Heaven
entraba en clase de lengua sin mirarlos a los dos, solo se concentraría en la
clase para sacar una excelente y buena calificación en el próximo examen que
era en una semana. Ocupó el primer asiento de la segunda fila, así nadie la
molestaría al estar frente de la profesora. Esa mañana había sido la más dura de todas,
era la burla de nuevo y todos comentaban de lo sucedido. No se sorprendió por
aquello, los chismes iban y venían rápido.
Heaven estudiaba
en la "School of Danville County" de la mejores de Danville, los
profesores eran excelentes, quizás algunos estudiantes eran buenos, otros se pasaban
el día haciendo insoportable la vida de otros. A pesar de eso le gustaba estar ahí.
Era una buena escuela, no se dejaba llevar porque quien la conformaban sino sus
enseñanzas. No hay que juzgar por lo que
se ve, sino por como es.
En la entrada al
edificio se podría ver una enorme cúpula que lo hacía parecer un castillo
moderno. Era un espacio abierto con una estatua en el centro, era un hombre que
ella no tenía idea de quién era, ella suponía que fue el fundador de la
escuela, solo que no sabía cómo se llamaba.
Los salones
daban tranquilidad con el color blanco y un diseño amplio para todos, estaba
lleno de ventanales donde podría entrar el viento tranquilo con suaves brizas. Desde
allí se podría observar una terraza con una impresionante paisaje y al salir a
aquel lugar era estupendo, se podía respirar tranquilidad, sobre todo en su
parte posterior donde se encontraba una plaza enorme, con gran vegetación. A
ella le gustaba mucho pasar su tiempo
libre allí, era el único sitio donde podía estar tranquila sin que nadie la
molestara, pero hoy no sería el día de quedarse.
Sus pisos
eran muy brillantes, era porcelanita que parecía más bien de cristal. Sus
pasillos eran sumamente largos y los casilleros todos estaban enumerados y
identificados con los nombres de cada estudiante. La escuela contaba con una
biblioteca con suficiente espacio, donde había libros de toda clase, divididos
en 15 secciones.
Cuando la
profesora dio por terminada la clase Heaven no espero para salir. De hecho, fue
la primera en hacerlo. Escucho varios llamados de Emma pero no le hizo caso a
ellos. Esta vez no fue a la cafetería
porque sería lo peor, así que almorzó en el gimnasio. Era un lugar relajante porque a estas horas se
encontraba solo y nadie pasaba por allí. Heaven se sentó en las gradas del
gimnasio, justo en medio de un balón de baloncesto. En frente tenia a la vista
la cancha de baloncesto donde jugaba el equipo de la escuela cada mes. El piso de aquel lugar era de madera pulida y en cada
extremo de la cancha habían dos aros que allí donde lanzaban la pelota, en el
piso había líneas blancas que indicaban varios tipos de reglas en el
baloncesto.
Las próximas
clases para ella fueron lo peor y al
salir le pidió a su padre que viniera por ella para no tener que agarrar el
auto bus que competía con Emma al salir de cada clase final.
Esa misma tarde no quería comer ni un bocado, solo quería encerrarse en mi habitación para que sus padres de molestarían. Comió algunos bocados sin ganas y al terminar se levanto inmediatamente lavando el plato. Subió a su habitación y puso música en su a todo Volumen. No era de distraerse fácilmente, solo tenía que buscar la manera de hacerlo.
Esa misma tarde no quería comer ni un bocado, solo quería encerrarse en mi habitación para que sus padres de molestarían. Comió algunos bocados sin ganas y al terminar se levanto inmediatamente lavando el plato. Subió a su habitación y puso música en su a todo Volumen. No era de distraerse fácilmente, solo tenía que buscar la manera de hacerlo.
Tomó su portátil
y busco en Internet algunas técnicas para mejorar los trazos al dibujar un
rostro.
Unos de sus dones era dibujar y lo hacía
muy bien, le gustaba aprender más
técnicas porque era lo que le apasionaba aunque sus padres, ninguno, tenía
habilidades artísticas o algo parecidas, curiosamente yo ella, supongo que eso
no tenía mucho que ver o eso ella pensaba. Dibujar no
era fácil, pero ella tomaba un lápiz y era como hacer magia, todo lo que se
imaginaba le quedaba a la perfección.
Recordaba el primer día que dibujo de niña, regresaba de la escuela muy triste y solo
quería estar sola todo el día. Entonces, tomo una hoja y dibujo un hermoso paisaje
lluvioso intentando reflejar su tristeza en el, lo curioso de todo fue que esa
tarde no paro de llover y el cielo estaba totalmente oscuro, fue una gran
casualidad y nunca olvido ese día.
Se
escucharon unos pasos que venían subiendo las escaleras rumbo a su cuarto, que
detuvieron su dibujo, por lo fuerte que eran supongo que era su padre. Abrió la
puerta sin tocar como era de esperarse, ya no se sabía de qué manera decirle
ella y su madre que tocara la puerta antes de entrar.
-Heaven un muchacho te busca- Dijo mi padre.
No le gustaba que un chico viniera a casa a buscarla, típico
de todo padre con su única hija. Ella no tenía idea de quién era, menos que era
William, Heaven no quería verlo. Si era él iba a ponerse muy molesta.
-¿Un muchacho? … bien pues dile que enseguida bajo- Acomodo
un mechón de su cabello cuando su padre
salía de la habitación. Hizo lo mismo solo que esperaba que no fuese William.
