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4/07/2015

Capitulo. VI. La Captura

Borjhan era el primero de tres mundos del universo, ubicado al sur del tercer reino, uno muy lejano al que nadie podía llegar. Se dividía en 4 territorios, limitados cada uno por un muro enorme de rocas grises y pasto llamado montañas de altura, las cuales eran frondosa que se extienden a lo largo de cada río. Dividido en grande territorio: Villhon, Biblion, Golhan y Eyrda. 

Cada uno de los terrenos era gobernado por un mago con una habilidad de los elementos; Agua, tierra, fuego y aire. Nadie más en Borjhan tenía aquellas habilidades, solo los demonios eran los que podían tener magia oscura pero ellos como hombres eran los únicos. Los cuatro hermanos provenientes de Eyrda la tierra de los hombres reales, hombres que se les llamaban Los Afortunados. Llamados así por la suerte y atención del dios del sol, cada petición, ruego, se les concedía.

Nacieron de una familia humilde que ofrendaron sus pertenencia al Dios del sol y este les concedió cinco hijos con grandes poderes, cada uno desarrollo una habilidad especial que la de dominar uno de los cuatro elementos.

Mirdor era gobernante de Villhon, una tierra fértil y llena de toda clase de frutas, plantas y habitada por duendes. El sitio más rodeado de dragones. Villhon está el territorio más abundante en agua, álamos y fresnos, contenía alrededor de cuatro pequeñas lagunas cristalinas y varios ríos que desembocaban en ella. Los dragones frecuentaban mucho estos lugares en busca de agua y por esa razón esos lugares estaban vigilados por los cazadores para alejarlos y proteger a los habitantes.
Biblion estaba al norte de Villhon, limitada por la montaña más grande de todo Borjhan llamada "Riesige". Biblion estaba gobernada por Haider el menor de los cuatro magos, con la habilidad de dominar el fuego. Unos territorios calurosos rodeados de escasa  vegetación y lagunas de agua muy salada. Los que más habitaban allí eran los troles y demonios, quienes en ocasiones torturaban a los pocos habitantes nobles: los unicornios para comerlos.

Eyrda se encontraba al Sur de Biblion, era una tierra calidad de aire puro y fresco, pero muy engañosa, el clima era muy cambiante y era característica la formación de remolinos violentos que arrastraban todo a su paso. Eyrda era gobernada por Killian el mayor de los magos, con la habilidad de dominar la tierra. Es donde viven los hombres, muchos de ellos eran escogidos por Killian para trabajar con sus otros hermanos o para él.

Golhan el último de los territorios, conocido mejor como "Tierra de Hadas" estaba en Norte- Este. Eyrda era una tierra fría, nublada, debido a la gran cantidad de aire que allí se originaba. Tenía montes elevados y arboles bajos y secos, casi congelados por el frio. Era gobernada por galhaganh el segundo de hermanos quien tenía el poder de dominar el aire.

Borjhan en cambio de ser un lugar hermoso, pasó a ser un lugar de miedo. Los magos junto con el apoyo de los demonios reinaban y nadie se atrevía a enfrentar a los magos por su poder, incluso los cazadores y centauros quienes eran los guardianes de Borjhan, junto a los Gigantes roca lo seguían siendo, pero ahora como aliados de los magos para defenderlos de aquellos que fuesen a revelarse contra ellos.

Los habitantes de Borjhan confiaban que un día todo cambiaria, pero sólo los magos sabían la otra mitad de la profecía: “Un hijo nacido de una mago, criado en otro mundo llegaría a despojar a los magos y ser el dueño del dragón de corazón puro”.

Mirdor al tener a su hijo único, Ethan. Lo tuvo encerrado, manipulado y alejado de todo, para que solo él pudiera manejarlo a su antojo. Cuando Ethan supo que su padre estaba en el hospital, creía que lo buscaba a él para llevárselo y nuevamente encerrarlo en un calabozo, pero no fue así.
Heaven y Ethan aún estaban sujetados por las grandes manos de aquello gigantes e rocasy Mirdor iba adelante con el Hashirama, en su rostro se marcaba una sonrisa llena de gloria, satisfacción y triunfo,  mientras Heaven aun con su pierna lastimada estaba asustada, no sabía a dónde la llevarían esos gigantes de roca. Estaba sola porque aún estuviera con Ethan aún no lo conocía muy bien, aunque de él le atraía algo que no podía dejar de mirarlo, no podía confiar del todo.

