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5/31/2015

Capitulo IX. La Camara

Comienzo de una mañana Heaven estaba de buen humor, su pierna estaba enyesada y al menos podía salir un rato de ese lugar que la sofocaba, su habitación. Ethan le había dado el permiso para hacerlo, solo que no tenia acompañante.

-¿Quieres mostrarme tu el lugar? No conoce a nadie.

El se encogió de hombros.

-Si, claro. Te acompaño.- Sonrió leve.

La sonrisa era cálida y amigable.

El se acerco a su pierna bajándola de la cama mientras ella se sentaba y tomaba impulso para levantarse.

Sus miradas se atraparon y Haven tomo un trago profundo. Aparto la mirada y caminaron en silencio hasta la puerta.

El abrió y salieron.

El lugar que estaba refugiados era una especie de cámara subterránea, que estaba oculta en lo que era un volcán. Una estructura cónica, rocosa, son siglos de antigüedad.

Se suponía que era la tumba de Millan, sus hermanos lo habían lanzado allí, cuando aparentemente lo habían derrotado. La cámara cuanta con varias secciones, donde estaba ella era la de recuperación. Millan la creo para sanar allí los heridos que eran dañados por sus hermanos.

A medida que iban caminando por un suelo arenoso y rocoso, a su alrededor se veía mucho trabajo. Era un lugar enorme con muchos hombres contrayendo armaduras, medicinas, ropa y otros tipos que se necesitaban. Habían mujeres juntos a ellos ayudando como uno igual. En las paredes se ponían ver miles de antorchan que formaban un torbellino hacia arriba, terminando en lo que era el techo. Este era la abertura del cráter, cerrado por una gruesa madera que se abría cuando jalaban todos de una cuerda gruesa y resistente cuerda. Por encima de la madera había un líquido a base de ácidos extraídos de plantas venosas. El líquido tenía una reacción aferente que imitaba al magma del volcán.

Ethan le mostraba el lugar a Heaven y ella estaba muy sorprendida por todo lo que veía. En la llevaba a la cámara donde estaban los dragones, aunque pensó que de seguro a Heaven no le gustaría.

-Te mostrare la cámara de dragones, no te asustes no va a pasarte nada.

Ella sonrió tierna.

- Después de volar en uno y dominarlo, ¿le tendré miedo?

-Entonces, ¿Crees que puedes con uno de nuevo? Ethan buscaba hacerla sentir mejor, la retaba a subir en otro dragón cuando su pierna estuviese mejor.

- Puedo con otro.

Sonrió, aquella sonrisa se reflejo en sus ojos.

Llegaron a una especie de celda que era el refugio para los dragones, se escuchaba un estruendo, ruido y varias voces. Ethan toco esperando que abrieran, en eso un hombre alto, con tez ruda y seria. Cargaba solo pantalones de cuero como los que les había visto a los que la salvaron de morir en un árbol. Abrió solo un poco la puerta y los dejo entrar.

Un dragón, el mismo que había montado Heaven estaba enojado a no ser dominado. Botaba fuego por la boca y todos se escondían  de él.

-Déjenlo.

Heaven le parecía injusto e inhumano que lo quisieran amarrar de nuevo así cuando les había salvado la vida

- Señorita, este dragón no se deja calmar y ya ha lastimado a varios.- comento aquel hombre.

-Yo lo hare calmarse.- Expuso con preocupación Heaven.

-No-Ethan negó con la cabeza

- No iras. La tomo del brazo sujetándola.

- Suéltame- Dijo con autoridad alzando sus ceja.

Ethan la soltó preocupado. Heaven camino despacio sin llamar mucha la atención del dragón. Parecía tranquila pero en sus adentros sabía que era un suicidio, una locura, no tenía que probar nada ni hacerlo.

El dragón gruñía al mirarla acercar, no sentía mucha amenaza pero aun no confiaba.

-Tranquilo... Dijo con calma. Heaven mando a soltar sus cuerdas, la creían loca para hacer eso. Millan acababa de llegar y alzando sus manos mando a hacer lo que ella decía.

El dragón era 20 veces Heaven y a ella no le importaba. Para su sorpresa, el dragón dejo que se acercara aun más y se calmo un poco. Todos con excepción de Millan quedaron sorprendidos por lo que había hecho Heaven. Ethan intentaba buscar una explicación así mismo, como es que Heaven podía calmar ese feroz dragón. 

-No lo haces nada mal como para acercarte al dragón estando herida- La voz de Millan resonó en aquel lugar.

Heaven volteo a verlo y se sorprendió al verlo, ella estaba segura de haberlo visto antes. De pronto, empezó a tener visiones, tan claras como si fueran reflejos en el agua, estaba viendo uno de sus sueños donde justamente estaba el mismo hombre. Heaven ya sabía donde lo había visto, era él, era el sujeto que vio en sus sueños y que tomaba en sus brazos cuando aquella cabaña se incendiaba.

- Quiero que todos se salgan- Dijo Millan dando órdenes.- Excepto tu Heaven. Quiero hablar contigo.

Todos recogieron y salieron uno por uno dejándolos. Ethan fue el último en salir.

- Eres valiente- Dijo Millan.

Heaven se sentía algo apenas y asintiendo dando razón a sus palabras, no sabía exactamente qué decir.

- ¿Que sientes por el dragón?

Millan se acercaba a aquel sin tenerle miedo, sin sentir algo y comenzó a acariciar tu pata delantera izquierda.

Heaven volteo a verlo de nuevo.

-¿Por qué no te hace nada el dragón?

Heaven tenía muchas interrogantes en su cabeza, no solo por lo del dragón, sino también por sus sueños, el libro.

No has respondido mi pregunta- contesto Millan.

Heaven hizo una pequeña mueca.

- No lo se. Me salvo la vida.- Heaven miraba al dragón rojizo bajar la cabeza.

- Tengo muchas preguntas desde que llegue.

