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2/15/2015

Capitulo III.La puerta


-Mamá… ¿Has visto mi dije?- Preguntaba Heaven

-¿Cuál dije?- Respondió su madre.

-El que me regalo tía Mary en mi cumpleaños- Heaven comento.

Desde el cumpleaños ella no lo había visto,  no sabía dónde lo había dejado y entre tantos regalos, agite era posible que lo dejara en cualquier sitio de la casa que era demasiado grande, buscarlo allí era como buscar un aguja en un pajar. Habían seis habitaciones y dos pisos, estaba demás mencionar su habitación y la de sus padres, estaba el sótano que nunca entraba y a pesar que estaba al frente de su habitación le daba un poco de miedo, a su parecer eso no era un sótano sino más bien una habitación tenebrosa. Abajo en la entrada principal a mano derecha estaba el bar y a la izquierda la cocina, de frente estaban las habitaciones de los huéspedes.

Comenzaba a recorrer la casa, habitación por habitación, hasta que se detuvo en el bar donde por ultima vez lo había visto y se habían caído los regalos. El bar era pequeño con una mesa de mármol ovalada en el centro, una mini barra con varias copas y donde mi padre tenía toda clase de bebidas para preparar. En uno de los extremos se encontraba una mesa de billar y un estéreo que nunca sonó en su cumpleaños. Busco sobre la barra que había en todos los extremos y allí no apareció. Camino hasta la cocina y al entrar busco sobre el mesón, abrió el refrigerador ya que su madre a veces metía cosas, como ejemplo su teléfono móvil. Un día heaven la ayudaba con un pastel que tenía que entregar rápido y de tanto estrés había metido su teléfono junto con los huevos en el refrigerador, no le extrañaba que estuviera dentro con cualquier otra cosa, quizás metido en un envase de agua, pero estaba equivocada, no estaba allí, al parecer ella tenía poca fe en su madre.

-¿Encontraste lo que buscabas?- pregunto su madre bajando las escaleras.

-No, solo quisiera subir a mi cuarto y encontrarlo en mi cama-

Heaven quería encontrarlo, pensaba salir a tomar un poco de aire fresco en el parque y cuando regresara seguiría buscando. Subió a su habitación para arreglarse un poco y salir, justo cuando comenzaba a hacer su cama que moví las almohadas, el dije apareció. Seguramente al dormir lo coloco debajo de su almohada sin darme cuenta. Sin embargo, la noche anterior no lo llevaba puesto.

Se arregle con ropa cómoda, podía haber calor así que pensaba que era mejor algo cómodo. Salio de la casa directo al parque, allí se senté a una banca a observar a todo aquello que pasaba. Se podían ver cosas interesantes como chicos patinando, un hombre vestido de mimo pintando un retrato de una hermosa mujer sentada en una banca, aquella llevaba un vestido rojo escotado de un lado cubriendo solo medio seno, sus piernas estaban cruzadas con su vestido un poco recogido;  tenía la mirada fija en el retrato que no había notado que había alguien haciéndome señas.

-Heaven despierta-

-¿Eh?

Se exalto haciendo una expresión al reaccionar, parpadeo varias veces y fue cuando pudo observar a Emma

-¿Qué quieres?- Dijo Heaven de mala manera-

-Solo quiero hablar contigo, escúchame- Suplico Emma.

-No hay nada de qué hablar- Se levanto para irse y sintió un fuerte tirón en su brazo izquierdo – ¿Qué te sucede? Déjame… no tengo porque escucharte

Ella aun le sujetaba del brazo, debía suponer que no le soltaría hasta escucharla, así que no tenía otra opción y volví a sentarme de nuevo en la banca fungiendo el ceño.

-Te daré solo unos minutos, Emma-

-Pensé que William te lo había dicho antes, cuando nos viste me sentí muy mal y le pregunte porque no te había dicho y el muy cínico dijo que nos quería a las dos. Discúlpame, no pensé que sería así, me siento mal, me siento la peor Heaven. - Emma se sentó a su lado.