Seguían avanzando por un largo camino, entre la preocupación estaba el desespero de no poder saber donde los llevaban y que haría Mirdor con ellos o con ella ya que era a quién buscaba y quería.
Más adelante del camino del bosque había un edificio. El corazón de Ethan se acelero al ver aquel edificio de arena y piedra roja. Había jurado no regresar nunca y ahora estaba de vuelta, no sabía lo que les esperaría a él y a Heaven en ese lugar donde el nació y del cual huyo cuando era niño. El lugar era un ovalo que media aproximadamente 85 por 50 metros. El ovalo estaba hecho de piedra cubierto con arena y piedras, tenia aproximadamente unos 300 metros de alto, con balcones donde se alojaban los guardianes para reguardar el lugar. También había una grieta enorme en el camino y un puente de madera encima de una laguna, permitía el paso al lugar, la entrada era enorme con una puerta en forma de arco.

Al ir acercándose Mirdor miro a los balcones, los demonios de las torres sonaban el cuerno y las enormes puertas se abrieron. Las torres de aquel lugar median aproximadamente 14 metros de ancho por 180 metros de largo. Estas torres estaban sobre una plataforma que les sirve de base, en el extremo alto había una especie de balcón donde se ubicaban los demonios vigilando todo lo que sucedía alrededor

El gigante de roca dejo a Heaven y Ethan en el suelo a las afueras del lugar, este estaba cubierto de arena, a los alrededores solo se observaba un terreno plano y limpio con muy poca vegetación, había un pozo de donde los hombre esclavos sacaban agua para saciar la sed de las bestias que habían en aquel lugar. fueron sujetados por otras especies de Hashiramas, obligándolos a entrar al interior del anfiteatro el cual estaba iluminado por antorchas y velas. El suelo estaba cubierto por mosaico cuya referencia se reflejaban las muertes del anfiteatro. Las paredes estaban decoradas con pinturas donde se podían observar sacrificios y bestias que devoraban bestias,  algunas paredes llevaban  cortinajes de color rojo como la sangre que se derramaba en las batallas libradas en el terreno de aquel lugar. En el pasillo central habían dos corredores a cada lado, para entrar por estos había que pasar por dos arcos de bloque de piedra roja unidos por un pilar de estructura jorica. Estos conducían hacia las jaulas para los dragones ubicados en el centro debajo del ruedo, con un techo de madera que se abría en la mitad por una polea. Los dragones era sujetados con cadenas de hierro en las patas traseras, algunos les cortaban las alas por la fuerza del vuelo, así no escapan a la hora del espectáculo.

Ethan y Heaven llevaban recorriendo un corredor en rampa y curvas que penetraba al subsuelo del lugar en sentido horizontal hasta llegar a una cámara en cuyo fondo iniciaba un corredor que conducía directo a las mazmorras donde los esperaba celda sucia, que del suelo salía algo verde y baboso. Las paredes estaban desconchadas y había una pequeña alcantarilla que  tenía muy mal olor a aguas sucias.

Los metieron allí empujándolos y haciendo que Heaven cayera al suelo, estaba débil, adolorida por su pierna, entristecida por lo que le sucedía en aquel lugar. Ella quería estar en su casa acostada esperando que su madre la fuera a levantar aquel sábado de descanso para los tres.

Su pierna la tenia roja y la hoja curativa sucia que podría infectarla, asi que se quito la hoja botandola a un lado para no volverla a usar. Su pierna no había mejorado mucho pero si la dejaba puesta podía empeorar.

Ethan también fue encerrado, en la misma celda de Heaven, él estaba un poco golpeado por la pelea, tenía su mirada perdida, quizás, porque se sentía humillado y culpable por todo lo que sucedió. Sabía que Iban a morir.