-El dragón te salvo la vida- Millan dejaba salir una leve sonrisa dejando de acariciar el dragón. Estaba dispuesto a contestar -Pienso que él está agradecido contigo, por sacarlo de ese lugar. Puedes preguntarme lo que quieras.

- ¿Sabes que no soy de aquí?

- Si lo sé. Me dijeron

- Pero no te han dicho como llegue, en si.

Heaven iba a contarle como había llegado esperando que le diera alguna respuesta o la llamara loca.

- Si se como llegaste. Se la verdad

- ¿Sabes la verdad?- Pregunto sorprendida.

- Se que fue una puerta, se que un dragón te daño la pierna y sé que no eres de aquí sino de otro lugar que no es de Borjhan.

Heaven se preguntaba porque sabía todo sobre su llegada, ella no le había contado a nadie, al menos no con detalle, apenas si le conto a Ethan.

-¿Como lo sabes?

También quedo con la intriga sobre Borjhan, había escuchado ese nombre, pero no lograba recordar donde.

- Se muchas cosas que con el tiempo te diré y iremos conociéndonos.

El dragón se movió y ellos se apartaron para que aquel pudiera acostarte.

-¿Qué cosas?

-Vamos, salgamos un rato, creo que este joven dragón quiere dormir

Heaven se movía lento para salir de aquel lugar.

-Esta bien

 -Esa pierna pronto estará mejor

Millan dejaba salir una pequeña sonrisa.

Heaven lo miraba con asombro, con todo lo que han pasado y el mostraba tanta tranquilidad, es como si nada le preocupara.

-Puedo hacerte otra pregunta. – Comento.

Millan la observo cambiando su sonrisa y se notaba más serio

-Sé lo que vas a preguntarme... Pero claro que puedes  


Millan habría una puerta que los llevaba a la salida de la sección de dragones.

-Como puedes estar tan tranquilo con todo lo que ha pasado.

-¿Tranquilo? No lo estoy. Estoy preocupado por ti

-¿Por mi? ¿Porque por mi? ¿Cómo sabes toda la verdad?

Lo que el sabia a Heaven e intrigaba, nadie sabía su hogar, como había llegado aquí y menos de la puerta.

- Porque yo ordene que te llevaran a aquel lugar.

Heaven se detuvo en el camino confusa, intrigada.

Caminaban por un pasillo lúgubre de antorchas con poca luz.

-¿A qué te refieres?

- Eres de aquí

- No, no soy de aquí. Solo me encontré una puerta en al armario de mi casa

- Yo sabía que la encontrarías. Heaven lo que te diré es confuso y no puedo decirte todo a la vez.

- Dime porque dices que soy de aquí

Heaven comenzaba a perder la paciencia. Ella pensaba que él estaba mintiéndole y jugando con sus sentimientos. Tenía muchas preguntas que hacer.

-Heaven dime una cosa ¿Cuándo te molestas o te pones triste no notas cosas extrañas? Millan pregunto.

Heaven asintió.

Pensó en las cosas de su niñez que le dolía recordar, era siempre la rara y la loca del tiempo. Muchas veces cuando se enojaba o estaba feliz ocurrían cosas extrañas; como el jardín de su madre, la tempestad del día que William le hizo daño. Siempre se había preguntado: ¿porque sucedía todo aquello? Heaven no quería reconocerlo.

-No lo sé... Es complicado, son cosas inexplicables, pensé que eran pura coincidencia
 Millan debía aclarar las ideas de Heaven, era momento de que ella supiera la verdad.
-La coincidencia es una casualidad del destino
.
- Explícame entonces porque fueron. Porque entre aquí, porque Mirdor desde que me vio me quiso matar de una vez.

- Heaven. Yo soy tu verdadero padre.

Aquello fue como un baño de hielo para ella, su tez se torno pálida al instante y su voz temblorosa.

-¿A.. Que te refieres? Tú no eres mi p... padre

Tal y como Millan esperaba así fue la reacción de Heaven, negaba todo aquello.

-Se que no es fácil para ti, pero soy tu padre.

Cuando Millan iba a contarle lo demás uno de los guardias,  uno de los hombres de negro que había salvado a Heaven los interrumpió.

-Señor, los centauros ya están en la sala de la reunión.

-debo ir, ve con Ethan y cuando me desocupe iré contigo.

Heaven siguió el camino desconcertada, se preguntaba si era una mala broma o si era cierto tenía muchas preguntas en mente ¿cómo que era su hija? ¿Como había llegado entonces a la tierra o Millan era de allá y había otra puerta? ¿Porque le había confesado así? Todo aquello ya era demasiado para ella, un sujeto con terribles bestias que la quería asesinar y ahora un sujeto que dice ser su padre ¿qué otra cosa debía saber?

Heaven se sobre salto.

Unas manos cálidas tocaban sus hombros. Iba distraída por sus pensamientos, dudas, que no había prestado atención donde caminaba.

Al alzar la vista un muchacho estaba frente de ella, estaban nariz contra nariz. Era guapo, sus ojos marrones brillaban como perlas y su pelo castaño. Era alto, y delgado y musculoso.

- Lo siento...- dijo Heaven con timidez.

- Esta bien, eres Heaven ¿cierto?- Dijo él con una sonrisa amable.

- Eh.. Emm… Yo...

-No digas nada, ambos estábamos distraídos ¿estás bien?


Heaven no sabía cómo responder aquello. Se había enterado de su verdadero padre, estaba herida, queria regresar. Y, no, no estaba bien.

- Si, estoy bien

- Me llamo Owen

- Hola Owen

- ¿Donde ibas?

- Estoy perdida

Ella desvió la mirada a un lado nerviosa.

- Sígueme y te llevare a tu habitación

Su ropa era diferente a la de Ethan, tenía los pantalones negro de los cazadores y su torso era cubierto por una playera blanca.

Era muy apuesto.

Caminaron por el largo pasillo en silencio, lo cual le resultaba a ella un poco incomodo.

