-No me mires así, he
estado algo ocupado
- ¿Ocupado con qué?
Da igual, no quiero hablar contigo-
Volvió al comedor
donde ya se notaba mejor el lugar. En el centro una gran mesa redonda era la de
todos para comer. Muchas verduras, frutas estaban sobre ella sin ser tocadas.
Una muy particular le hizo recordar a Heaven su llegada, una de color morado,
triangular y viscosa .Agarro una en sus manos observándola, sintiendo aquella
textura blanda y rocosa por fuera como azúcar. Iba a atreverse a probarla.
-Yo no lo haría-
Ethan se acercaba a la mesa tomando asiento -Es un poco acida si la comes así...
Puedo hacerte una bebida con ella es mucho mejor- La observaba y notaba el
enojo de ella hacia él, aunque buscaba un pretexto el sabia porque se ausento.
-Entonces no la como.
No quiero que me hagas nada, puedo decirle a otro.- bramo. Ethan dejo salir
apenas una sonrisa y tomo aquella fruta cortándola con una navaja y exprimiéndola
fuertemente sacándole el jugo en un envase pequeño. -No seas tan testaruda, además
no hay nadie más aquí
-Yo lo hare sola- Tomo
un puñal de aquella fruta y fue al otro extremo de la mesa agarrando uno de los
cuchillos que habían dejado allí, buscaba entre las cosas algo que pudiera
exprimirlas y un envase de madera.
-Inténtalo a ver si
te gustara, se cómo preparar bien una bebida con esta fruta- Ethan termino de
preparar el jugo colocándole un poco de azúcar que había sacado de un trozo de
caña. -Ya está listo-
Se acercó a Heaven
sigilosamente ofreciéndole un poco.
-Gracias- Sonrió
amigable y un poco dulce. -Siéntate para que hablemos un momento.
Ethan saco dos de los
asientos debajo de la mesa para que ambos se sentaran a platicar, él lo hizo
primero.
-Puedes decirme
¿porque estas de ese humor conmigo?- pregunto Ethan sabiendo que respuesta le darían.
Él se sentía un poco incómodo, nunca había estado en una situación así. Heaven
agarro el jugo acerándose a él con pasos lentos observándolo después de sus
palabras.
-Te necesitaba cuando
me dejaste con Owen Ethan, te fuiste dejándome- Suspiro enojada intentando que él
no se diera cuenta. Alzo el jugo en el envase de madera y lo coloco por encima
de su cabeza haciendo que esta cayera sobre ella. - Esto es por hacerlo.
Dejo sobre la mesa el
envase vacío y camino hacia la segunda puerta a un extremo.
Ethan se molestó un
poco pero se contuvo porque sabía que lo merecía, aunque no esperaba eso. Se levantó
siguiendo a Heaven
-!Oye! ¡lo siento!- Exclamo en voz alta -Te dije Millan me necesitaba, era importante. Además no
estabas tan sola.
-¡Te había dicho que
Millan estaba en una reunión! - Exclamo enojada.
Lo miro solo unos
segundos para luego bajar su rostro negando y luego se volteó nuevamente
abriendo la puerta. En ese instante una mujer pequeña, cabello rizado y delgado
se acercó a la puerta.
-Ethan, los heridos están
llegando. Ethan se había enojado un poco al ver lo testaruda que era Heaven,
aunque por alguna razón le gustaba algo de eso.
-Iré a cambiarme y
voy con ellos- Comento en voz alta y aguda cuando se retiraba del comedor, preocupado
por los heridos que tenía que atender.
-Yo iré a ayudar- Índico
Heaven caminando detrás de él.
Ethan la observo y su
ligera sonrisa dio a entender que le gusto que quisiera ayuda.
-Espérame en la cámara
de sanación, voy en enseguida... Y Heaven… De verdad lo siento-
Ethan se retiró rápidamente
a cambiarse, toda su ropa era jugo, hasta el olor era fuerte y tal vez a los
heridos no les agrade. Ella no sabía dónde estaba esa cámara así que pidió a la
mujer pequeña que la llevara hacia ella. Al entrar contuvo un aliento y sus
ojos se abrieron como grandes platos de asombro. Trago grueso y se quedó por
unos instantes petrificada. Habían muchas personas acostada en una fina sabana
en el piso, muchas de ellas estaban ensangrentada, moribundas y pidiendo ayuda.
El olor del lugar era desagradable ya que era sangre mezclada con arena, hojas
y medicamentos.
Había varios duendes
ayudando a aquellos heridos, uno de ellos se encargaba de sacar el agua
ensangrentada y tirarla en un hoyo de desagüe que había cerca. Gritos de dolor
se escuchaban y trozos de tela iban y venían bañadas en sangre. Además de
hombres había hadas y duendes en la misma condición, los sanadores intentaban
con la mejor atención y paciencia curar los pequeños tejidos de las hadas. Heaven
no sabía de qué manera ayudar y Ethan estaba tardando mucho, el lugar era un
caos, ella se preguntaba como el podía soportar todo eso. Miraba a un lado a
otro y luego escucho su nombre, alguien la llamaba.