-Necesito algo que me cure- Decía Heaven tapando su rostro por el dolor que aun sentía en su pierna.

Ethan la miro y luego la ayudo a sentarse en una banca de piedra pegada a la pared.

-Saldremos de aquí. - Le dijo él para reconfortarla y darle ánimos mirando su pierna. Quito su bata y rompió un pedazo de su manga para crear una venda que pudiera cubrirle la herida. Heaven no pudo evitar sentir pena al verlo con aquella vestimenta, su tipo de chaqueta o chaleco como los duendes le quedaba pegada a su cuerpo y no pudo evitar sonrojarse. Aun así le había dolido un poco cuando el apretó su pierna con la tela.

-Eso te ayudara- La miro él un poco serio aun sintiéndose culpable por todo.

- Gracias Ethan ¿dónde estamos?- Pregunto Heaven mirando a través de las rejas, observando a los demonios dándole ordenes a unos hombre esclavos que solo cargaban pantalón y zapatos.

- En el coliseo de mi padre, nos podrán a pelear con otros y con un dragón. Si vivimos tendremos suerte- dijo el mirándola resignado.

Heaven abrió los ojos aun mas asustada por aquello, trago grueso y intento no debilitarse, era injusto que estuviera allí sin saber porque la habían buscado, porque la querían muerta si no había hecho algo, no vivía en aquel lugar.

Sin embargo, Heaven sabía que moriría en aquel lugar al lado de un muchacho que le estaba dando sus mejores atenciones a ella y parecía muy amable.

Más de un hombre paso por su celda en compañía de un dominio quienes vigilaban el territorio.

- ¿Qué son? - señalo Heaven a los demonios.

- Son demonios- dijo Ethan.

Los demonios eran cadáveres huesudos de piel negra y seca, perecida al carbón. No tenían sombras y alrededor de su cuerpo se notaban un humor sin olor, como un aura negra. Su rostro era tapado con una especie de su misma piel negra, no se les notaba ojos ni nariz, tenían boca que parecía un hilo alrededor de aquella. Sus dientes eran amarillos, puntiagudos y se notaban solo cinco de ellos, tres arriba y dos abajo, sus pies parecían no tocar el suelo, flotaban apenas a un metro y medio del suelo y se movían con rapidez.

 Tres hombres y dos Hashirama se acercaron a su celda y los tomaron amarrándolos para llevárselo a solo una distancia de allí. Algunos Hashiramas eran diferentes, el más fuerte era el que siempre iba con Mirdor, el resto era fuerte pero no tanto, algunos llevan dos colas, otros solo una y muy pocas especies no tenían cola, en número de colas que estos llevaban indicaban quien era más fuerte, por supuesto el Hashirama de tres colas era el más fuerte de ellos, de esa especie solo existía uno.

Caminaron por el pasillo a una bóveda en el medio del coliseo, allí los esperaban dos dragones que iban a montar. Los hombres se acercaban con lentitud y cuidado al primer dragón, colocándole más cadenas de hierro para sujetarlo mejor y una en la boca para que no botara fuego. Otro hombre puso un taburete de madera con varios escalones al lado del dragón.

Heaven y Ethan miraba desde un extremo hasta que obligaron a Heaven a acercarse y  montarse en el dragón señalando el taburete.

- ¡No! No sabe y esta herida- Exclamaba Ethan tratando de quitarse a los hombres que lo sujetaban, a ellos no le importaba porque solo cumplían con su trabajo.

- ! No puedo!- Heaven aterrada y agitada, se negaba a montarse en el dragón, apenas podía caminar y recordar lo que el anterior dragón le había provocado le aterraba.

 La seguían obligando a subirse por el taburete de madera, intento no llorar por sus ojos estaban aguados y sentía un nudo en su garganta. Tragándose todo se dispuso a colocar su pierna lastimada en el taburete y se apoyo un poco subiendo cada uno de los escalones. Estando en el último le indicaron subirse en el lomo del dragón, con valentía ella coloco alrededor de aquel su pierna lastimada y luego logro sentase en él. Le dieron unas cadenas para que se sujetara de él.

