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6/13/2015

Capitulo X. El extraño ataque

Mirdor acariciaba la parte baja del pequeño halcón que tenía en su mano. Chillaba y tenía la mirada fija hacia el horizonte junto con su dueño. Sus ojos eran blancos como una perla recién sacada, no tenía pupilas ni pensamientos propios, estaba muerta en vida. Le daba una misión importante y para eso los demonios la habían matado y puesto en su cuerpo el alma de uno de ellos.

- Ya sabes que hacer- Indico Mirdor al halcón.

Aquel halcón despego extendiendo sus enormes alas negras, perdiéndose entre las nubes y solo se escuchaba su sonido característico que cada vez más se desvanecía a lo lejos. Mirdor seguía contemplando el horizonte tranquilo, esperando que todo marchara como el quería, sin ningún problema o sospechas que pudieran poner el peligro su plan. Los demonios lo miraban atento a sus órdenes.

-Vayan a preparar a los hashiramas.- Ordeno.

Heaven ya caminaba perfecto sin ningún yeso, ni hojas purificadas, su pierna era libre y sana nuevamente. Todo se lo debía a Ethan, sin él ella estuviera muerta. Llevaba rato sin verlo desde aquel momento en el que se retiró con una conducta muy extraña, ni siquiera había aparecido aquella tarde para la comida que había preparado Amy para todos. No lo había visto en días y otro sanador era quien se encargaba de ella; pensaba que a lo mejor fue a ver a su chica haciendo caso a lo que le aconsejo ella. Heaven aún estaba dolida por no tener su apoyo en ese momento cuando se enteró que Millan era su padre, dejándola con apenas un desconocido para ella, no sabía porque él se había comportado de aquella forma, tal vez algo le pasaba. Muchas cosas pasaban por su cabeza de lo que le había ocurrido y no dejaba de pensar en él.

Owen no la dejaba un minuto y eso la fastidiaba, no le gustaba que la acosaran o la molestaran tanto, y tenía que buscar un respiro. Cada mañana que pasaba Owen la llevaba a caminar por la cámara y los mismos sitios. En el tiempo trascurrido el dragón se dejaba ayudar; ella había conocido muchas mujeres que con sus conocimientos de manualidades mejoro un poco más la producción de objetos tazas y hasta ropa, diseñando y explicando nuevas formas de hacerla, de cambiar la vestimenta.

- Señor, Biblion ha sido atacado por hashiramas. Hay muchos heridos-
Informo el  guardián. Un hombre corpulento con voz gruesa, piel oscura, calvo.

Millan junto a todos los que estaban desayunando en el pequeño comedor lúgubre de tantos cuerpos que estaban allí. Muchos dejaron sus platos y junto a Millan salieron rápidamente. Heaven quería ayudar de algún modo, no quería quedarse sin hacer nada, no le gustaba eso.

- ¡Millan, espera! - Exclamo corriendo como pudo hasta su lado.

-Ahora no Heaven, luego hablamos

-Quiero ir contigo

- No- dijo en seco.

- ¿Porque no?- Heaven caminaba detrás de él siguiendo sus pasos.

-Heaven es muy peligroso, no sabemos si Mirdor es quien causo esto como trampa para capturarte así que quédate-

Su voz era gruesa y aguda como la de un gigante, daba miedo escucharla, impartía respeto y mandato. Las palabras fueron más que claras para Heaven, quien solo se quedó estática observando como Millan se alejaba cada vez más.

-Ven conmigo- Esa voz le resultaba familiar, venía a sus espaldas.

-¿Donde has estado?- Heaven volteo y su tono de voz no era nada agradable, su rostro mostraba cierto enojo, con el ceño fruncido y una mirada fija hacia Ethan quien era el que estaba a su espalda.

-No me mires así, he estado algo ocupado

- ¿Ocupado con qué? Da igual, no quiero hablar contigo-

Volvió al comedor donde ya se notaba mejor el lugar. En el centro una gran mesa redonda era la de todos para comer. Muchas verduras, frutas estaban sobre ella sin ser tocadas. Una muy particular le hizo recordar a Heaven su llegada, una de color morado, triangular y viscosa .Agarro una en sus manos observándola, sintiendo aquella textura blanda y rocosa por fuera como azúcar. Iba a atreverse a probarla.

-Yo no lo haría- Ethan se acercaba a la mesa tomando asiento -Es un poco acida si la comes así... Puedo hacerte una bebida con ella es mucho mejor- La observaba y notaba el enojo de ella hacia él, aunque buscaba un pretexto el sabia porque se ausento.

