Los cazadores llegaron al hospital demasiado tarde, ya el
duende viejo había muerto desangrado en la sala principal. Amy despertaba
después de haberse desmayado cubierta de la sangre del duende.
La sangre había recorrido varios metros hacia ella.
La sangre había recorrido varios metros hacia ella.
Max aún estaba dolido por los golpes de las raíces y como
pudo se levantó acercándose a Amy para
calmarla, ya que ella estaba alterada al ver que sus manos estaban cubiertas de sangre.
Gritaba fuerte de desesperación y miedo, estaba muy asustada, nerviosa, desesperada por quitársela, quería saber que había
ocurrido después.
-¿Quién murió?- pregunto ella mirando a Max.
Max miro el cuerpo del otro duende escuchando un llamado a su
otro extremo, era el niño.
- Sshh ya paso, estas a salvo- Le dijo mirándolo para
calmarlo también.
El pequeño estaba pálido aun del susto, casi ni podía hablar,
era muy joven para presenciar todo lo que había sucedido. Max tenía que esperar
que el lograra que Amy se calmara y así explicarle lo que había pasado con
Ethan y Heaven.
Este era el primer duende en morir asesinado en más de 2000
años. Max observaba lo mal que estaba el lugar, era claro que hubo una pelea.
-Ethan peleo con... Con esa bestia, pero se los llevaron a
los dos- Max apenas dijo.
-Hay que buscarlos Max. Los mataran - Dijo Amy levantándose
del suelo.
-Lo sé, hay que ir con él.
Heaven y Ethan aun estaban en la arena esperando que llegara
el momento, ella no sabía que era lo que iban hacer. Ethan ya sabía lo que iba
suceder, solo observaba a su alrededor y notaba lo repleto que estaba el lugar,
no soportaba ver como a ellos les parecía bien estar allí y creer que todo es
un espectáculo.
Unas de las rejas del volteo se abrieron saliendo un hombre donde
pasos hasta el centro del coliseo, alzo sus brazos abriendo sus manos para que
todos hicieran un completo silencio en el lugar.
- Bienvenidos - dijo con una sonrisa en sus labios, paso su
mano por su pelo largo hasta el hombro con un pequeño flequillo al frente, lo
acomodo hacia atrás, dejo su mano alzada a la altura del hombre suspirando.
- Mucho calor.
Agarro del bolsillo de su capa de plumas color blanca con
bordado de hilo de algodón dorado, teñido de colores vivo un abanico dorado moviéndolo
a la altura de su cara.
-He sido elegido por mi rey Mirdor para dar comienzo al
juego. Como todos saben el juego es una ofrenda para el dios del sol.
El hombre comenzó a dar detalles sobre aquel juego.
Explico que se juagaba con dragones y una pelota de hule
grueso con forma de una de melón. La pelota tenía que estar sujetada por el
jugador mientras su dragón volaba a una altura. Si el jugador la dejaba caer de
sus manos eran 8 puntos para el equipo contrincante. Era un juego de muerte,
por lo tanto los dragones se peleaban y lanzan fuego al sentirse amenazados; el
control sobre ellos debía ser perfecto y para ello los jugadores recibían un
entrenamiento anticipado. El primer equipo que lograra atravesar la pelota tres
veces o 10 puntos ganaba y el perdedor era sacrificado ante el dios del sol.
Ethan se había sorprendido puesto que no era lo que esperaba,
el juego había cambiado, cuando eran niño recordaba que los perdedores eran
encerrados en el calabozo una semana sin comida ni agua.
Los dos estaban asombrados, Mirdor los quería muertos aquel día
y para eso iban hacer ofrendados mediante un juego.
El piso de arena volvió
a abrirse a la mitad, solo tres metros y en el centro salía un aro de granizo
blanco tan grande como ella orilla de un poso, estaba adornado con relieves simbólicos
como jeroglifos.
-¿Qué es eso?
Heaven cada vez más se asustaba, tanto que hasta olvidaba que
estaba montando un dragón. Aquel aro termino salir, el juego estaba por comenzar
al momento de ser lanzada una moneda de oro.
El otro equipo salió a la arena. Eran hombres grandes,
fuertes y parecían rudos, solo tenían un taparrabo sujetado a la cintura y su
entre pierna.