El techo de madera de un grosor de unos 10 centímetros del lugar empezó a abrirse, mediante dos de los hombres con fuerza  le daba vuelta a una polea al otro extremo de la bóveda. Heaven asustada escuchaba un griterío como si estuviese en un estadio repleto de gente, ella no sabía de lo que se venía en aquel lugar.

Terminando de abrirse el techo, el dragón salió volando con fuerza hacia el exterior. Heaven grito el nombre de Ethan pidiendo auxilio pero no podia hacer nada, estaba sujetado por varios hombres y rodeado de un Hashirama. Heaven asustada solo observaba un campo de arena que rodeado de Caveas que estaba repletan de humanos y otras especies, quienes pedían al próximo dragón.

Debajo en el subsuelo, Ethan era llevado por un pasillo corto hacia donde estaba su dragón ya sujetado por las cadenas de hierro. Forcejeaba tratado de librarse de los hombres que lo sujetaban pero fue golpeado por un Hashirama, no tuvo más opción que hacerlo. Subió por el taburete montando el feroz dragón que también forcejeaba para librarse de las cadenas. Cuando Ethan subió y tomo las cadenas el dragón hizo salir una pequeña llama de fuego quemando a dos de los hombres que lo sujetaban. Uno de ellos cortó la cuerda de la polea para abrir rápidamente el techo y saliera el dragón o morirían todos allí abajo. El dragón dio un golpe seco con sus patas trasera, impulsándose hacia arriba comenzando a volar tratando de irse de aquel lugar, otras cadenas de hierro lo detuvieron casi ahorcándolo en el cuello. Ethan se sujetaba fuerte para no caer del dragón e hizo que regresara a la arena junto a Heaven.

Mirdor quien estaba en el asiento de honor se levanto para decir algunas palabras.

-Saludos. Bienvenidos a un nuevo espectáculo, hoy tenemos nuevos jugadores que prometen divertirnos.

4/06/2015

Prologo

La Cueva

-¡No! ¡Max! No lo hagas, no sabemos que le pasara en aquel lugar

El eco de una voz chillona y aguda retumbaba en aquel lugar oscuro donde apenas entraba la luz a lo lejos, una pequeña luz que se notaba por la salida. La voz recorría cada parte de aquella cueva llena de grandes rocas y una neblina, esta se encontraba debajo de la tierra, de la superficie. Un camino que indicaba que no muy lejos se encontraba un rió de agua dulce que fluye con continuidad, desembocando en un lago a unos kilómetros de allí.

-Debemos hacerlo, así estará a salvo de la maldición. Amy…

Se volvió a escuchar otra voz menos aguda y más grave, no tan chillona como la anterior sino un poco más normal que  retumbaba entre las paredes húmedas del aire y la corriente del rio. Las paredes llenas de un gran verde moho y hongos cubrían gran parte del interior de la cueva, una pequeña gotera que caía desde una grieta se escuchaba un poco más al fondo generando un suave eco.

Los dragones eran criaturas fantásticas, maravillosas, majestuosas y grandiosas. Considerado como poseedores de gran sabiduría y conocimientos. Fuertes, resistentes y  feroces con su habilidad de lanzar fuego y capacidad de volar. Podían vivir más de 400 años y se encuentran cuevas, lagos, pantanos o montañas. Eran muy pocos los que se acercaban a esos lugares, a esas cuevas por el miedo a cruzarse con algunos. Muchos dragones habitaban en aquellos lugares y los utilizaban como refugio para sus crías y vivir en cuevas.

-Date prisa Max.  El dragón puede regresar en cualquier momento y no hay cazadores cerca o alguien que nos salve.