Sus palabras eran sinceras aunque Heaven estaba confundida y no sabía que pensar, o que decir. William era un imbécil y posiblemente, tomando las palabras de Emma jugaba con las dos.

-No sé qué decir… estoy confundida. William fue a la casa y me beso, tuve que echarlo-

-¿Te beso?-

-Si lo hizo el muy descarado-

-No puedo creerlo Heaven-

-Pues créelo-

-Es un descarado sin duda, deberíamos colgarlo de un árbol por las orejas-

-Qué mala eres aunque no es mala idea- reí por su divertida idea

-Eres mi mejor amiga te extraño-

-Si, la pasábamos muy bien juntas-

-¿crees que podemos ser amigas otra vez?-

-Claro que si-

Haven se levanto de la banca al igual que Emma dándose un  buen abrazo fuerte de amigas, riendo como tontas. Siguieron conversando un buen rato, bromeando y recuperando el tiempo perdido, tanto que ni cuenta se habían dado de la hora.

-¡Cielos!- Exclamo Heaven

-¿Qué pasa Heaven?- Pregunto preocupada Emma

-Es demasiado tarde, Emma. ¡Mis padres van a matarme!- Dijo Heaven levantandose.

-Cierto, es mejor que nos regresemos-

Se despidieron con un fuerte abrazo y caminó lo más rápido posible llegando a casa. Estaba oscuro, no iba a salvarme de un buen ragaño. Cuando llegó intento abrir la puerta sin ruido alguno pero ya era demasiado tarde, estaban esperándome en la sala, y inmediatamente se puse fría y pálida.

-¿Dónde estabas?- Pregunto su padre saliendo de la oscuridad.

-Más vale que tengas una razón para llegar a esta hora jovencita- Dijo el enojado.

Esas fueron las primeras palabras de su padre, no había hecho nada malo excepto llegar tarde, tenía que tener buena excusa ligado con la verdad para que no le castigaran y pudiera irse a su cuarto. En su vida nunca la habían castigado, todo lo hacía bien. No era de romper reglas, a ella gustaba hacer lo correcto aun cuando no fuera criada así, sus  padres eran algo divertidos y ella más o menos seria, trataba de cambiar pero era imposible, no le adaptaba a ser diferente.

Coloco las manos hacia atrás caminando hacia ellos pensando, pero de igual forma la regañarían diciendo o no la verdad, así que no seria mentirosa, no se dejaría llevar por aquela sucia opción.

-Estuve en el parque y luego llego Emma, mi amiga. nos pusimos a conversar, se nos fue muy rápido el tiempo, deje el teléfono porque se me olvido en mi habitación, Cuando vi la hora era tarde y vine lo más rápido que pude. Lo siento no volverá a pasar- los miraba a los dos, ellos no estaban muy convencidos así que trataba de colocar mi cara de “Lo siento” para que entendieran.

-Estas castigada- fue lo que dijo su padre, eso le había enojado, primera vez que lo hacía y estaba castigada.

-Primera vez que llego después de las nueve, tampoco quise hacerlo- Dijo Heaven tratando que lo entendieran.

-Ya lo decidí- Dijo serio su padre.

-Pero…- Trato de habalr de nuevo pero no lo hizo.

-Nada de peros- Su padre señalaba las escaleras.

Miraba a su madre, ella no decía una sola palabra, suponía que pensaba; “es entre tu padre y tu” así que estaba demás pedirle su ayudara. La puerta había sonado y su madre fue quien la abrió para recibir algo, un paquete,  una caja de cartón simple con una hoja de cuaderno donde estaba escrito su nombre.

-Es para ti- Su madre la miraba.

-¿Para mí?- Pregunto extrañada Heaven.

-Sí, toma- decía su madre agarrando la caja entre sus manos y entregándosela.

La tomo sin mirar lo que tenía dentro y camino a su habitación aun preguntandose que habia dentro de ella. Abrió la caja, dentro había un libro, uno muy viejo y lleno de polvo. Lo tomo entre sus manos y lo soplo para quitar un poco el polvo. El libro era grueso y pesado, color rojo con bordes dorados, el centro llevaba un círculo con la imagen de un dragón, el mismo dragón del sueño, el de la piel y ojos de serpiente que me asustaba, era una coincidencia.
 