La moneda cayó al suelo indicando que ellos comenzaban
teniendo la pelota.
El hombre de capa de plumas la agarro con algo de delicadeza
la pelota con sus manos y se acercó lanzándola a Ethan con poca fuerza sonriéndole.
-Suerte guapo- Le dijo retirándose de las arenas.
-Sujétate fuerte- Indicaba a Heaven.
Ethan se acomodaba sobre el dragón, no sabía cómo dominarlo
pero intentaría. Tenia mucho tiempo sin montar uno y ya no tenía practica. Solo
le preocupaba salvar a Heaven y salir de allí lo más pronto, y vivos.
Sujeto bien la pelota con una mano y al sonar la misma
campana que dio señal de su llegaba, todo el equipo contrincante salió volando
hacia ellos gritando con coraje.
Heaven pego un pequeño grito.
- ¡Ethan! ¿Qué hago? -Sujetaba bien las cadenas mirándolo ansiosa
de conocer lo que iba a indicarle.
-¡Vuela! ¡No dejes que te golpeen y aléjate de la boca de los
dragones!- dijo el alzando las caderas del dragón jalándola y pateando su costado
como un caballo de guerra para impulsarse al frente y volar por los aires a la
altura que les permitían.
-Heaven solo haz lo que te digo, yo distraeré los demás, vendrán
por mí porque tengo la pelota.
Ethan empezaba alejarse notando que los de los equipos contrarios
iban hacia él.
-Vamos Heaven, eleva tu dragón y ponte cerca del aro- ella
aun no reaccionaba, todo le daba vueltas-. Lanzare la pelota tú la sujetas y la
pasas por el aro solo así podremos ganar y salvarnos.
Ethan volaba evadiendo los otros dragones del equipo
contrario, no tenía mucha experiencia en montar dragones pero no lo hacían tan
mal, en casos extremos se hacía todo para salvarse.
Heaven agarro las cadenas sin saber cómo y torpemente, su dragón
gruñía y movía la pata trasera.
-Vamos- Le decía y se movía en su lomo.
El dragón gruño aún más saltando sobre sus patas y tomado el
vuelo.
Otro grito de ella se escuchó en el aire y un relámpago
estallo en medio de la arena. Mirdor se levantó de su asiento acercándose a la
baranda de piedra rojiza mirando a los lados buscando algo. Estaba confundido,
no sabía de donde había venido aquel rayo en un día soleado. Su única opción
era que su hermano Gallaghan estuviera por allí.
Observo varios segundos pero no vio nada. Mirdor no era
tonto, sabía que un rayo así solo lo hubiese hecho su hermano pero no estaba, pensó
en Ethan, pero él no haría un rayo ni queriendo.
Heaven volaba por los aire intentando acercarse al aro, pero
no... Uno de los del equipo contrario golpeo su dragón con el suya haciendo que
perdiese un poco el control. Volvió a tomar normal el vuelo mirando de reojo su
contrincante sin perderlo de vista. El corazón le latía fuerte sintiendo una
adrenalina inigualable, tomo su posición en el aro observando como Ethan era
golpeado por varios hombres que intentaban quitarle la pelota.
- ¡Ethan, dámela!-le grito esperando que el la lanzara hacia
ella y poder obtener el primer punto que los haría tener una ventaja sobre los demás
jugadores que ya eran entrenados.
El seguía volando intentando
que no le quitaran aquella pelota, se quejaba por golpes que le daban y su dragón
gruñía furioso botando fuego por su boca para apartar a los demás. Viendo que tenía
un espacio hacia delante entre sus contrincantes voló rápidamente lanzándole la
pelota a Heaven y ella la metió por el aro.
Los gritos de la multitud estallaron en aquel lugar.
El juego no terminaba, faltaban dos anotaciones más para
poder terminar el juego.
Rápidamente uno del equipo contrario agarro la pelota y entre
los del equipo se pasaban rápido la pelota jugando con ella, volando por los
aires burlándose de ambos. Ethan era competitivo y ya se sentía frustrado y
amenazado, entre ellos podían anotar un punto y empatar el juego.
Una idea brillante paso por su pequeña cabeza y voló en zig
zag por todos los dragones intentando que se mezclaran y se hiciera un gran
enredo. Ethan debía ahora intentar arrebatar la pelota al contrario y evitar
que anoten.
