-Mamá… ¿Has visto mi dije?- Preguntaba Heaven
-¿Cuál dije?- Respondió su madre.
-El que me regalo tía Mary en mi cumpleaños- Heaven comento.
Desde el cumpleaños ella no lo había visto, no sabía dónde lo
había dejado y entre tantos regalos, agite era posible que lo dejara en
cualquier sitio de la casa que era demasiado grande, buscarlo allí era como
buscar un aguja en un pajar. Habían seis habitaciones y dos pisos, estaba demás
mencionar su habitación y la de sus padres, estaba el sótano que nunca entraba
y a pesar que estaba al frente de su habitación le daba un poco de miedo, a su parecer eso no era un sótano sino más bien una habitación tenebrosa. Abajo en
la entrada principal a mano derecha estaba el bar y a la izquierda la cocina,
de frente estaban las habitaciones de los huéspedes.
Comenzaba a recorrer la casa, habitación por habitación, hasta que se detuvo en el bar donde por ultima vez lo había visto y se habían caído los
regalos. El bar era pequeño con una mesa de mármol ovalada en el centro, una
mini barra con varias copas y donde mi padre tenía toda clase de bebidas para
preparar. En uno de los extremos se encontraba una mesa de billar y un estéreo
que nunca sonó en su cumpleaños. Busco sobre la barra que había en todos los
extremos y allí no apareció. Camino hasta la cocina y al entrar busco sobre el
mesón, abrió el refrigerador ya que su madre a veces metía cosas, como ejemplo su teléfono móvil. Un día heaven la ayudaba con un pastel que tenía que entregar
rápido y de tanto estrés había metido su teléfono junto con los huevos en el
refrigerador, no le extrañaba que estuviera dentro con cualquier otra cosa,
quizás metido en un envase de agua, pero estaba equivocada, no estaba allí, al
parecer ella tenía poca fe en su madre.
-¿Encontraste lo que buscabas?- pregunto su madre bajando
las escaleras.
-No, solo quisiera subir a mi cuarto y encontrarlo en mi
cama-
Heaven quería encontrarlo, pensaba salir a tomar un poco de aire
fresco en el parque y cuando regresara seguiría buscando. Subió a su habitación para arreglarse un poco y salir, justo cuando comenzaba a hacer su cama que moví las almohadas, el dije apareció. Seguramente al dormir lo coloco debajo de su almohada sin darme cuenta. Sin embargo, la noche anterior no lo
llevaba puesto.
Se arregle con ropa cómoda, podía haber calor así que pensaba que era
mejor algo cómodo. Salio de la casa directo al parque, allí se senté a una banca
a observar a todo aquello que pasaba. Se podían ver cosas interesantes como
chicos patinando, un hombre vestido de mimo pintando un retrato de una hermosa
mujer sentada en una banca, aquella llevaba un vestido rojo escotado de un lado
cubriendo solo medio seno, sus piernas estaban cruzadas con su vestido un poco
recogido; tenía la mirada fija en el
retrato que no había notado que había alguien haciéndome señas.
-Heaven despierta-
-¿Eh?
Se exalto haciendo una expresión al reaccionar, parpadeo varias veces y fue
cuando pudo observar a Emma
-¿Qué quieres?- Dijo Heaven de mala manera-
-Solo quiero hablar contigo, escúchame- Suplico Emma.
-No hay nada de qué hablar- Se levanto para irse y sintió un
fuerte tirón en su brazo izquierdo – ¿Qué te sucede? Déjame… no tengo porque escucharte
Ella aun le sujetaba del brazo, debía suponer que no le soltaría
hasta escucharla, así que no tenía otra opción y volví a sentarme de nuevo en la
banca fungiendo el ceño.
-Te daré solo unos minutos, Emma-
-Pensé que William te lo había dicho antes, cuando nos viste
me sentí muy mal y le pregunte porque no te había dicho y el muy cínico dijo
que nos quería a las dos. Discúlpame, no pensé que sería así, me siento mal, me
siento la peor Heaven. - Emma se sentó a su lado.
Sus palabras eran sinceras aunque Heaven estaba confundida y no sabía
que pensar, o que decir. William era un imbécil y posiblemente, tomando las
palabras de Emma jugaba con las dos.
-No sé qué decir… estoy confundida. William fue a la casa y
me beso, tuve que echarlo-
-¿Te beso?-
-Si lo hizo el muy descarado-
-No puedo creerlo Heaven-
-Pues créelo-
-Es un descarado sin duda, deberíamos colgarlo de un árbol
por las orejas-
-Qué mala eres aunque no es mala idea- reí por su divertida
idea
-Eres mi mejor amiga te extraño-
-Si, la pasábamos muy bien juntas-
-¿crees que podemos ser amigas otra vez?-
-Claro que si-
Haven se levanto de la banca al igual que Emma dándose un buen
abrazo fuerte de amigas, riendo como tontas. Siguieron conversando un buen rato,
bromeando y recuperando el tiempo perdido, tanto que ni cuenta se habían dado de
la hora.