Max y Amy eran unos pequeños duendes que apenas se les notaban sus orejas finas, rosadas y  puntiagudas a diferencia otros duendes; tenían largos pies, su tamaño era más o menos un metro de largo o más, con cada uno podría varias, otros eran más largos o más bajos.  Su melena era de color marrón con un corte bajo y por encima de las orejas, no lo usaban por el trabajo que llevaban. Los duendes vestían un atuendo muy particular, un chaleco de mangas cortas y colores oscuros, un cinturón negro que rodeaba su flaca cintura y como sus pies eran más largos que los de los humanos, usaban botas de fieltro para no lastimarse. No usaban cuero, para ellos estaba prohibido matar a un animal para uso propio, era una ley antigua de sus ancestros, los duendes amaban la naturaleza y todo lo que estaba en ella era bendecido, amado y respetado por ellos.

Max y Amy pertenecían a una familia de duendes muy humildes por sus tradiciones que igual que muchos vivían en una colina de flores de muchos tipos como Tulipanes, Jazmines, Claveles y otras  de diferentes colores. Su hogar era el interior de un gran árbol con forma de trébol, lo llamaban Big Tree por sus grandes ramas, hojas verdes y su tallo; Max tenía 250 años y Amy 200 años, aun no llegaban a la madurez, para los duendes a los 400 años ya eran adultos y su vejez era a los 600 años. Se decía que hace años otros duendes llegaban a vivir 1000 años más, solo que con el tiempo fueron disminuyendo sus años.   

En uno de los libros más antiguos de la tierra de la tierra de Borjhan, contenía una leyenda dividida en dos partes, una decía: “Dentro de un fuerte, puro y gran dragón yacía un corazón que podía volver inmortal al que lo tuviera”.  La segunda parte no había sido encontrada nunca, estaba perdida y solo una persona lo sabía y nadie lo había vuelto a ver, solo creyeron en la primera parte y no le dieron importancia lo que seguía.

Así como se necesitaba un dragón puro y fuerte, también se necesitaba de alguien muy puro, valiente corazón. Muy pocos duendes, centauros o humanos, entres otras criaturas que vivían en Borjhan tenían esas características, algunos eran codiciosos por el oro, eran nobles pero su codicia los hacia impuros. Por muchos años, todos buscaron la segunda parte de la leyenda de aquel libro que contaba sobre el dragón esperando alguna otra pista, pero no lo conseguían, intentaban matando a varios dragones fuertes y puros, pero fracasaron uno tras otros desistiendo de la idea de poder encontrarlo.

Todo cambio cuando la tierra Borjhan fue invadido por hombres oscuros que usaban magia negra y demonios, eran llamados Magos Oscuros. Muchos huyeron y se escondieron y otros terminaron siendo esclavos, los cuatro magos invocaban demonios y tenían la habilidad de controlar cada uno un elemento como Aire, Agua, Tierra y Fuego.

-Max, ¿Sabes dónde está? ¿Seguro que es la llave y no la equivocada?

Los pequeños duendes seguían entrando por la cueva buscando una habitación que contenía una puerta mágica. Se escuchó un ruido a lo lejos y los dos se detuvieron con el miedo de ser vistos por un dragón, se acercaron lentamente en puntillas sin hacer algún ruido que los delatara tratando de seguir el camino, otro golpe seco se volvió a escuchar detrás de ellos, detrás de una roca que para ellos era grande. Amy agarro fuerte el brazo de Max deteniendo su respiración para no alterarse, ella sabía que Max se cercaría y iba a observar lo que era.
-Todo estará bien, Amy-  Susurró, un bocado de aire lo hizo suspirar dándole valor para seguir adelante y observar lo que era.

Max salió haciendo el menor ruido posible para evitar ser visto, no lograba ver nada, pero algo estaba allí afuera y era enorme. Un nuevo ruido como el suspiro de un dragón se había escuchado, Max logro ver a través de una grieta, lo que estaba no era un dragón era un unicornio, estos rara vez eran vistos por estos lados.

Lo unicornios eran criaturas muy curiosas, sus características eran las de un caballo, con patas de antílope. Una pequeña barbilla y un cuerno muy particular situado en el centro de su cabeza, del cual se ha dicho por mucho tiempo que cuenta con poderes mágicos. Se dice que tiene grandes poderes, pueden purificar el agua y hacerla potable, incluso puede alargar la vida y curar heridas pero solo reduciendo el cuerno a un simple polvo. Eran criaturas fabulosas, se dice que eran capaces de derrotar criaturas con el doble de su tamaño. Eran muy solitarios, viven apartados del resto de otros animales o criaturas y son muy respetados. Existen leyendas que dicen que los unicornios son criaturas tan brillantes que solo se dejan ver por los puros de corazón y solo aquellos hechos de bondad y ternura podían tocarlos.