-Mantente aquí yo tratare de quitarles la pelota, sino puedo bloquéalos
usa tu dragón.
Ethan volaba hacia ellos golpeando su dragón y poder quitar
la pelota pero era difícil, el contrario era muy hábil. Los jugadores del
equipo contrarios hacían girar sus dragones evadiendo fácilmente a Ethan que
intentaba detenerlos y hacerles caer de su dragón jalándolos por la ropa.
Ethan forcejeaba manteniendo sujeto su dragón y lograba
soltarse volando detrás de quien llevaba la pelota, pero los otros no lo
dejaban.
Aquel jugador iba directo hacia el aro para pasar por allí la
pelota.
Heaven miraba atenta como se movía el que tenía la pelota,
como estaba en el aro intentaría detenerlo. Se colocó en el medio como obstáculo
para que aquel no pudiera lanzarla, pero dio una vuelta rápida a su espalda y el
tiro marcando su primer punto y golpeando fuerte e intensamente la espalda de Heaven.
Emitió un grito de queja y dolor cayendo en el lomo de su dragón,
lagrimas recorrían su rostro furiosa, enojada.
Un trueno hizo vibrar el cielo y varias nubes grises rodearon
el anfiteatro amenazando como llover. La tierra tembló levemente y los espectadores
comenzaban a asustarse un poco, no muchos comenzaron a salir, otros se quedaron
a seguir viendo. A pesar de haber sido golpeada por la pelota y tener su pierna
herida, Heaven nunca perdió el equilibrio y no cayo de dragón.
Mirdor estaba más preocupado, se le notaba en su caminar
buscando respuesta a aquel comportamiento climático.
Heaven se recuperaba un poco del golpe, observaba el cambio
del clima y eso le asustaba.
Ethan estaba con su dragón flotando lentamente en el aire,
miraba a Heaven y analizaba un poco los hechos que habían estado sucediendo.
Empezaba a sospechar que en Heaven había algo especial y cobraba sentido del
porque su padre la buscaba.
–¡Heaven! -exclamo preocupado- ya basta -dijo cuándo Tres del
equipo contrario se aceraban nuevamente al aro.
Tomo la cadena del dragón con la mano izquierda y salió
volando como un rayo alzo su brazo derecho y abro su mano. Las pequeñas gotas
cristalinas que salían de las nubes se unían haciendo una esfera de agua que Ethan
lanzaba a sus adversarios haciéndolos desbalancearse y tener que agruparse para
volver a atacar.
– ¡Basta!- gritaba Mirdor desde su posición.
Ethan seguía lanzando y atacando para poder terminar con
aquello, sabía que Heaven necesitaba ayuda médica por su pierna que se notaba más
colorada debido al golpe que había recibido por la pelota. Uno del equipo
contrario que tenía la pelota volaba directo hacia Heaven para meter la pelota.
Ella intento moverse pero el dragón no quería, estaba quieto. Cerro los ojos
para amortiguar el próximo golpe que se acercaba, en vez de eso escucho un
trueno y un grito de dolor, angustia y muerte.
Un rayo había caído sobre aquel hombre y su dragón
electrocutándolos, y matándolos.
El cuerpo cayó sobre la arena del anfiteatro, se escucharon
varias voces de asombro. La multitud estaba hablando y mirando todo lo que
había sucedido. Ethan estaba algo asustado deteniendo el ataque, muchos
pensarían que él lo había ocasionado. Se dio cuenta que la única respuesta era
Heaven, en sus pensamientos estaba aquella conclusión porque Mirdor no podía
hacerlo o eso pensaba él.
Mirdor también se había dado cuenta y mando a varios
Hashiramas y demonios al campo de batalla ordenando sus muertes.
–Mátenlos a los dos, que no queden vivos.
Mirdor no quería que alguien más que él y sus hermanos
tuvieran una habilidad.
Los del equipo contrario se apartaron de ellos dejándolos en
el medio de la arena, junto al aro. Volando asustados sobre sus dragones
estaban Ethan y Heaven.
-¿Que haremos Ethan?- preguntaba
Heaven mirando cómo se acercaban y agarraban las cadenas que tenían sujetados
los dragones.