-Háblame de algo

- ¿De que?

- Lo que quieras

-No lo sé. No te conozco

- Ya te dije mi nombre. Soy Owen

- Si, pero... ¿cuánto conoces a millan?

Era una de las pregunta que le haría a Ethan pero él no estaba en ese momento.

-La verdad no mucho, el me rescato de unas bestias que intentaron matarme- Explicaba el joven que no dejaba de mirarla, le parecía atractiva.

-Creo que él nos salva a todos.- Murmuro Heaven.

Cruzaron la esquina del pasillo salieron a la parte central de la cámara del volcán. En ese preciso momento Ethan pasaba por allí.

- ¿Heaven? Que haces caminando así, deberías estar acostada- Pregunto Ethan, se había molestado por como Millan la había dejado, se supone que el cuidaría de ella.

-¿Donde está Millan?

 Aquel muchacho que la acompañaba, Ethan nunca lo había visto, seguro era un cuidador del lugar. Ethan sintió algo que nunca había sentido, no le agradaba aquel muchacho, algo le decía que sería un problema para él, notaba una mirada un tanto apenada de parte de Heaven y eso le hacía pensar cosas que no lo dejarían tranquilo.

- Fue a una reunión con los centauros- respondió Heaven.

Owen los contemplaba.

- Owen me acompaño hasta aquí- Heaven dijo voluntariamente.

-¿Eres Owen?... Así que eres el que rescato Millan ¿no?

Ethan no sabía cómo presentarse porque aquel joven le generaba inseguridad consigo mismo, se sentía inferior a él con solo verlo.

-Si, ese mismo- Respondió.

Ella notaba la tensión del ambiente e intento escapar.

-Millan dijo que lo esperara en la habitación.- Informo.

-Entonces deberías ir a la habitación y descansar allí Heaven, hasta que Millan regrese.

 Ethan se le notaba desanimado, algo en el había cambiado, quizás era un poco de cansancio que tenia.

-Ire a ver si Millan me necesita para algo más... El te acompañara entonces.

-Eh, Ethan

- Heaven, tiene cosas que hacer- Añadió Owen.

-Millan me dijo que estuviera contigo hasta que el pudiera atenderme- Continuo Heaven.

Ethan se había alejado unos cuantos pasos y volteo cuando Heaven le hablo, el no entendía que le pasaba, no conocía eso que sentía, su corazón latía fuerte y su piel se tornaba fría, su test era pálida.

Sentía que quería estar solo y darse cuenta por si mismo que le pasaba.

-Pero ya tienes compañía así que no creo que yo sea necesario.

Ethan no era así, pero verla con él le producía esa reacción que el desconocía.

- Pero... Ethan- dijo Heaven desconcertada.

Cuando más lo necesitaba para contarle el se iba.

- Ven, vamos 

Owen la ayudaba a caminar por el centro donde muchos habían observado aquella escena.

5/30/2015

Capitulo VIII La mentira

Volaban encima de un volcán en actividad pero sin erupción, lo rodearon subiendo a la cima y entraron en el volando sobre la lava que no era tan caliente. Un extremo calor invadió sus cuerpo habiéndolos sudar.

El viejo índico al dragón que pasara sobre ella, se notaba serio y decidido.

- ¡¿Qué?! - exclamo Ethan sujetando a Heaven inconsciente en sus brazos- ¡Detente! ¡Detente! -Gritaba.

A medida que lo hacía el viejo inclinaba el dragón en dirección de la lava caliente.

Haven despertaba quejándose un poco, intentaba moverse pero no podía le dolía todo el cuerpo. Estaba confusa de donde se encontraba, no era su habitación ni la del hospital. Se encontraba en una especie de cueva subterránea. Las paredes eran rocosas, del lado izquierdo de su cama estaba un poco inclinada y estaba todo iluminado por antorchas.

-¿Dónde estamos?- Pregunto ella.

Ethan se acercaba a ella, llevaba algunas vendas debido a las heridas que le hicieron los hashiramas.

-¿Estas mejor?... Si que eres una chica fuerte- Una sonrisa se dibujaba en su rostro.

-Logramos escapar de ese lugar-

Intento mover las piernas aunque no pudo, la tendría inflamada, sentiría mucho dolor al moverla y la tenia envuelta con hojas curativas que le colocaban para calmarle el dolor, le daban a beber un jarabe de hojas de los arboles.

- ¿Como escapamos? No recuerdo nada después de caer del dragón - Su voz estaba calmada, se notaba confusa y adolorida.

-Millan nos salvo. No... No intentes levantarte- Ethan se acerco a Heaven revisando la herida en su pierna.

Quito la hoja de enjebo que llevaba puesta.

-¿Cómo se ve? - Pregunto ella.

-Se ve mucho mejor

Tomaba con suavidad y revisaba sino tenía heridas, lo mismo hacia con su rostro, pasaba su mano con delicadeza por su rostro preguntándole si sentía algún dolor. La miraba fijamente y le sonreía. Tomo una taza de barro que había en una mesa pequeña al lado de donde estaba acostada Heaven
-Toma bebe un poco, esto aliviara el dolor. Te pondré una nueva hoja de enjebo en cuanto Millan las purifique.

-¿Quién es Millan? -pregunto confusa.

Ethan se comportaba con ella muy amable y le gusta la forma como lo hacía, la hacía sentir segura.
Tomo su mano y lo miro a los ojos

- Gracias. Por ti estoy aquí a salvo, Ethan -Dijo con sinceridad.

Ethan la miraba y tomaba su mano.

-He salvado muchas criaturas, desde hadas hasta duendes, pero en ninguna de ellas puse en riesgo mi vida para salvar a alguien como lo hice contigo.

Dejaba sobre la mesa la tasa en la que le había dado de beber a Heaven.

-No sé de dónde vienes, ni porque te busca mi padre, pero mientras yo esté no voy a permitir que te haga daño.