-Entonces no la como. No quiero que me hagas nada, puedo decirle a otro.- bramo. Ethan dejo salir apenas una sonrisa y tomo aquella fruta cortándola con una navaja y exprimiéndola fuertemente sacándole el jugo en un envase pequeño. -No seas tan testaruda, además no hay nadie más aquí

-Yo lo hare sola- Tomo un puñal de aquella fruta y fue al otro extremo de la mesa agarrando uno de los cuchillos que habían dejado allí, buscaba entre las cosas algo que pudiera exprimirlas y un envase de madera.

-Inténtalo a ver si te gustara, se cómo preparar bien una bebida con esta fruta- Ethan termino de preparar el jugo colocándole un poco de azúcar que había sacado de un trozo de caña. -Ya está listo-

Se acercó a Heaven sigilosamente ofreciéndole un poco.

-Gracias- Sonrió amigable y un poco dulce. -Siéntate para que hablemos un momento.
Ethan saco dos de los asientos debajo de la mesa para que ambos se sentaran a platicar, él lo hizo primero.

-Puedes decirme ¿porque estas de ese humor conmigo?- pregunto Ethan sabiendo que respuesta le darían. Él se sentía un poco incómodo, nunca había estado en una situación así. Heaven agarro el jugo acerándose a él con pasos lentos observándolo después de sus palabras.

-Te necesitaba cuando me dejaste con Owen Ethan, te fuiste dejándome- Suspiro enojada intentando que él no se diera cuenta. Alzo el jugo en el envase de madera y lo coloco por encima de su cabeza haciendo que esta cayera sobre ella. - Esto es por hacerlo.
Dejo sobre la mesa el envase vacío y camino hacia la segunda puerta a un extremo.
Ethan se molestó un poco pero se contuvo porque sabía que lo merecía, aunque no esperaba eso. Se levantó siguiendo a Heaven

-!Oye! ¡lo siento!- Exclamo en voz alta -Te dije Millan me necesitaba, era importante. Además no estabas tan sola.

-¡Te había dicho que Millan estaba en una reunión! - Exclamo enojada.

Lo miro solo unos segundos para luego bajar su rostro negando y luego se volteó nuevamente abriendo la puerta. En ese instante una mujer pequeña, cabello rizado y delgado se acercó a la puerta.

-Ethan, los heridos están llegando. Ethan se había enojado un poco al ver lo testaruda que era Heaven, aunque por alguna razón le gustaba algo de eso.

-Iré a cambiarme y voy con ellos- Comento en voz alta y aguda cuando se retiraba del comedor, preocupado por los heridos que tenía que atender.

-Yo iré a ayudar- Índico Heaven caminando detrás de él.
Ethan la observo y su ligera sonrisa dio a entender que le gusto que quisiera ayuda.

-Espérame en la cámara de sanación, voy en enseguida... Y Heaven… De verdad lo siento-

Ethan se retiró rápidamente a cambiarse, toda su ropa era jugo, hasta el olor era fuerte y tal vez a los heridos no les agrade. Ella no sabía dónde estaba esa cámara así que pidió a la mujer pequeña que la llevara hacia ella. Al entrar contuvo un aliento y sus ojos se abrieron como grandes platos de asombro. Trago grueso y se quedó por unos instantes petrificada. Habían muchas personas acostada en una fina sabana en el piso, muchas de ellas estaban ensangrentada, moribundas y pidiendo ayuda. El olor del lugar era desagradable ya que era sangre mezclada con arena, hojas y medicamentos.

Había varios duendes ayudando a aquellos heridos, uno de ellos se encargaba de sacar el agua ensangrentada y tirarla en un hoyo de desagüe que había cerca. Gritos de dolor se escuchaban y trozos de tela iban y venían bañadas en sangre. Además de hombres había hadas y duendes en la misma condición, los sanadores intentaban con la mejor atención y paciencia curar los pequeños tejidos de las hadas. Heaven no sabía de qué manera ayudar y Ethan estaba tardando mucho, el lugar era un caos, ella se preguntaba como el podía soportar todo eso. Miraba a un lado a otro y luego escucho su nombre, alguien la llamaba.

- Heaven…- Cerro sus ojos y en el próximo segundo los volvió abrir recuperándose del shock que le había dado. Ella en esos casos no era de deprimirse y no hacer nada, curiosamente era de no mostrar sentimiento alguno, pena´, desesperación o lastima, sino cosas similares a esas la hacían actuar y pensar con agilidad. Al frente estaba Owen colocando sus manos sobre el pecho de un duende deteniendo su hemorragia. Ethan había llegado al lugar, al entrar su asombro fue devastador, nunca había tenido tanto trabajo. Rápidamente se puso a trabajar, indico a uno de los ayudantes que le consiguieran agua y unos paños. Observo que Heaven estaba ocupada así que camino hacia donde había un hada muy herida y que estaba a punto de morir.