Abrió el libro, sus hojas eran de papel pergamino viejo color rojo, la tinta se notaba caída, con letras doradas muy brillantes, en su portada el titulo decía “Borjhan” no se sabía que era pero pronto se iba a saber.

Alguien se acercaba, creía que era su padre, así que debía esconder el libro rápido; efectivamente su padre entro sin tocar como era de costumbre, observo por un momento la caja.

-¿Qué había?-

-Pues nada papá, solo la caja vacía, una buena broma ¿No crees?- dijo nerviosa.

 El libro lo había escondido debajo de la almohada, ella le enseñaba la caja vacía y me dio un beso de buenas noches en su frente.

-Aun estas castigada- dijo el y ella resoplo preguntándose: ¿Para qué lo repetía? Ya se volvía a poner de mal humor, al irse cerro la puerta y busco su pijama. Se acostó a hojear el libro.

Trataba de una historia de fantasía sobre un mundo de fantasías criaturas llamado Borjhan, habían duendes, dragones entre muchas otras especies fuera de la imaginación. Para ella se veía muy interesante, son la clase de historias que le gustaban y se preguntaba  quien lo había dejado en la puerta y porque específicamente para ella.

Las primeras líneas que contenía aquel viejo libro era sobre una tierra rodeada de hermosos valles, colinas, montañas, corrientes de agua que caían como pendientes desde las montañas formando grandes ríos cristalinos, estos ríos daban vida a la diversidad de vegetación que existía, como arboles empinados, gruesos y de formas extrañas; algunos daban frutos que variaban como la Merlanda que era como el tamaño de una manzana, pero totalmente redonda como pelota. Su sabor era como la de una patilla pero algo ácida; también estaba la frabana, una fruta con forma alargada como la de un pepino, su sabor era como la fresa pero su textura era como la de una banana.

Borjhan era habitada por toda clase de criaturas, desde las más pequeñas hasta las más grandes, ninguno era exiliado; los duendes eran quienes se encargaban de mantener la paz y la tranquilidad entre todos los habitantes, los humanos eran los encargados de proteger al igual que las criaturas gigantes.

Los días eran calmados hasta que algún dragón rompía con la paz, ellos eran feroces e inteligentes, no se prohibía cazarlos pero si matarlos.

… De nuevos los ojos amarillos como serpientes con sus pupilas como las de un diamante invadían sus temores,heaven sentía las respiración agitada nuevamente y el corazón latiendo a mil por segundo. Esa vez no estaba en una cueva sino en un sótano lleno de cosas, cosas que le resultaban familiares, tanto que algunas eran de su familia, como su primera bicicleta, los autos pequeños de colección oxidados de su padre y la tostadora vieja de su madre. Estaba en sucasa, esto era real ¿cómo había entrado?, no lo sabía. Solo observaba las paredes blancas, parecía un cuarto de hospital tan pálido y cerrado. La ventana de vidrio estaba cerrada y apenas se veía. Había un escaparate muy viejo y vacío delante de ella.

Camino por las cosas de mecánica de su padre y en una de las esquinas había un espejo, de aquellos que tenían un paral, en el que pudo observar algo extraño. Una puerta vieja de caoba maltratada y muy usada. Dio unos pasos hacia ella y la observo completamente, ¿Por qué una puerta estaría aquí? Era muy vieja.

Iba a tocarla pero algo la detuvo, un rugido conocido a sus espaldas hizo sobre saltarse, no volteo solo intentaría escapar. Dio vuelta a la manilla y entre en aquella puerta, no había nada. Era como caer en un vació, todo estaba blanco y de un brillo extremo que me cegaba un poco los ojos. Avanzo lentamente buscando una salida, intento gritar para despertarse ya que sabia que eso era un sueño y no le estaba gustando.