-No es nada Amy, es un Unicornio. Ven acá

Aliviado le hizo señas a Amy para que se tranquilizara y no despertara a la pequeña que estaba en la diminuta cesta que llevaba en sus manos que eran pequeñas como las de un niño. Amy se acercó a Max y al Unicornio sonriendo y acaricio su costado, lo único que podía alcanzar por su estatura. Resonó nuevamente otro ruido detrás de ellos, un dragón había llegado y delante de él corriendo otro duende más pequeño que ellos dos  llego a su lado asustado. Estaba muy pálido, temblaba  y su respiración era tan acelerada como la del dragón que llegado. Estaba tan asustado que no podía pronunciar bien las palabras o tratar de decir alguna para calmarse.

-¿Rhalf? Tú no puedes estar aquí debes irte –decía Amy asustada.

Rhalf era el hermano menor de Amy quien los había seguido desde la aldea, era curioso y le gustaban las aventuras, el pequeño duende al verlos huir con la niña los siguió por todo el camino con cautela para no ser visto. 

Max, Rhalf y Amy quien llevaba la pequeña cesta con la niña humana adentro, tuvieron que salir en silencio siguiendo el camino para no ser visto por el dragón, sin en algo eran buenos los duendes era en pasar desapercibidos. En aquel intento de encontrar lo que solo una vez fue vista, una habitación que contenía una puerta mágica que llevaba a otro mundo de humanos, distinto a este, desistieron de la idea y decepcionados, tristes se detuvieron pensando que hacer para salir por el dragón. No creían que hubiera alguna forma de encontrarla, de hallar la habitación buscada, estaban muy perdidos en una cueva que no podía salir.

Amy estaba agotada, cansada y ya no podía cargar con la pequeña cesta y la niña humana con ella, sus brazos le pedían descanso,  justo allí de frente a ella había una roca. Amy se sentó sobre ella para descansar un poco sus pies cansados de tanto caminar y al hacerlo la roca se movió haciendo que ella de un salto se levantara asustada. La roca se elevo por los aires y saliendo de ella un acertijo volaba entre los aires. Aquel acertijo decía: "Cuando la entrada yo les prohíbo, son muchos golpes los que recibo".

Todos se miraron unos contra otros, Max sentía que sabía aquella respuesta pero no recordaba cual era, estaba seguro que visto ese acertijo antes en alguna parte, pero no recordaba la respuesta. Amy y Rhalf se miraban uno a otro tratando de explicarse aquello que estaba escrito en los aires. Max en una especie de trance se acercaba con pasos lentos a la pared que tenia atrás Amy, colocando su mano en aquella fría, dura, hecha de roca. Una puerta apareció en aquel momento dejando a los tres sorprendidos.

-La puerta. Le respuesta era… La puerta- Dijo Max sorprendido de el mismo, por lo que acababa de hacer en aquel momento y por haber resuelto el acertijo.

Max había conseguido lo que tanto buscaban y podían cumplir lo prometido. Amy y Rhalf se miraron y dejaron sonrisas de la emoción de haberlo encontrado, gracias a Max. Rlalf un no entendía el porque aquella búsqueda, pensaba que era una salida para saltar al dragón que estaba en la entrada.

Abrieron la puerta de piedra ágata de fuego, de color Marrón irisado, aquello significaba energía, seguridad y fuerza. Ella elimina el miedo, los deseos ansiosos y destructivos de aquel que pasaba. Su era brillante tanto que llegaba a iluminar la habitación. Su tamaño era cuatro veces de un duende y en el medio de ambas partes un dragón tallado en ellas se encontraba.
Pasaron entre ellas comenzando a recorrer un túnel lleno de penumbra. El tune no era tan largo, incluso se podía ver a lo lejos la habitación y en el medio una puerta.