Coloco sus manos sobre su pecho tratando de detener el sangrado, recibió el agua y los paños colocando uno en su frente y otro en el pecho presionando fuertemente. Heaven ayudaba a Owen a detener la hemorragia del duende colocándole un paño. Ya había visto a Ethan haciendo su trabajo y en otro extremo a Amy y Max. Millan llegaba cargando entre sus brazos un hombre de mayor edad con la cabeza rota. Lo coloco al lado de Heaven y le presionaba también con un paño y luego le colocaba hojas purificadas en la herida. El viejo miraba a Heaven soportando el dolor.

-¿Heaven? - Pregunto Owen. Estaba esperando que quitara sus manos. En ese preciso momento el viejo se exaltó

 -!Tu¡ Es tu culpa- La señalaban. Heaven miraba al viejo extrañada, no sabía porque decía eso sobre ella y ya la estaba asustando. Quito las manos de aquel duende herido y se levantó asustada, todos empezaban a mirarla y señalarla como culpable.

-Ella... Por culpa de ella…- Decían varias personas heridas a la vez señalándola. Heaven se sentía confundida y ver a aquellas personas culpándola de algo que no tenía idea.

-Mirdor nos advirtió que si tú no morías nosotros lo hacíamos por ti.
Aquello fue como una puñalada en el corazón de ella, sentía ganas de llorar pero no lo haría en aquel lugar y se contuvo las ganas.

- Heaven es mi hija, por lo tanto quiero respeto para ella mientras vivan aquí y estén a mis cuidados. El que no quiera será puesto en una celda en lo último y oscuro de la cámara- grito Millan en tono grueso, firme y autoritario. Aquello resonó por todo el lugar.

Millan se acercó a Heaven para sacarla de ese lugar, a cargo dejo a Ethan, Amy, Max y Owen para que atender los heridos mientras el llevaba a Heaven afuera. Ethan observaba con preocupación a Heaven, quería en cierto modo acercarse a ella pero de momento tenía labores que hacer y aquellos heridos necesitaban atención. El hada que Ethan atendía había muerto, perdió mucha sangre y el no pudo hacer mucho, la herida era profunda. Cubrió su cuerpo con una sábana blanca y siguió atendiendo otros heridos. Heaven se retiraba con Millan fuera de la cámara, ambos debían hablar mucho.

-¿Porque me dicen así? ¿Qué les hice?

-Mirdor los amenazo.

-Quiero irme de aquí. Si puedes salir a rescatar entonces salgamos y me llevas a la cueva para regresar a casa.

-No es fácil. Hay espías por todo Borjhan.-

-¿Cómo salieron a rescatarlos a ellos? Debieron tener un plan. Quiero irme.- Imploraba con lágrimas en los ojos. Un gran nudo en la garganta y gran congestión en la nariz que por su condición no la dejaba respirar bien. Quería salir de aquel lugar donde todos la culpaban, donde la querían muerta y donde no tenía en quien confiar. Millan decía ser su padre pero faltaban muchas respuesta que debía contestar.

-Es momento de que sepas todo con detalles... Vamos a dar una vuelta así podremos hablar mejor-

La voz de Millan se tornaba un poco cálida, su mirada se fijaba hacia el frente y su caminar lento con su espalda erguida. En él se veía seguridad y confianza de lo que iba a decir, aunque de seguro Heaven no iba a tomarlo nada bien. Heaven tenía muchas preguntas que hacerle a Millan, pero antes sabía que debía estar calmada, respiraba profundo tomando aire ya que no podía respirar bien, se sentía muy sola.

- ¡Millan! - Ethan los detenía.

- ¿Porque no estas con los enfermos?

- Tienes que venir a ver

Millan se detuvo en su andar y se regresó de Inmediato a ver qué sucedía.

-Heaven lo mejor será que esperes aquí, lo que sucede adentro no es el ambiente adecuado para ti

Ethan trataba de calmar un poco a Heaven y le aconsejaba esperar afuera, ya que sería mejor para ella. Millan entro nuevamente y encontró todos los cuerpos muertos.

-Todo va a estar bien, no les hagas caso, nada de esto es tu culpa-

Una de sus manos acariciaba la mejilla de Heaven suavemente, aunque estaba nervioso al hacer eso, además que Heaven no quería hablarle.