–Hay que zafarnos de ellas- señalaba Ethan las cadenas.
Heaven miraba a los hashiramas y demonios, estos halaron sus
cadenas para sacarlos y bajarlos y así poder matarlos en tierra firme. Se
sujetaron fuertemente escuchando los rugidos y viendo como los dragones botaban
fuego intentando quemar a quienes les hacían daño.
Aún seguía lloviendo y Ethan pensaba volver a atacar pero no
les haría mucho, necesitaban salir del lugar y escapar.
Un fuerte jalón hizo que Ethan cayera al piso en medio de
cinco Hashiramas, asustado pero con orgullo levanto su mirada a su padre
tragando grueso, odiándolo aún más. Un Hashirama se acercó más a él y lo agarro
con sus colmillos por el brazo, que se
arrodillara. Él intentaba quitárselo, rasgaba y rompía su bata y su ropa, se
quejaba de dolor fuertemente.
-¡No!... no por favor déjenlo- Lloraba Heaven agarrando sus
cadenas y comenzando a volar.
El ambiente se tornó de un gris oscuro y el aire soplaba a
una mayor intensidad casi violenta, amenazaba con una gran tormenta eléctrica.
Mirdor estaba petrificado, era ella a quien buscaban por
tanto tiempo, era la amenaza.
Heaven estaba airada por lo que le sucedía a Ethan, iba a toda
velocidad con su dragón algo que solo un veterano puede hacer.
–Déjenlo- gritaba en el momento que un gigantesco remolino de
arena se levantó e hizo volar al hashirama que tenía a Ethan lanzándolo a unos
cuantos metros. El dragón de Heaven lanzo fuego siguiendo el ataque y un rayo cayó
enseguida dejando una gran abertura en la arena, los hashiramas no podían
cruzar esa grieta ya que caerían al vacío.
Mirdor estaba enfadado, observaba con sorpresa el poder de
Heaven que solo salía cuando ella se enojaba.
Heaven fue jalada por varios esclavos, cayendo sobre la arena
quejándose mal herida y desmayada, de inmediato fue rodeada por demonios. Sufrió
una fractura de su brazo derecho y su pierna herida se lastimo sangrando
demasiado, debía ser atendida rápido o podía entrar en shock y morir.
Ethan se recuperaba un poco y se levantaba observando lo
herida que estaba ella, estaba muy molesto, tanto que había perdido la razón y
paciencia. Alzo sus brazos y de aquellas nubes se formó una enorme esfera de
agua que al verla todos salieron corriendo y gritando de horror; Mirdor lo
observaba pensando que iba a hacer, ese no era el Ethan que él conocía, tímido
y sin habilidades.
Mirdor detuvo la esfera de agua en el aire con sus dos manos
y aplaudió haciendo que explotara esparciendo el agua por todo el terreno.
–No está nada mal para ser un mediocre.
Mirdor aun cuando pudo detener el ataque en su mente sabía
que de no ser por su habilidad y experiencia con ataque así hubiese muerto.
–Maldito… esto aún no termina.
Peleando contra el
poder de su padre, aunque sabía que no tenía oportunidad alguna contra él, sino
podía vencerlo al menos intentaría darle un golpe lo suficientemente fuerte
como para derribarle e intentar escapar con Heaven.
Mirdor se propuso a atacar a Ethan lanzándole una ráfaga de
esferas de agua, justo en ese momento entre las nubes grises que tapaban el
cielo como un manto, apareció un dragón blanco volando a toda velocidad al
terreno, en el un viejo anciano barbudo con pieles de otras especies ascendía
en la arena.
-Estabas muerto- dijo Mirdor a su cuarto hermano. –Entre los
cuatro te matamos.
Se acercaba más a la baranda haciendo señales a los
hashiramas que lo atacaran con todo.
Max que aún estaba en el lomo del gran dragón blanco se bajó agarrando
Ethan para que tomara a Heaven entre sus brazos y la montara sobre el dragón.
El viejo hombre detenía los hashiramas haciendo grietas en la arena aislándolos
para que no pudieran atravesar.
Una vez estando en el lomo del dragón, Ethan,
Heaven y Max volaron escapando del aquel lugar donde estuvieron cerca de morir.
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