Heaven no entendía porque lo hacía, como había dicho apenas la conocía y ella a él. No habían tenido muchas palabras pero había salvado su vida. No sabia exactamente que decirle, ya le había dado las gracias pero aun sentía que eso no bastaba.

-Eres muy amable, Ethan. No sé qué decir porque salvaste mi vida y dices que la volverías a salvar, estoy en deuda contigo.

-Es mi labor, así que me debes nada; además no puedo dejar que mi padre cumpla sus propósitos.

- Yo, después de todo no le tengo rencor a tu padre. No soy de vénganse y lo perdonare- Hizo un intento de encoger sus hombros pero luego se quejo, olvidaba el detalla del golpe en la espalda.

-Quizás tu no, pero yo si tengo mi cuenta personal que arreglar con el - El se notaba muy decidido a seguir peleando con su padre. -El mato a mi madre y luego me hecho por evitar ser como él, no se lo perdonare nunca-

- Puede que no lo perdones pero es tu padre - Heaven era comprensiva y entendía toda clase de experiencia vivida o no vivida.

Su amiga Emma le preguntaba muchas veces como hacía para entender tanto los sentimientos de los demás, ella era la mejor amiga que alguien pudiera tener, así le decía Emma.

Ethan tomaba de la mesa un pequeño envase.

-Ya no hablemos de él, después de todo cuando lo mate ya no será más mi padre- Había mucha seriedad en sus palabras, de momentos ya no era el joven amable que mostraba ser. -Colocare un poco de esta crema en tu pierna, te ayudara a sanar.

Colocaba un poco de ese ungüento en su pierna, dándole suaves masajes, nunca había hecho eso, tocar la pierna de una chica y masajearla.

-¿Matarlo? No, no hagas eso. Auch…- Se quejo cuando el masajeaba su pierna.- ¿Quieres convertirte e asesino?

Heaven no esperaba eso de él, lo creía tan diferente, tan dulce que solo imaginarlo cometer un crimen era algo que le decepcionaba mucho.

-No lo se... Pero de igual modo el va a querer matarme, así que él o yo, pero uno de los dos caerá- Ethan termino de colocar el ungüento y lo dejo de nuevo en la mesa. -Supongo que yo seré quien muera, el es más fuerte que yo

-No digas eso…

Una sonrisa marcaba su rostro, era una risa llena de tristeza.

-Pronto te pondrás mejor, te ayudare a que salgas de aquí y vuelvas a tu mundo donde puedas estar a salvo- Se quedaba sentado en una roca pequeña al lado de Heaven. -Descansa, estaré aquí si necesitas algo.

Ella sabía que tenía razón, su padre los buscaría sin cansancio y cuando los encentran a los dos, estarían muertos, ya no habría juegos o oportunidad para escapar.

Hace una semana estaba en su casa pensando en lo dedicada que era en el amor y sus exámenes. Ahora, estaba en una cama con un chico quien hace poco sabia su nombre y la había salvado ya varias veces de la muerte.

- Que irónico.- Ella sonrió.

No era una sonrisa de felicidad o alegría, era una de preocupación y a las ves sarcásticas.

-¿Que es lo que te parece irónico? Supongo que debes estar lamentándote por haber venido aquí-
Ethan estaba sentado sobre la roca, un poco pensativo.

- Hace una semana o algo así, no llevo muy bien el tiempo. Estaba en mi casa, en la tierra pensando lo desdichada que era en el amor y preocupada por exámenes de mi educación Un día, en la mañana, todo cambia y ahora estoy entre la vida y la muerte. Mis padres deben creer que ya estoy muerta y deben estar sufriendo.

Cerró los ojos mordiéndose el labio y inhalo aire para no llorar.

Ethan vio sus intensiones y se levanto de su asiento, coloco su mano en su mejilla tocándola suavemente y con lentitud mirando sus labios se acerco a su rostro. Aparto la mirada de ellos al besar su frente y lo cerró. Heaven no su momento quedo sin respuesta alguna, un beso en la frente significaba para ella respeto y cariño, aunque se preguntaba que mas había e ese beso, quizás si hubiese sido en sus labios los hubiese golpeado.

-Eso fue... lindo Ethan

Que otra cosa podía decir ante tan inesperado hecho del joven que ha arriesgado su vida por la de ella.

Alguien aclaro la garganta desde la puerta y los dos se apenaron al ver a Amy y Max mirándolos sonriendo.

-¿Que sucede?

Una ligera sonrisa se dibujaba en el rostro de Ethan, el sabía lo que Max y Amy se estaban imaginando aunque no era lo que pensaban, quizás, Ethan desearía en ese momento que si fuese lo que ellos pensaban pero era mejor no hacerse de esas ideas.

-¿A ocurrido algo?... ¿Porque nos miran así?

Heaven estaba aun más sonrojada y apenas por como los habían visto a los dos. Pensarían otra cosa que no fuera amistad o una relación de médico y enferma.

- ¿Cómo te sientes Heaven? - Pregunto Amy sonriente.

- ¿Ethan te atiende bien? - Dijo Max moviendo sus cejas arriba y abajo en forma de picardía.

- Eh... Si, Ethan es muy bueno en su trabajo- Contesto aun as apenada.

- Vamos no paso nada. Solo hablamos- Respondió Ethan.

Amy llevaba en sus manos una muda de ropa de duende de talla más grande. Era un camisón, pantalones de tela verde y zapatos de cuero de dragón par que se cambiara. Su ropa estaba sucia, rasgada y apenas se notaba que era una pijama.

Te ayudare a cambiarte- Dijo Amy colocando la ropa en la silla de piedra donde estaba sentado Ethan.

-¿Con ellos? – Pregunto apenada.

Heaven negaba con la cabeza.

- No. Ya sálganse ambos- Dijo Amy en tono autoritario a Ethan y Max.

Max tomaba a Ethan por el brazo para sacarlo del lugar mientras Heaven se cambiaba.