-¡Cielos!- Exclamo Heaven
-¿Qué pasa Heaven?- Pregunto preocupada Emma
-Es demasiado tarde, Emma. ¡Mis padres van a matarme!- Dijo Heaven levantandose.
-Cierto, es mejor que nos regresemos-
Se despidieron con un fuerte abrazo y caminó lo más rápido
posible llegando a casa. Estaba oscuro, no iba a salvarme de un buen ragaño. Cuando llegó intento abrir la puerta sin ruido alguno pero ya era demasiado tarde, estaban esperándome en la
sala, y inmediatamente se puse fría y pálida.
-¿Dónde estabas?- Pregunto su padre saliendo de la oscuridad.
-Más vale que tengas una razón para llegar a esta hora
jovencita- Dijo el enojado.
Esas fueron las primeras palabras de su padre, no había
hecho nada malo excepto llegar tarde, tenía que tener buena excusa ligado con
la verdad para que no le castigaran y pudiera irse a su cuarto. En su vida nunca la habían castigado, todo
lo hacía bien. No era de romper reglas, a ella gustaba hacer lo
correcto aun cuando no fuera criada así, sus padres eran algo divertidos y ella más
o menos seria, trataba de cambiar pero era imposible, no le adaptaba a ser
diferente.
Coloco las manos hacia atrás caminando hacia ellos pensando, pero de igual forma la regañarían diciendo o no la verdad, así que no seria mentirosa, no se dejaría llevar por aquela sucia opción.
-Estuve en el parque y luego llego Emma, mi amiga. nos
pusimos a conversar, se nos fue muy rápido el tiempo, deje el teléfono porque
se me olvido en mi habitación, Cuando vi la hora era tarde y vine lo más rápido
que pude. Lo siento no volverá a pasar- los miraba a los dos, ellos no estaban
muy convencidos así que trataba de colocar mi cara de “Lo siento” para que
entendieran.
-Estas castigada- fue lo que dijo su padre, eso le había
enojado, primera vez que lo hacía y estaba castigada.
-Primera vez que llego después de las nueve, tampoco quise
hacerlo- Dijo Heaven tratando que lo entendieran.
-Ya lo decidí- Dijo serio su padre.
-Pero…- Trato de habalr de nuevo pero no lo hizo.
-Nada de peros- Su padre señalaba las escaleras.
Miraba a su madre, ella no decía una sola palabra, suponía
que pensaba; “es entre tu padre y tu” así que estaba demás pedirle su ayudara. La puerta había sonado y su madre fue quien la abrió para recibir
algo, un paquete, una caja de cartón simple con una hoja de
cuaderno donde estaba escrito su nombre.
-Es para ti- Su madre la miraba.
-¿Para mí?- Pregunto extrañada Heaven.
-Sí, toma- decía su madre agarrando la caja entre sus manos
y entregándosela.
La tomo sin mirar lo que tenía dentro y camino a su habitación aun preguntandose que habia dentro de ella. Abrió la caja, dentro había un libro, uno muy viejo y lleno de polvo. Lo tomo entre sus manos y lo soplo para quitar un poco el polvo. El libro era grueso y pesado, color rojo con bordes dorados, el centro llevaba un círculo con la imagen de un dragón, el mismo dragón del sueño, el de la piel y ojos de serpiente que me asustaba, era una coincidencia.
La tomo sin mirar lo que tenía dentro y camino a su habitación aun preguntandose que habia dentro de ella. Abrió la caja, dentro había un libro, uno muy viejo y lleno de polvo. Lo tomo entre sus manos y lo soplo para quitar un poco el polvo. El libro era grueso y pesado, color rojo con bordes dorados, el centro llevaba un círculo con la imagen de un dragón, el mismo dragón del sueño, el de la piel y ojos de serpiente que me asustaba, era una coincidencia.
Abrió el libro, sus hojas eran de papel pergamino viejo color
rojo, la tinta se notaba caída, con letras doradas muy brillantes, en su
portada el titulo decía “Borjhan” no se sabía que era pero pronto se iba a saber.
Alguien se acercaba, creía que era su padre, así que debía esconder
el libro rápido; efectivamente su padre entro sin tocar como era de costumbre,
observo por un momento la caja.
-¿Qué había?-
-Pues nada papá, solo la caja vacía, una buena broma ¿No
crees?- dijo nerviosa.
El libro lo había
escondido debajo de la almohada, ella le enseñaba la caja vacía y me dio un beso de
buenas noches en su frente.