La habitación estaba pintada de blanco, estaba  vacia, al pronunciar algo un eco mayor se escuchaba dentro de ella, apenas en el techo había una pequeña lámpara que iluminaba el lugar. En una de las paredes de la habitación se encontraba la puerta, más o menos como dos metros de largo, que los conduciría a un mundo donde solo habitaban humanos y otras especies que para los pequeños duendes era totalmente desconocida.

Los duendes siguieron el camino hasta ella, la observaron bien por un momento, era una puerta de color blanco, casi no podría verse por su alrededor, esta era más brillante que el oro, su madera era fina de acebo. La puerta tenía más de 3.000 años y no era encontrada desde mucho. Aun lado de la puerta había un pergamino con un escrito de color rojo sangre. Fue colocado allí justo el día que fue creada la puerta. Max se acerco a leerlo, aquello decía: “Solo aquel que sea noble, puro de corazón podrá cruzar esta puerta, aquel que intente cruzarla con el corazón lleno de codicia será consumido por el fuego”. Max trago grueso y algo amargo, sabían que debían hacerlo por la niña. Saco la llave de su bolsillo y la introdujo en la manilla de la puerta. Dio un giro y la abrió un poco.

Una luz blanca invadía en los adentros de la puerta, Amy miro a Max con nerviosismo acercándose con la niña en sus brazos.

-Max, esto no me gusta ¿crees que estaremos bien?

Max se acerco a Amy sonriente, no quería demostrar el temor que sentía al cruzar esa puerta, aunque estaba seguro en su interior que cruzarían sin algún problema.
-No tenemos opción amy, debemos hacerlo por la niña, se nos dejo esta misión, el confía en nosotros y no podemos fallarle.

Amy asintió confiando en las palabras de Max, pero había un problema, estaba Rhalf entre ellos. Rhalf era muy joven y además entrometido, para ellos eso era una preocupación, no conocían el corazón de Rhalf, de hecho no sabían qué pasaría con ellos al cruzar. Max tomo la decisión de ir solo, Amy se quedaría con Rhalf y el tomaría el riesgo con la niña. Sabía que Heaven no tendría problemas al pasar, ellos sabían que ella podría entrar y salir con facilidad.

-No puedo arriesgarlos a cruzar esa puerta. Amy sabes que debo ir solo, tú quédate con Rhalf.

Amy también lo sabía y solo se acerco a besar su suave y limpia mejilla de él, dando como aceptando su decisión. Le dio a la niña en sus brazos y se aparto. Rhalf sentía un poco de pena, en su mente se decía que tal vez si no los hubiera no tendrían que separarse. Max termino de abrir la puerta completamente y lentamente fue cruzando hasta desaparecer, lo había logrado y ahora se sabía que  noble de corazón y el segundo duende en cruzarla.

Al otro lado, Max pensó que desvanecía en una neblina, algo como en varias nubes blancas cada vez que daba un paso, teniendo la niña bien sujeta en sus brazos siguió. De pronto, apareció un suelo lizo de cerámica color marrón oscuro y una habitación con objetos humanos. Max se preguntaba donde estaba, aquello para él era desconocido, volteo pero la puerta blanca no estaba, había cambiado por una de caoba más vieja. No tuvo otra opción que seguir adelante caminando a aquella que tenía en frente, una puerta en mejor estado. La abrió observando un pasillo que estaba en frente, lo siguió con pasos cortos y haciendo un silencio total, la niña dormía una larga siesta en sus brazos. Al lado derecho del pasillo se encontró con unas largas escaleras. Las bajo lo más rápido posible para él llegando hasta la puerta principal de la casa. Un ruido que provenía cerca hizo que Max dejaba en el suelo a Heaven, allí la encontrarían. Corrió de nuevo a la habitación de los objetos humanos y abrí la puerta vieja entrando en ella, regresando nuevamente a la neblina blanca. Max fue muy rápido, habría deseado poder darle un último abrazo a la pequeña Heaven pero era tarde alguien se acercaba y debía irse o lo verían.

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