-Vamos muchacho- Ethan daba media vuelta y salía siguiendo a Max

-Volveré en un rato para revisarte- Ethan se preocupaba a cada minuto por el bienestar de ella. -Nos vemos al...- Ethan había tropezado torpemente con sus propios pies cayendo de rodillas.

Heaven contuvo una risa.

 -Rayos- Se expresaba Ethan al caer mientras Heaven y Amy sonreían al verlo.

Max le tendía la mano para ayudarlo.

-Estas bien muchacho?... No se puede masticar y caminar al mismo tiempo- Sonreía Max ayudando a levantarle.

Ethan se levantaba sonriendo algo apenado, en su mente pasaba la idea lo que Heaven podía estar pensando. Salió acompañado de Max antes de hacer otro desastre. Además, tenían mucho de qué hablar, Mirdor en cualquier momento los encontraría.

Amy Con sumo cuidado quito la parte de la pijama de arriba quedando en sostén.

- Debes quietártelo para lavarlo- Dijo amy señalando.

No sabía que era pero sujetaba bien.

-¿Qué? ¿Quitármelo? ¿Como estaré cuando me vista? Se me notaran- Negó.

De ninguna manera se lo quitaría y menos estando en un lugar donde no conocía mucho.
-¿Te lo dejaras sucio? - Pregunto Amy señalando su sostén.

No. Pero... ¿qué me pondré? Si eso no me cubre bien- Señalo el camisón verde.

Con cuidado de no mover mucho su pierna quitaba su pantalón con la ayuda de Amy.

-Los humanos son extraños- Dijo rompiendo al final el pantalón de la pijama.

-¿por qué hiciste eso?- Pregunto Heaven sorprendida.

Era su pijama favorita, siempre la usaba para dormir.

-Sino la quitaba así te lastimaría la pierna- respondió ayudando a meter por la pierna el nuevo pantalón verde. Heaven pensaba que parecía un uniforme como presa. 

Amy tomaba el camisón.

-Esto te cubrirá bien, es grueso, cómodo y te sentirás bien con él.

-Está bien- Se resigno Heaven y quito su sostén muy apenada y se lo dio.

Amy ayudaba a Heaven a colocárselo y así cubrirse, aunque estaban en una cueva volcánica el aire que emergía era frio y podía resfriarse.

-Mucho mejor. Debes acostarte de nuevo y descasar. Si Ethan te ve sentada se molestara

Heaven tenía nueva ropa, de no ser una humana podría confundirse con un duende igual Amy y Max. Se sentía incomoda con esa ropa que agarro una manta y se arropo cubriendo su pecho y sintiéndose más segura, ella no podía dejar que Ethan la viera así, sería muy incómodo, además, apenas si estaba conociéndolo.

-Heaven voy a dejarte sola, iré a lavarte tu ropa. Le diré a Ethan que puede venir.

Amy agarro la ropa sucia y salió de la habitación permitiendo que Ethan entrara nuevamente.

-Tengo las hojas purificadas por Millan

Miro a Heaven completamente arropada. En sus manos traiga unas series de cosas como un paño, pinzas, agua, entre otras cosas.

-Gracias

-No me digas que esta desnuda- Trago grueso.

- No, no. Claro que no- Negó respondiendo.

Quito su sabana de la pierna dejando ver su pantalón verde.

-Hay que cortar el pantalón. Se te puede pegar en la herida y no la dejara sana- Comento.

 Agarro una pequeña daga de su bolsillo y con el mayor de los cuidados Ethan corto un poco el pantalón que Heaven llevaba, debía dejar la herida descubierta para tratarla y así pudiera sanar más rápido. Dejo a un lado el pedazo de su pantalón y en un recipiente de madera pequeño mezclaba una pasta verde. Esta pasta era hecha con ramas medicinales y hojas. Le dejo reposar varios minutos y después de esperar tomo un poco en sus manos aplicándola en la pierna.

-¿Qué es eso?

- Una pasta echa por hojas

- ¿Estás todo el día trabajando?. -Pregunto curiosa.

- No ¿por qué?

Después de ser aplicada toda la pasta en la pierna, tomo el paño y lo coloco arriba de ella.

- Porque desde que he estado aquí, solo te he visto trabajar como medico ¿acaso no tienes amigos? ¿Novia?

-No, de hecho, mis únicos amigos son Max y Amy, uno que otros enemigos que ya tuviste el placer de conocer

Heaven sintió un hormigueo.

Ethan presiono un poco la toalla y la dejo puesta.

 Él quería saber porque la curiosidad de Heaven de saber si tenía novia o amigos, y tuvo la idea de inventarse una mentira, puesto que él nunca había visto más que duendes, hadas y otras especies no humanas.

-Hay una chica que creó está interesada en mi. Es interesante aunque muy poco la veo.
 Ethan se preguntaba así mismo porque inventaba algo así, ni el mismo podía creerlo.
Heaven escuchaba su explicación y entendió pensando que era un chico algo solitario y le parecía interesante, pero cuando comento su interés por otra chica su ánimo bajo.
-Nna chica ¿cómo se llama ella?- frunció el ceño. Su actitud con el había cambiado un poco en ese momento.

-Ciara. Vive al otro lado de la colina, es interesante- Ethan había notado cierto cambio en la actitud de Heaven. Se preguntaba si debía seguir con aquella farsa o esperar un poco más. Tal vez, estaba equivocado en lo que pretendía.

- ¿Por qué no la vas a ver? - Pregunto.

Ethan preparo un líquido a base de agua y alcohol en un recipiente y lo invirtió todo en el paño quedando mojado y la pasta húmeda.

-Pues, es que no he tenido tiempo, ya ves todo lo que ha pasado. Además, salir ahora no es conveniente Mirdor puede encontrarme y encontrarte a ti.

Su preocupación por ella era inminente, Ethan empezaba a ser un chico complicado y difícil de entender, ni el mismo aclaraba sus ideas.