Su desesperación aumentaba, miraba a los lados y aun no veía nada, solo una niebla comenzaba a aparecer y a lo lejos se reflejaba una colina con un árbol en forma de trébol y… ¿duendes? . Se detuvo a  pensar en el extraño sueño donde estaba pero debía seguir avanzando, buscando la manera de despertar. Se pellizcaba y se golpeaba un poco pero no sentía nada. De pronto el reflejo cambio y se veía dormida  era como ver una pantalla de un televisor lejano pero en reflejos moviéndose lentamente.

Corrió lo más rápido que podía, sentiendo un peso excesivo en sus piernas que no la dejaban que avanzara fácilmente, era como tener en cada una cadenas con bolas de acero. Su mente me mantenía activa y no se daba por vencida hasta llegar, al hacerlo cayo y algo le golpeo en la cara. El libro había tapado su cara golpeando su nariz.

Capitulo II. Sueños Reveladores

Heaven entraba en clase de lengua sin mirarlos a los dos, solo se concentraría en la clase para sacar una excelente y buena calificación en el próximo examen que era en una semana. Ocupó el primer asiento de la segunda fila, así nadie la molestaría al estar frente de la profesora. Esa mañana había sido la más dura de todas, era la burla de nuevo y todos comentaban de lo sucedido. No se sorprendió por aquello, los chismes iban y venían rápido.

Heaven estudiaba en la "School of Danville County" de la mejores de Danville, los profesores eran excelentes, quizás algunos estudiantes eran buenos, otros se pasaban el día haciendo insoportable la vida de otros. A pesar de eso le gustaba estar ahí. Era una buena escuela, no se dejaba llevar porque quien la conformaban sino sus enseñanzas. No hay que juzgar  por lo que se ve, sino por como es.

En la entrada al edificio se podría ver una enorme cúpula que lo hacía parecer un castillo moderno. Era un espacio abierto con una estatua en el centro, era un hombre que ella no tenía idea de quién era, ella suponía que fue el fundador de la escuela, solo que no sabía cómo se llamaba.

Los salones daban tranquilidad con el color blanco y un diseño amplio para todos, estaba lleno de ventanales donde podría entrar el viento tranquilo con suaves brizas. Desde allí se podría observar una terraza con una impresionante paisaje y al salir a aquel lugar era estupendo, se podía respirar tranquilidad, sobre todo en su parte posterior donde se encontraba una plaza enorme, con gran vegetación. A ella le gustaba mucho pasar su  tiempo libre allí, era el único sitio donde podía estar tranquila sin que nadie la molestara, pero hoy no sería el día de quedarse.

Sus pisos eran muy brillantes, era porcelanita que parecía más bien de cristal. Sus pasillos eran sumamente largos y los casilleros todos estaban enumerados y identificados con los nombres de cada estudiante. La escuela contaba con una biblioteca con suficiente espacio, donde había libros de toda clase, divididos en 15 secciones.

Cuando la profesora dio por terminada la clase Heaven no espero para salir. De hecho, fue la primera en hacerlo. Escucho varios llamados de Emma pero no le hizo caso a ellos. Esta  vez no fue a la cafetería porque sería lo peor, así que almorzó en el gimnasio. Era un lugar relajante porque a estas horas se encontraba solo y nadie pasaba por allí. Heaven se sentó en las gradas del gimnasio, justo en medio de un balón de baloncesto. En frente tenia a la vista la cancha de baloncesto donde jugaba el equipo de la escuela cada mes. El piso  de aquel lugar era de madera pulida y en cada extremo de la cancha habían dos aros que allí donde lanzaban la pelota, en el piso había líneas blancas que indicaban varios tipos de reglas en el baloncesto.

Las próximas clases para ella fueron lo peor y  al salir le pidió a su padre que viniera por ella para no tener que agarrar el auto bus que competía con Emma al salir de cada clase final. 

Esa misma tarde no quería comer ni un bocado, solo quería encerrarse en mi habitación para que sus padres de molestarían. Comió algunos bocados sin ganas y al terminar se levanto inmediatamente lavando el plato. Subió a su habitación y  puso música en su a todo Volumen. No era de distraerse fácilmente, solo tenía que buscar la manera de hacerlo.