- Heaven…- Cerro sus
ojos y en el próximo segundo los volvió abrir recuperándose del shock que le había
dado. Ella en esos casos no era de deprimirse y no hacer nada, curiosamente era
de no mostrar sentimiento alguno, pena´, desesperación o lastima, sino cosas
similares a esas la hacían actuar y pensar con agilidad. Al frente estaba Owen
colocando sus manos sobre el pecho de un duende deteniendo su hemorragia. Ethan
había llegado al lugar, al entrar su asombro fue devastador, nunca había tenido
tanto trabajo. Rápidamente se puso a trabajar, indico a uno de los ayudantes
que le consiguieran agua y unos paños. Observo que Heaven estaba ocupada así
que camino hacia donde había un hada muy herida y que estaba a punto de morir.
Coloco sus manos
sobre su pecho tratando de detener el sangrado, recibió el agua y los paños
colocando uno en su frente y otro en el pecho presionando fuertemente. Heaven
ayudaba a Owen a detener la hemorragia del duende colocándole un paño. Ya había
visto a Ethan haciendo su trabajo y en otro extremo a Amy y Max. Millan llegaba
cargando entre sus brazos un hombre de mayor edad con la cabeza rota. Lo coloco
al lado de Heaven y le presionaba también con un paño y luego le colocaba hojas
purificadas en la herida. El viejo miraba a Heaven soportando el dolor.
-¿Heaven? - Pregunto
Owen. Estaba esperando que quitara sus manos. En ese preciso momento el viejo
se exaltó
-!Tu¡ Es tu culpa- La señalaban. Heaven miraba
al viejo extrañada, no sabía porque decía eso sobre ella y ya la estaba
asustando. Quito las manos de aquel duende herido y se levantó asustada, todos
empezaban a mirarla y señalarla como culpable.
-Ella... Por culpa de
ella…- Decían varias personas heridas a la vez señalándola. Heaven se sentía
confundida y ver a aquellas personas culpándola de algo que no tenía idea.
-Mirdor nos advirtió
que si tú no morías nosotros lo hacíamos por ti.
Aquello fue como una
puñalada en el corazón de ella, sentía ganas de llorar pero no lo haría en
aquel lugar y se contuvo las ganas.
- Heaven es mi hija,
por lo tanto quiero respeto para ella mientras vivan aquí y estén a mis
cuidados. El que no quiera será puesto en una celda en lo último y oscuro de la
cámara- grito Millan en tono grueso, firme y autoritario. Aquello resonó por
todo el lugar.
Millan se acercó a
Heaven para sacarla de ese lugar, a cargo dejo a Ethan, Amy, Max y Owen para
que atender los heridos mientras el llevaba a Heaven afuera. Ethan observaba
con preocupación a Heaven, quería en cierto modo acercarse a ella pero de
momento tenía labores que hacer y aquellos heridos necesitaban atención. El
hada que Ethan atendía había muerto, perdió mucha sangre y el no pudo hacer
mucho, la herida era profunda. Cubrió su cuerpo con una sábana blanca y siguió
atendiendo otros heridos. Heaven se retiraba con Millan fuera de la cámara,
ambos debían hablar mucho.
-¿Porque me dicen así?
¿Qué les hice?
-Mirdor los amenazo.
-Quiero irme de aquí.
Si puedes salir a rescatar entonces salgamos y me llevas a la cueva para
regresar a casa.
-No es fácil. Hay espías
por todo Borjhan.-
-¿Cómo salieron a
rescatarlos a ellos? Debieron tener un plan. Quiero irme.- Imploraba con lágrimas
en los ojos. Un gran nudo en la garganta y gran congestión en la nariz que por
su condición no la dejaba respirar bien. Quería salir de aquel lugar donde
todos la culpaban, donde la querían muerta y donde no tenía en quien confiar.
Millan decía ser su padre pero faltaban muchas respuesta que debía contestar.
-Es momento de que
sepas todo con detalles... Vamos a dar una vuelta así podremos hablar mejor-
La voz de Millan se
tornaba un poco cálida, su mirada se fijaba hacia el frente y su caminar lento
con su espalda erguida. En él se veía seguridad y confianza de lo que iba a
decir, aunque de seguro Heaven no iba a tomarlo nada bien. Heaven tenía muchas
preguntas que hacerle a Millan, pero antes sabía que debía estar calmada,
respiraba profundo tomando aire ya que no podía respirar bien, se sentía muy
sola.
- ¡Millan! - Ethan los detenía.
- ¿Porque no estas
con los enfermos?
- Tienes que venir a
ver
Millan se detuvo en
su andar y se regresó de Inmediato a ver qué sucedía.
-Heaven lo mejor será
que esperes aquí, lo que sucede adentro no es el ambiente adecuado para ti
Ethan trataba de
calmar un poco a Heaven y le aconsejaba esperar afuera, ya que sería mejor para
ella. Millan entro nuevamente y encontró todos los cuerpos muertos.