-Tienes razón. Deberías decirle que vengas para acá. Tiene suerte de tenerte, Ethan. Porque eres un gran chico y muy tierno.

Ethan debía pensar como seguir aquella farsa pero ya eso sería luego.

-Heaven debes permanecer en silencio y relajarte, necesito terminar de curar tu pierna ¿si?

Acerco su mechero encendido, las llamas de color naranja y azul empezaron a crepitar por encima de su pierna. Heaven abría los ojos y contuvo su aliento, solo sentía un calor y nada de dolor.

- No la toques y no muevas, o otra pare de tu cuerpo. Relájate y sigue hablando conmigo. El no quería hacerlo pero era la única forma de sanar su herida para poder enyesarle la pierna por el hueso roto.

- ¿Qué es esto?

- Es un tratamiento médico avanzado y peligroso que se utiliza cuando hay una herida grave.

- ¿Cuánto dura esto?

- Dura solo diez minutos

- No me quemara, ¿cierto?

- No, todo estará bien Heaven asintió.


Diez minutos pasaron. Diez minutos fríos en silencio sin mirarse, sin hablar. Heaven solo pensaba en mostrar autodisciplina y madurez. De vivir la realidad, ella era de otro lugar y el de aquí.

5/19/2015

Capitulo VII. Revelaciones

Los cazadores llegaron al hospital demasiado tarde, ya el duende viejo había muerto desangrado en la sala principal. Amy despertaba después de haberse desmayado cubierta de la sangre del duende. 

La sangre había recorrido varios metros hacia ella.

Max aún estaba dolido por los golpes de las raíces y como pudo se levantó acercándose a Amy para calmarla, ya que ella estaba alterada al ver que sus manos estaban cubiertas de sangre. Gritaba fuerte de desesperación y miedo, estaba muy  asustada, nerviosa, desesperada por quitársela, quería saber que había ocurrido después.

-¿Quién murió?- pregunto ella mirando a Max.

Max miro el cuerpo del otro duende escuchando un llamado a su otro extremo, era el niño.

- Sshh ya paso, estas a salvo- Le dijo mirándolo para calmarlo también.

El pequeño estaba pálido aun del susto, casi ni podía hablar, era muy joven para presenciar todo lo que había sucedido. Max tenía que esperar que el lograra que Amy se calmara y así explicarle lo que había pasado con Ethan y Heaven.

Este era el primer duende en morir asesinado en más de 2000 años. Max observaba lo mal que estaba el lugar, era claro que hubo una pelea. 

-Ethan peleo con... Con esa bestia, pero se los llevaron a los dos- Max apenas dijo.

-Hay que buscarlos Max. Los mataran - Dijo Amy levantándose del suelo.

-Lo sé, hay que ir con él.

Heaven y Ethan aun estaban en la arena esperando que llegara el momento, ella no sabía que era lo que iban hacer. Ethan ya sabía lo que iba suceder, solo observaba a su alrededor y notaba lo repleto que estaba el lugar, no soportaba ver como a ellos les parecía bien estar allí y creer que todo es un espectáculo.

Unas de las rejas del volteo se abrieron saliendo un hombre donde pasos hasta el centro del coliseo, alzo sus brazos abriendo sus manos para que todos hicieran un completo silencio en el lugar.

- Bienvenidos - dijo con una sonrisa en sus labios, paso su mano por su pelo largo hasta el hombro con un pequeño flequillo al frente, lo acomodo hacia atrás, dejo su mano alzada a la altura del hombre suspirando.

- Mucho calor.

Agarro del bolsillo de su capa de plumas color blanca con bordado de hilo de algodón dorado, teñido de colores vivo un abanico dorado moviéndolo a la altura de su cara.

-He sido elegido por mi rey Mirdor para dar comienzo al juego. Como todos saben el juego es una ofrenda para el dios del sol.

El hombre comenzó a dar detalles sobre aquel juego.

Explico que se juagaba con dragones y una pelota de hule grueso con forma de una de melón. La pelota tenía que estar sujetada por el jugador mientras su dragón volaba a una altura. Si el jugador la dejaba caer de sus manos eran 8 puntos para el equipo contrincante. Era un juego de muerte, por lo tanto los dragones se peleaban y lanzan fuego al sentirse amenazados; el control sobre ellos debía ser perfecto y para ello los jugadores recibían un entrenamiento anticipado. El primer equipo que lograra atravesar la pelota tres veces o 10 puntos ganaba y el perdedor era sacrificado ante el dios del sol.

Ethan se había sorprendido puesto que no era lo que esperaba, el juego había cambiado, cuando eran niño recordaba que los perdedores eran encerrados en el calabozo una semana sin comida ni agua.

Los dos estaban asombrados, Mirdor los quería muertos aquel día y para eso iban hacer ofrendados mediante un juego.

 El piso de arena volvió a abrirse a la mitad, solo tres metros y en el centro salía un aro de granizo blanco tan grande como ella orilla de un poso, estaba adornado con relieves simbólicos como jeroglifos.

-¿Qué es eso?

Heaven cada vez más se asustaba, tanto que hasta olvidaba que estaba montando un dragón. Aquel aro termino salir, el juego estaba por comenzar al momento de ser lanzada una moneda de oro.

El otro equipo salió a la arena. Eran hombres grandes, fuertes y parecían rudos, solo tenían un taparrabo sujetado a la cintura y su entre pierna.

La moneda cayó al suelo indicando que ellos comenzaban teniendo la pelota.

El hombre de capa de plumas la agarro con algo de delicadeza la pelota con sus manos y se acercó lanzándola a Ethan con poca fuerza sonriéndole.

-Suerte guapo- Le dijo retirándose de las arenas.

-Sujétate fuerte- Indicaba a Heaven.

Ethan se acomodaba sobre el dragón, no sabía cómo dominarlo pero intentaría. Tenia mucho tiempo sin montar uno y ya no tenía practica. Solo le preocupaba salvar a Heaven y salir de allí lo más pronto, y vivos.