Millan entro viendo a todos los cuerpos muertos. Los cuerpos estaban helados, en su piel se podían observar las venas. Estas estaban de un color negro y algo gruesas tanto así que se marcaban en la piel. Millan fruncía el ceño, extrañado ante tal masacre, nunca había visto un cadáver ponerse así.

- Debemos sacarlos a todos, no los toquen.

Millan ordenaba a todos, no sabían que era lo que les había sucedido y no sabía si era dañino para ellos. Heaven que entraba con la impaciencia que tenía afuera se quedó perpleja tapándose la boca, quedando impresionada por los muertos. Sin respirar, parpadeo varias veces y luego cerró los ojos. Ethan al ver que Heaven había entrado se le acerco, colocando una de sus manos sobre el hombro de ella para sacarla del aquel lugar.

-Heaven, vamos a fuera no debes estar aquí

-¿Que les paso?- Heaven no se movió de su lugar aun mirando los cuerpos.

-Fueron envenenados Heaven- Ethan bajaba su mirada, en el había impotencia y rabia, sabía que Mirdor era el culpable de esto.

-¿Cómo fueron envenenador? - Heaven se sentía muy mal.- ¿Es por mi culpa cierto? - Le pregunto a ambos.

-Esto no es tu culpa. Mirdor quiere ver toda la gente de Borjhan a sus pies, y aquellos que se resisten los asesina- Millan fue más que claro con Heaven al decir que no era su culpa.

-Eres mi hija. Te envié a aquel lugar para que tuvieras una mejor vida lejos de esto. Mirdor cree que tú eres, hija mía, la de la leyenda. Quien pasa por primera vez por la puerta es porque es de corazón puro y valiente. Se dice que un hijo de los hermanos junto con el dragón puro derrotara a los gobernantes.

-Y... ¿Se supone que esa debo ser yo?

Heaven empezaba a aterrarse, se preguntaba cómo es que ella haría eso, si no sabía ni pelear y además ellos tenían poderes.

-Mirdor lo cree con tu demostración en el anfiteatro Heaven. Mostraste tener la capacidad de tus poderes- Contesto Millan.

-!No tengo poderes! ¡Me quiero ir de aquí!- ]Exclamo Heaven saliendo de aquel lugar para escapar.

-¡Heaven, espera!- Exclamo Millan viendo como ella salía rápido de aquel lugar. Ethan la siguió rápidamente hasta alcanzarla. Él estaba sorprendido, aunque tenía sus sospechas.

-Espera!... Heaven se detuvo volteando a verlo.

-¿Qué quieres? También déjame tranquila, ve a atenderlos a todos pero ya déjame- suplico bajando bajo la mirada enojada y llena de dolor.

Ethan se molestó al ver su actitud. El no podía creer lo que pasaba, pero debía hacerlo y debía estar con ella y apoyarla.

-Oye, ya basta ¿no?... Sé que no debe ser muy fácil para ti, de no ser porque fue el propio Millan quien te lo dijo no lo creería

Ethan coloco sus manos sobre los hombros de ella intentando calmarla.

-Siempre pensé que esa leyenda eran patrañas, pero ya veo que no. Debes calmarte y ser fuerte, Millan no dejara que te suceda nada malo y bueno... Yo tampoco, no dejare que pases esto tu sola.

Heaven quedo muda mirando a otro lado, cruzo sus brazos sin decir nada, se quedó pensando en cómo deshacerse de él, no quería que la viera llorar. Ethan se acercó a ella abrazándola, rodeando sus brazos por su cadera. Era extraño para ella sentir el calor de su cuerpo en el de ella.

Heaven no podía comprender aquella repentina reacción de Ethan, era una forma de disculparse por dejarla sola cuando lo necesito o acaso ese abrazo era por algo más que ni el entendía. No le importo mucho, sentía su cuerpo, cada célula de su piel y le gustaba aquello. Millan salió y los vio a Ethan abrazando a Heaven, así que no hizo ruido alguno y se regresó. Ethan separo su cuerpo del de ella y dejo salir una sonrisa.

-Mientras Millan y yo estemos aquí, nadie va a lastimarte... Ya no estarás sola.

-¿Porque eres así conmigo?


Los dos no estaban tan lejanos uno del otro. Algo la hacía que dentro de ella se encogiese nerviosa. Tenía a Ethan muy cerca, sintiendo su pecho con el de ella, miro sus labios sintiendo el deseo de besarlo pero se contuvo.

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