-Todo va a estar
bien, no les hagas caso, nada de esto es tu culpa-
Una de sus manos
acariciaba la mejilla de Heaven suavemente, aunque estaba nervioso al hacer
eso, además que Heaven no quería hablarle.
Millan entro viendo a
todos los cuerpos muertos. Los cuerpos estaban helados, en su piel se podían
observar las venas. Estas estaban de un color negro y algo gruesas tanto así
que se marcaban en la piel. Millan fruncía el ceño, extrañado ante tal masacre,
nunca había visto un cadáver ponerse así.
- Debemos sacarlos a
todos, no los toquen.
Millan ordenaba a
todos, no sabían que era lo que les había sucedido y no sabía si era dañino
para ellos. Heaven que entraba con la impaciencia que tenía afuera se quedó
perpleja tapándose la boca, quedando impresionada por los muertos. Sin
respirar, parpadeo varias veces y luego cerró los ojos. Ethan al ver que Heaven
había entrado se le acerco, colocando una de sus manos sobre el hombro de ella para
sacarla del aquel lugar.
-Heaven, vamos a
fuera no debes estar aquí
-¿Que les paso?-
Heaven no se movió de su lugar aun mirando los cuerpos.
-Fueron envenenados
Heaven- Ethan bajaba su mirada, en el había impotencia y rabia, sabía que
Mirdor era el culpable de esto.
-¿Cómo fueron
envenenador? - Heaven se sentía muy mal.- ¿Es por mi culpa cierto? - Le
pregunto a ambos.
-Esto no es tu culpa.
Mirdor quiere ver toda la gente de Borjhan a sus pies, y aquellos que se
resisten los asesina- Millan fue más que claro con Heaven al decir que no era
su culpa.
-Eres mi hija. Te envié
a aquel lugar para que tuvieras una mejor vida lejos de esto. Mirdor cree que tú
eres, hija mía, la de la leyenda. Quien pasa por primera vez por la puerta es
porque es de corazón puro y valiente. Se dice que un hijo de los hermanos junto
con el dragón puro derrotara a los gobernantes.
-Y... ¿Se supone que
esa debo ser yo?
Heaven empezaba a
aterrarse, se preguntaba cómo es que ella haría eso, si no sabía ni pelear y además
ellos tenían poderes.
-Mirdor lo cree con
tu demostración en el anfiteatro Heaven. Mostraste tener la capacidad de tus
poderes- Contesto Millan.
-!No tengo poderes! ¡Me
quiero ir de aquí!- ]Exclamo Heaven saliendo de aquel lugar para escapar.
-¡Heaven, espera!-
Exclamo Millan viendo como ella salía rápido de aquel lugar. Ethan la siguió rápidamente
hasta alcanzarla. Él estaba sorprendido, aunque tenía sus sospechas.
-Espera!... Heaven se
detuvo volteando a verlo.
-¿Qué quieres? También
déjame tranquila, ve a atenderlos a todos pero ya déjame- suplico bajando bajo
la mirada enojada y llena de dolor.
Ethan se molestó al
ver su actitud. El no podía creer lo que pasaba, pero debía hacerlo y debía
estar con ella y apoyarla.
-Oye, ya basta ¿no?...
Sé que no debe ser muy fácil para ti, de no ser porque fue el propio Millan
quien te lo dijo no lo creería
Ethan coloco sus
manos sobre los hombros de ella intentando calmarla.
-Siempre pensé que
esa leyenda eran patrañas, pero ya veo que no. Debes calmarte y ser fuerte,
Millan no dejara que te suceda nada malo y bueno... Yo tampoco, no dejare que
pases esto tu sola.
Heaven quedo muda
mirando a otro lado, cruzo sus brazos sin decir nada, se quedó pensando en cómo
deshacerse de él, no quería que la viera llorar. Ethan se acercó a ella abrazándola,
rodeando sus brazos por su cadera. Era extraño para ella sentir el calor de su
cuerpo en el de ella.
Heaven no podía
comprender aquella repentina reacción de Ethan, era una forma de disculparse
por dejarla sola cuando lo necesito o acaso ese abrazo era por algo más que ni
el entendía. No le importo mucho, sentía su cuerpo, cada célula de su piel y le
gustaba aquello. Millan salió y los vio a Ethan abrazando a Heaven, así que no
hizo ruido alguno y se regresó. Ethan separo su cuerpo del de ella y dejo salir
una sonrisa.
-Mientras Millan y yo
estemos aquí, nadie va a lastimarte... Ya no estarás sola.
-¿Porque eres así
conmigo?
Los dos no estaban
tan lejanos uno del otro. Algo la hacía que dentro de ella se encogiese
nerviosa. Tenía a Ethan muy cerca, sintiendo su pecho con el de ella, miro sus
labios sintiendo el deseo de besarlo pero se contuvo.
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