Tomó su portátil y busco en Internet algunas técnicas para mejorar los trazos al dibujar un rostro.
Unos de sus dones era dibujar y lo hacía muy  bien, le gustaba aprender más técnicas porque era lo que le apasionaba aunque sus padres, ninguno, tenía habilidades artísticas o algo parecidas, curiosamente yo ella, supongo que eso no tenía mucho que ver o eso ella pensaba. Dibujar no era fácil, pero ella tomaba un lápiz y era como hacer magia, todo lo que se imaginaba le quedaba a la perfección.

Recordaba el primer día que dibujo de niña, regresaba de la escuela muy triste y solo quería estar sola todo el día. Entonces, tomo una hoja y dibujo un hermoso paisaje lluvioso intentando reflejar su tristeza en el, lo curioso de todo fue que esa tarde no paro de llover y el cielo estaba totalmente oscuro, fue una gran casualidad y nunca olvido ese día.

Se escucharon unos pasos que venían subiendo las escaleras rumbo a su cuarto, que detuvieron su dibujo, por lo fuerte que eran supongo que era su padre. Abrió la puerta sin tocar como era de esperarse, ya no se sabía de qué manera decirle ella y su madre que tocara la puerta antes de entrar.

-Heaven un muchacho te busca- Dijo mi padre.

No le gustaba que un chico viniera a casa a buscarla, típico de todo padre con su única hija. Ella no tenía idea de quién era, menos que era William, Heaven no quería verlo. Si era él iba a ponerse muy molesta.

-¿Un muchacho? … bien pues dile que enseguida bajo- Acomodo un mechón de su cabello cuando su  padre salía de la habitación. Hizo lo mismo solo que esperaba que no fuese William. Abrió la puerta, era él.

-¿Qué haces aquí de nuevo?... ¡Vete!- dijo molesta con él. Nubes grises, nubes que sustituían a las blancas, ellas indicaban una tormenta, el clima cambiaba y ella lo estaba notando.

-Es mejor que te vayas, no pienses que te dejare entrar cuando empiece a llover- dijo de nuevo.

Su humor cambiaba y con el cambiaba el clima.

¿Era casualidad acaso?

-Heaven…- dijo él casi en un susurro.

-No digas nada no quiero escucharte, mira no soy rencorosa está bien, solo vete. Por favor.

Heaven quería que se largara antes que su padre le empezara la curiosidad y se acercara a ver, intentaba cerrar la puerta y no él no la dejo, empezaba a llover fuerte.

-Ya vete, solo déjame no quiero nada de ti.- Intentaba calmase.

No sé sabe cómo sucedió pero de pronto la estaba besando, ella solo dio un fuerte empujón y golpeo su mejilla con tanta rabia y fuerza que justo con el golpe un destello de luz apareció como un flash e ilumino por unos segundos todo el lugar. Cerro sus ojos ante aquel resplandor, haber sentido su asquerosa boca en la suya le dio mucha rabia; había pasado el destello de luz y la lluvia se intensificaba aún más, pasaron apenas unos segundos y un estruendo enorme se escuchó como si tocaran un tambor enorme en el oído, fue tan intenso que las luces de las casa se apagaron y regresaron al instante.

Heaven dio el grito más fuerte que jamás había dado. William salía corriendo entre la fuerte lluvia quedando todo empapado.

-¡Heaven! Ven entra a la casa hay una fuerte tormenta eléctrica- dijo su madre cerrando la puerta.                                      
Ella no sabía qué hacer o decir, estaba asustada y muy molesta, solo salió corriendo a encerrarse en su cuarto y llorar como tonta.

-Heaven espera. ¿Quién era ese muchacho? Porque no…

-Déjame en paz mamá. Es un idiota, solo déjame sola- Cerro con rabia la puerta de su cuarto, comenzando a tener lágrimas en los ojos, se hacia la fuerte, no quería llorar de nuevo, no le gustaba hacerlo. Se tumbó en la cama boca abajo pensando en el clima, era la segunda vez que sucedía aquello. De contener el llanto se quedó dormida, sentía que alguien le abrigaba, era su madre por su forma de hacerlo, no despertó y quedo profundamente dormida.