-Aun estas castigada- dijo el y ella resoplo preguntándose: ¿Para qué lo repetía? Ya se volvía a poner de mal humor, al
irse cerro la puerta y busco su pijama. Se acostó a hojear el libro.
Trataba de una historia de fantasía sobre un mundo de fantasías criaturas llamado Borjhan, habían duendes, dragones entre muchas otras especies fuera de la imaginación. Para ella se veía muy interesante, son la clase de historias que le gustaban y se preguntaba quien lo había dejado en la puerta y porque específicamente para ella.
Trataba de una historia de fantasía sobre un mundo de fantasías criaturas llamado Borjhan, habían duendes, dragones entre muchas otras especies fuera de la imaginación. Para ella se veía muy interesante, son la clase de historias que le gustaban y se preguntaba quien lo había dejado en la puerta y porque específicamente para ella.
Las primeras líneas que contenía aquel viejo libro era sobre
una tierra rodeada de hermosos valles, colinas, montañas, corrientes de agua
que caían como pendientes desde las montañas formando grandes ríos cristalinos,
estos ríos daban vida a la diversidad de vegetación que existía, como arboles
empinados, gruesos y de formas extrañas; algunos daban frutos que variaban como
la Merlanda que era como el tamaño de una manzana, pero totalmente redonda como
pelota. Su sabor era como la de una patilla pero algo ácida; también estaba la
frabana, una fruta con forma alargada como la de un pepino, su sabor era como
la fresa pero su textura era como la de una banana.
Borjhan era habitada por toda clase de criaturas, desde las más
pequeñas hasta las más grandes, ninguno era exiliado; los duendes eran quienes
se encargaban de mantener la paz y la tranquilidad entre todos los habitantes,
los humanos eran los encargados de proteger al igual que las criaturas
gigantes.
Los días eran calmados hasta que algún dragón rompía con la
paz, ellos eran feroces e inteligentes, no se prohibía cazarlos pero si
matarlos.
… De nuevos los ojos amarillos como serpientes con sus
pupilas como las de un diamante invadían sus temores,heaven sentía las respiración
agitada nuevamente y el corazón latiendo a mil por segundo. Esa vez no estaba
en una cueva sino en un sótano lleno de cosas, cosas que le resultaban
familiares, tanto que algunas eran de su familia, como su primera bicicleta,
los autos pequeños de colección oxidados de su padre y la tostadora vieja de su madre. Estaba en sucasa, esto era real ¿cómo había entrado?, no lo sabía. Solo
observaba las paredes blancas, parecía un cuarto de hospital tan pálido y
cerrado. La ventana de vidrio estaba cerrada y apenas se veía. Había un
escaparate muy viejo y vacío delante de ella.
Camino por las cosas de mecánica de su padre y en una de las esquinas había un espejo, de aquellos que tenían un paral, en el que pudo observar algo extraño. Una puerta vieja de caoba maltratada y muy usada. Dio unos pasos hacia ella y la observo completamente, ¿Por qué una puerta estaría aquí? Era muy vieja.
Camino por las cosas de mecánica de su padre y en una de las esquinas había un espejo, de aquellos que tenían un paral, en el que pudo observar algo extraño. Una puerta vieja de caoba maltratada y muy usada. Dio unos pasos hacia ella y la observo completamente, ¿Por qué una puerta estaría aquí? Era muy vieja.
Iba a tocarla pero algo la detuvo, un rugido conocido a sus espaldas hizo sobre saltarse, no volteo solo intentaría escapar. Dio vuelta a la
manilla y entre en aquella puerta, no había nada. Era como caer en un vació,
todo estaba blanco y de un brillo extremo que me cegaba un poco los ojos. Avanzo lentamente buscando una salida, intento gritar para despertarse ya que sabia que eso era un
sueño y no le estaba gustando.
Su desesperación aumentaba, miraba a los lados y aun no veía
nada, solo una niebla comenzaba a aparecer y a lo lejos se reflejaba una colina
con un árbol en forma de trébol y… ¿duendes? . Se detuvo a pensar en el extraño
sueño donde estaba pero debía seguir avanzando, buscando la manera de
despertar. Se pellizcaba y se golpeaba un poco pero no sentía nada. De pronto el
reflejo cambio y se veía dormida era
como ver una pantalla de un televisor lejano pero en reflejos moviéndose
lentamente.
Corrió lo más rápido que podía, sentiendo un peso excesivo en sus piernas que no la dejaban que avanzara fácilmente, era como tener en cada una
cadenas con bolas de acero. Su mente me mantenía activa y no se daba por
vencida hasta llegar, al hacerlo cayo y algo le golpeo en la cara. El libro
había tapado su cara golpeando su nariz.