Sujeto bien la pelota con una mano y al sonar la misma campana que dio señal de su llegaba, todo el equipo contrincante salió volando hacia ellos gritando con coraje.

Heaven pego un pequeño grito.

- ¡Ethan! ¿Qué hago? -Sujetaba bien las cadenas mirándolo ansiosa de conocer lo que iba a indicarle.

-¡Vuela! ¡No dejes que te golpeen y aléjate de la boca de los dragones!- dijo el alzando las caderas del dragón jalándola y pateando su costado como un caballo de guerra para impulsarse al frente y volar por los aires a la altura que les permitían.

-Heaven solo haz lo que te digo, yo distraeré los demás, vendrán por mí porque tengo la pelota.

Ethan empezaba alejarse notando que los de los equipos contrarios iban hacia él.

-Vamos Heaven, eleva tu dragón y ponte cerca del aro- ella aun no reaccionaba, todo le daba vueltas-. Lanzare la pelota tú la sujetas y la pasas por el aro solo así podremos ganar y salvarnos.

Ethan volaba evadiendo los otros dragones del equipo contrario, no tenía mucha experiencia en montar dragones pero no lo hacían tan mal, en casos extremos se hacía todo para salvarse.

Heaven agarro las cadenas sin saber cómo y torpemente, su dragón gruñía y movía la pata trasera.

-Vamos- Le decía y se movía en su lomo.

El dragón gruño aún más saltando sobre sus patas y tomado el vuelo.

Otro grito de ella se escuchó en el aire y un relámpago estallo en medio de la arena. Mirdor se levantó de su asiento acercándose a la baranda de piedra rojiza mirando a los lados buscando algo. Estaba confundido, no sabía de donde había venido aquel rayo en un día soleado. Su única opción era que su hermano Gallaghan estuviera por allí.

Observo varios segundos pero no vio nada. Mirdor no era tonto, sabía que un rayo así solo lo hubiese hecho su hermano pero no estaba, pensó en Ethan, pero él no haría un rayo ni queriendo.

Heaven volaba por los aire intentando acercarse al aro, pero no... Uno de los del equipo contrario golpeo su dragón con el suya haciendo que perdiese un poco el control. Volvió a tomar normal el vuelo mirando de reojo su contrincante sin perderlo de vista. El corazón le latía fuerte sintiendo una adrenalina inigualable, tomo su posición en el aro observando como Ethan era golpeado por varios hombres que intentaban quitarle la pelota.

- ¡Ethan, dámela!-le grito esperando que el la lanzara hacia ella y poder obtener el primer punto que los haría tener una ventaja sobre los demás jugadores que ya eran entrenados.

 El seguía volando intentando que no le quitaran aquella pelota, se quejaba por golpes que le daban y su dragón gruñía furioso botando fuego por su boca para apartar a los demás. Viendo que tenía un espacio hacia delante entre sus contrincantes voló rápidamente lanzándole la pelota a Heaven y ella la metió por el aro.

Los gritos de la multitud estallaron en aquel lugar.

El juego no terminaba, faltaban dos anotaciones más para poder terminar el juego.

Rápidamente uno del equipo contrario agarro la pelota y entre los del equipo se pasaban rápido la pelota jugando con ella, volando por los aires burlándose de ambos. Ethan era competitivo y ya se sentía frustrado y amenazado, entre ellos podían anotar un punto y empatar el juego.

Una idea brillante paso por su pequeña cabeza y voló en zig zag por todos los dragones intentando que se mezclaran y se hiciera un gran enredo. Ethan debía ahora intentar arrebatar la pelota al contrario y evitar que anoten.

-Mantente aquí yo tratare de quitarles la pelota, sino puedo bloquéalos usa tu dragón.

Ethan volaba hacia ellos golpeando su dragón y poder quitar la pelota pero era difícil, el contrario era muy hábil. Los jugadores del equipo contrarios hacían girar sus dragones evadiendo fácilmente a Ethan que intentaba detenerlos y hacerles caer de su dragón jalándolos por la ropa.

Ethan forcejeaba manteniendo sujeto su dragón y lograba soltarse volando detrás de quien llevaba la pelota, pero los otros no lo dejaban.

Aquel jugador iba directo hacia el aro para pasar por allí la pelota.

Heaven miraba atenta como se movía el que tenía la pelota, como estaba en el aro intentaría detenerlo. Se colocó en el medio como obstáculo para que aquel no pudiera lanzarla, pero dio una vuelta rápida a su espalda y el tiro marcando su primer punto y golpeando fuerte e intensamente la espalda de Heaven.

Emitió un grito de queja y dolor cayendo en el lomo de su dragón, lagrimas recorrían su rostro furiosa, enojada.

Un trueno hizo vibrar el cielo y varias nubes grises rodearon el anfiteatro amenazando como llover. La tierra tembló levemente y los espectadores comenzaban a asustarse un poco, no muchos comenzaron a salir, otros se quedaron a seguir viendo. A pesar de haber sido golpeada por la pelota y tener su pierna herida, Heaven nunca perdió el equilibrio y no cayo de dragón.

Mirdor estaba más preocupado, se le notaba en su caminar buscando respuesta a aquel comportamiento climático.

Heaven se recuperaba un poco del golpe, observaba el cambio del clima y eso le asustaba.

Ethan estaba con su dragón flotando lentamente en el aire, miraba a Heaven y analizaba un poco los hechos que habían estado sucediendo. Empezaba a sospechar que en Heaven había algo especial y cobraba sentido del porque su padre la buscaba.

–¡Heaven! -exclamo preocupado- ya basta -dijo cuándo Tres del equipo contrario se aceraban nuevamente al aro.