El viento soplaba y soplaba creando una espesa neblina alrededor de aquel lugar en penumbras, era como estar en un cuarto con tan solo una pequeña luz parpadeante al final de un túnel estrecho. A medida que avanzaba tocaba algo en el suelo, sin poder observar mucho bajaba su cuerpo al suelo y tomaba una rustica, húmeda y pequeña piedra. Siguió caminando con cuidado por las tantas rocas, aquella luz se hacía más intensa y se podía ver ya el suelo arenoso con un olor a tierra húmeda que se hizo notar. La piedra que empuñaba comenzaba a sentirse más húmeda y la curiosidad de ella aumentaba más a media que avanzaba. ¿Qué es este lugar? ¿Cómo había llegado aquí? Apretó más la roca y abrió su mano mirándola, esa de repente comenzó a elevarse por los aires y un pequeño chillido salió de su garganta. Dejó caer la piedra al suelo y comenzaba a respirar agitada, se preocupaba si había sido ella quien la había hecho elevar. Volvía a tomarla y se concentró mirándola profundamente y consiguió que se elevara de nuevo.

Un rugido se escuchó a sus espaldas, al voltear había un dragón detrás, dejo caer la piedra dando pasos cortos hacia atrás. Sus escamas eran como las de una serpiente solo que más grandes al igual que sus ojos. Su tamaño era como dos veces un león y su rugido era el triple. Su mirada hacia ella era de enojo y no debía estar allí, cuidaba algo y si intentaba escapar moriría. Lo mismo podía suceder si se quedaba en aquel lugar. Al dar otro paso hacia atrás tropezó con otra roca pero esta vez mucho más grande, cayó y lo último que vieron sus ojos fue llamas de fuego  salir de aquel dragón.
Gritaba fuertemente que su voz era una especie de eco que retumbaba, su visión se nublo, apenas si podía abrir los ojos e intentaba descifrar un rostro desenfocado.

-Heaven…-

Escuchaba la voz de su madre.

-Heaven despierta-

Despertó de inmediato, escuchaba la voz de su madre creyendo que era en el sueño hasta que toco a su puerta, se levantó extrañada, no supo cuando se había quedado dormida se acercó a la puerta y la abrió.

-Heaven… ¿Qué hacías? Me tenías preocupada llevo rato tocando- dijo su madre.

-Estoy bien, mamá-

-No. No lo estas. Escuche tu grito y vine a ver qué sucedía.

El grito si había sido real, ahora ella tendría que dar una explicación.

–Solo fue un sueño, nada más-  decía suspirando, pero eso no bastaba para su madre.

-Está bien que sea un sueño pero ¿Y el chico que vino? Quiero la justificación de que me gritaras.

-¿Un chico que vino?- haberse quedado dormida al parecer le había borrado la memoria por unos instantes, hasta recordaba luego que se refería a William. -Es solo un chico de la secundaria, nada importante mamá-

-¿Nada importante?- Entonces porque te vi llorando, además me gritaste así que debe ser importante-
Allí le  venía un gran regaño por culpa de William y no sabía que decir.

 - Lo siento mamá, rompí con el- dije suspirando. Ella sabía que eso no le gustaría a su madre,  que le dijera tal cosa, su rostro cambio bruscamente y sabía que estaba en problemas.

-¿Terminaste con él? Nunca mencionaste cuando empezaron Heaven-

- Hace una semana, pero ya no lo quiero, ya no me gusta. Es… Es muy romántico y cursi, no me gusta eso-

Esperaba que le creyera esa pequeña mentira.  Su madre le veía poco convencida con lo que le había dicho.

-Cuando yo conocí a tu padre me fijaba en muchos chicos románticos-

Ahora su madre iba a contarle sus romances, aunque para Heaven eso era mejor, así evadían hablar del tema, entre tantas historias de sus parejas se pasaba el tiempo y las horas.