Tomo la cadena del dragón con la mano izquierda y salió volando como un rayo alzo su brazo derecho y abro su mano. Las pequeñas gotas cristalinas que salían de las nubes se unían haciendo una esfera de agua que Ethan lanzaba a sus adversarios haciéndolos desbalancearse y tener que agruparse para volver a atacar.

– ¡Basta!- gritaba Mirdor desde su posición.

Ethan seguía lanzando y atacando para poder terminar con aquello, sabía que Heaven necesitaba ayuda médica por su pierna que se notaba más colorada debido al golpe que había recibido por la pelota. Uno del equipo contrario que tenía la pelota volaba directo hacia Heaven para meter la pelota. Ella intento moverse pero el dragón no quería, estaba quieto. Cerro los ojos para amortiguar el próximo golpe que se acercaba, en vez de eso escucho un trueno y un grito de dolor, angustia y muerte.

Un rayo había caído sobre aquel hombre y su dragón electrocutándolos, y matándolos.

El cuerpo cayó sobre la arena del anfiteatro, se escucharon varias voces de asombro. La multitud estaba hablando y mirando todo lo que había sucedido. Ethan estaba algo asustado deteniendo el ataque, muchos pensarían que él lo había ocasionado. Se dio cuenta que la única respuesta era Heaven, en sus pensamientos estaba aquella conclusión porque Mirdor no podía hacerlo o eso pensaba él.

Mirdor también se había dado cuenta y mando a varios Hashiramas y demonios al campo de batalla ordenando sus muertes.

–Mátenlos a los dos, que no queden vivos.

Mirdor no quería que alguien más que él y sus hermanos tuvieran una habilidad.

Los del equipo contrario se apartaron de ellos dejándolos en el medio de la arena, junto al aro. Volando asustados sobre sus dragones estaban Ethan y Heaven.

-¿Que haremos Ethan?-  preguntaba Heaven mirando cómo se acercaban y agarraban las cadenas que tenían sujetados los dragones.

–Hay que zafarnos de ellas- señalaba Ethan las cadenas.

Heaven miraba a los hashiramas y demonios, estos halaron sus cadenas para sacarlos y bajarlos y así poder matarlos en tierra firme. Se sujetaron fuertemente escuchando los rugidos y viendo como los dragones botaban fuego intentando quemar a quienes les hacían daño.

Aún seguía lloviendo y Ethan pensaba volver a atacar pero no les haría mucho, necesitaban salir del lugar y escapar.

Un fuerte jalón hizo que Ethan cayera al piso en medio de cinco Hashiramas, asustado pero con orgullo levanto su mirada a su padre tragando grueso, odiándolo aún más. Un Hashirama se acercó más a él y lo agarro con sus colmillos por el brazo,  que se arrodillara. Él intentaba quitárselo, rasgaba y rompía su bata y su ropa, se quejaba de dolor fuertemente.

-¡No!... no por favor déjenlo- Lloraba Heaven agarrando sus cadenas y comenzando a volar.

El ambiente se tornó de un gris oscuro y el aire soplaba a una mayor intensidad casi violenta, amenazaba con una gran tormenta eléctrica.

Mirdor estaba petrificado, era ella a quien buscaban por tanto tiempo, era la amenaza.
Heaven estaba airada por lo que le sucedía a Ethan, iba a toda velocidad con su dragón algo que solo un veterano puede hacer.

–Déjenlo- gritaba en el momento que un gigantesco remolino de arena se levantó e hizo volar al hashirama que tenía a Ethan lanzándolo a unos cuantos metros. El dragón de Heaven lanzo fuego siguiendo el ataque y un rayo cayó enseguida dejando una gran abertura en la arena, los hashiramas no podían cruzar esa grieta ya que caerían al vacío.

Mirdor estaba enfadado, observaba con sorpresa el poder de Heaven que solo salía cuando ella se enojaba.

Heaven fue jalada por varios esclavos, cayendo sobre la arena quejándose mal herida y desmayada, de inmediato fue rodeada por demonios. Sufrió una fractura de su brazo derecho y su pierna herida se lastimo sangrando demasiado, debía ser atendida rápido o podía entrar en shock y morir.

Ethan se recuperaba un poco y se levantaba observando lo herida que estaba ella, estaba muy molesto, tanto que había perdido la razón y paciencia. Alzo sus brazos y de aquellas nubes se formó una enorme esfera de agua que al verla todos salieron corriendo y gritando de horror; Mirdor lo observaba pensando que iba a hacer, ese no era el Ethan que él conocía, tímido y sin habilidades.

Mirdor detuvo la esfera de agua en el aire con sus dos manos y aplaudió haciendo que explotara esparciendo el agua por todo el terreno.

–No está nada mal para ser un mediocre.

Mirdor aun cuando pudo detener el ataque en su mente sabía que de no ser por su habilidad y experiencia con ataque así hubiese muerto.

–Maldito… esto aún no termina.

 Peleando contra el poder de su padre, aunque sabía que no tenía oportunidad alguna contra él, sino podía vencerlo al menos intentaría darle un golpe lo suficientemente fuerte como para derribarle e intentar escapar con Heaven.

Mirdor se propuso a atacar a Ethan lanzándole una ráfaga de esferas de agua, justo en ese momento entre las nubes grises que tapaban el cielo como un manto, apareció un dragón blanco volando a toda velocidad al terreno, en el un viejo anciano barbudo con pieles de otras especies ascendía en la arena.
-Estabas muerto- dijo Mirdor a su cuarto hermano. –Entre los cuatro te matamos.

Se acercaba más a la baranda haciendo señales a los hashiramas que lo atacaran con todo.

Max que aún estaba en el lomo del gran dragón blanco se bajó agarrando Ethan para que tomara a Heaven entre sus brazos y la montara sobre el dragón. El viejo hombre detenía los hashiramas haciendo grietas en la arena aislándolos para que no pudieran atravesar.

Una vez estando en el lomo del dragón, Ethan, Heaven y Max volaron escapando del aquel lugar donde estuvieron cerca de morir.  

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