-Tu padre y yo nos conocimos en la secundaria, tropecé con el llenándolo de jugo, muchos se rieron de el-

 Ella observaba como se reía, no podía pedir algo más aburrido que eso, bostezaba una y otra vez.
Su madre para tener cuarenta y dos años era una mujer hermosa, no parecía tener su edad. La consideraba como una mujer muy dulce, tan dulce como los postres que hacía, su sonrisa era encantadora y siempre estaba pendiente de todo, tenía un carácter pacífico, rara vez se enojaba, todo lo opuesto a su padre. Ella era de cabello negro, delgada y un poco alta como de 1.70 de alto, su cara era redondeada y con finos labios.

-Creo que ya conté mucho, mejor duerme-

Dio un beso en la frente y salió de la habitación, cabrío su rostro con una almohada intentando dormir profundamente.

Movía sus pies y sus manos como si nadara boca arriba y balbuceaba, miraba aquel lugar hecho completamente de madera, apenas había una cama de palmas y una silla, de nuevo no sabía dónde estaba y aquello era demasiado solitario. Estaba en la oscuridad y escuchaba voces a lo lejano, a un no descifraba lo que decían, se veían sombras entre algunas de las maderas que hacían de pared. Aquellas sombras se movían rápido como si sucediera algo, como si pasara algo malo. Heaven miraba hacia arriba, el techo era de palmeras tejidas y troncos, estaba en una especie de choza. Pieles se veían en un rincón, pieles que no eran de un animal conocido, aquellas eran extrañas, eran marrones con una textura de pequeños cuadros, nunca las había visto, sus colores y su brillantez. Nuevamente alguien pasaba, llevaba una antorcha, se podría notar el color rojo del fuego. Un hombre abría una puerta que rechino fuertemente y eso hizo que las voces se escuchaban más fuerte. En su interior se escuchaba un llanto, un llanto de desespero y aquel hombre se acercaba a ella dejando la antorcha a un lado,  la tomo entre sus brazos  por unos segundos. Lo miraba a los ojos sin llorar, no sabía quién era, en su vida Heaven nunca lo había visto y no era su padre.

Heaven empezaba a darse cuenta que era una bebe en aquel lugar; aquel sujeto era muy alto, llevaba un sombrero, un sombrero con la punta doblada y un manto rojo, tan rojo como la sangre. Era muy barbudo y algo obeso. El la miraba y sonreía, tenía una sonrisa muy pronunciada, como una blanca dentadura, tan brillante que podía reflejarse en ellos. En sus brazos se notaban marcas muy extrañas en otro idioma, eran como símbolos o algo parecido. La cabaña comenzaba a arder en fuego y entre los brazos de aquel hombre salía de aquel lugar en llamas.

Había una multitud corriendo, aquellas personas eran más pequeñas que el mismo hombre, el fuego asechaba a todos y se podía ver algunos quemándose, el llanto se escuchaba de nuevo y los gritos eran más fuertes, sin embargo, el tiempo se detuvo y de nuevo vio aquellos ojos de serpiente, esta vez estaban calmados hasta un cierto momento cuando se escuchó su rugido.

Ella estaba sudorosa, el corazón saltaba en su pecho que parecía iba a salirse y la respiración estaba aumentando, todo le daba vuelta y aun no caía en cuenta que estaba en su cama. Se levantó rápidamente de la cama agitada, intentaba calmarse un poco, entró a su baño abriendo el grifo del lavamanos para lavarse un poco la cara, se miraba al espejo preguntándose sobre aquel sueño, era ella cuando apenas era una bebé, era más bien como si hubiese vivido aquel momento, no podía sacarse de la cabeza la imagen de aquel sujeto tan extraño. Su cuerpo se sentía acalorado por tanto sudor, así que decidió entrar a la ducha, mientras abría los grifos iba sacando su ropa dejándola sobre la cama. Quitó la ropa que llevaba puesta, tomó una toalla y la coloco a mano para cuando saliera de la ducha.

Al entrar a ducharse se sentía muy relajante sentir el agua recorrer su cuerpo, aun pensaba en  el sueño, ya era la segunda vez que soñaba cosas similares y eso empezaba a generarle curiosidad, temor, era como una visión de una vida pasada cuando apenas ella era una bebe, sus padres nunca le habían hablado de ella cuando nació, y ese sueño le empezaba a dar interés por saberlo. 

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