Abrió la puerta, era él.
-¿Qué haces aquí de nuevo?... ¡Vete!- dijo molesta con él.
Nubes grises, nubes que sustituían a las blancas, ellas indicaban una tormenta,
el clima cambiaba y ella lo estaba notando.
-Es mejor que te vayas, no pienses que te dejare entrar
cuando empiece a llover- dijo de nuevo.
Su humor cambiaba y con el cambiaba el clima.
¿Era casualidad acaso?
-Heaven…- dijo él casi en un susurro.
-No digas nada no quiero escucharte, mira no soy rencorosa
está bien, solo vete. Por favor.
Heaven quería que se largara antes que su padre le empezara
la curiosidad y se acercara a ver, intentaba cerrar la puerta y no él no la
dejo, empezaba a llover fuerte.
-Ya vete, solo déjame no quiero nada de ti.- Intentaba calmase.
No sé sabe cómo sucedió pero de pronto la estaba besando,
ella solo dio un fuerte empujón y golpeo su mejilla con tanta rabia y fuerza
que justo con el golpe un destello de luz apareció como un flash e ilumino por
unos segundos todo el lugar. Cerro sus ojos ante aquel resplandor, haber
sentido su asquerosa boca en la suya le dio mucha rabia; había pasado el
destello de luz y la lluvia se intensificaba aún más, pasaron apenas unos
segundos y un estruendo enorme se escuchó como si tocaran un tambor enorme en
el oído, fue tan intenso que las luces de las casa se apagaron y regresaron al
instante.
Heaven dio el grito más fuerte que jamás había dado. William
salía corriendo entre la fuerte lluvia quedando todo empapado.
-¡Heaven! Ven entra a la casa hay una fuerte tormenta
eléctrica- dijo su madre cerrando la puerta.
Ella no sabía qué hacer o decir, estaba asustada y muy molesta, solo salió corriendo a encerrarse en su cuarto y llorar como tonta.
Ella no sabía qué hacer o decir, estaba asustada y muy molesta, solo salió corriendo a encerrarse en su cuarto y llorar como tonta.
-Heaven espera. ¿Quién era ese muchacho? Porque no…
-Déjame en paz mamá. Es un idiota, solo déjame sola- Cerro
con rabia la puerta de su cuarto, comenzando a tener lágrimas en los ojos, se
hacia la fuerte, no quería llorar de nuevo, no le gustaba hacerlo. Se tumbó en
la cama boca abajo pensando en el clima, era la segunda vez que sucedía
aquello. De contener el llanto se quedó dormida, sentía que alguien le
abrigaba, era su madre por su forma de hacerlo, no despertó y quedo
profundamente dormida.
El viento soplaba y soplaba creando una espesa neblina
alrededor de aquel lugar en penumbras, era como estar en un cuarto con tan solo
una pequeña luz parpadeante al final de un túnel estrecho. A medida que
avanzaba tocaba algo en el suelo, sin poder observar mucho bajaba su cuerpo al
suelo y tomaba una rustica, húmeda y pequeña piedra. Siguió caminando con cuidado
por las tantas rocas, aquella luz se hacía más intensa y se podía ver ya el
suelo arenoso con un olor a tierra húmeda que se hizo notar. La piedra que
empuñaba comenzaba a sentirse más húmeda y la curiosidad de ella aumentaba más
a media que avanzaba. ¿Qué es este lugar? ¿Cómo había llegado aquí? Apretó más la
roca y abrió su mano mirándola, esa de repente comenzó a elevarse por los aires
y un pequeño chillido salió de su garganta. Dejó caer la piedra al suelo y
comenzaba a respirar agitada, se preocupaba si había sido ella quien la había
hecho elevar. Volvía a tomarla y se concentró mirándola profundamente y
consiguió que se elevara de nuevo.
Un rugido se escuchó a sus espaldas, al voltear había un
dragón detrás, dejo caer la piedra dando pasos cortos hacia atrás. Sus escamas
eran como las de una serpiente solo que más grandes al igual que sus ojos. Su
tamaño era como dos veces un león y su rugido era el triple. Su mirada hacia
ella era de enojo y no debía estar allí, cuidaba algo y si intentaba escapar moriría.
Lo mismo podía suceder si se quedaba en aquel lugar. Al dar otro paso hacia
atrás tropezó con otra roca pero esta vez mucho más grande, cayó y lo último
que vieron sus ojos fue llamas de fuego
salir de aquel dragón.
Gritaba fuertemente que su voz era una especie de eco que
retumbaba, su visión se nublo, apenas si podía abrir los ojos e intentaba
descifrar un rostro desenfocado.
-Heaven…-
Escuchaba la voz de su madre.
-Heaven despierta-
Despertó de inmediato, escuchaba la voz de su madre creyendo
que era en el sueño hasta que toco a su puerta, se levantó extrañada, no supo
cuando se había quedado dormida se acercó a la puerta y la abrió.
-Heaven… ¿Qué hacías? Me tenías preocupada llevo rato
tocando- dijo su madre.
-Estoy bien, mamá-
-No. No lo estas. Escuche tu grito y vine a ver qué sucedía.
El grito si había sido real, ahora ella tendría que dar una
explicación.
–Solo fue un sueño, nada más- decía suspirando, pero eso no bastaba para su madre.
–Solo fue un sueño, nada más- decía suspirando, pero eso no bastaba para su madre.
-Está bien que sea un sueño pero ¿Y el chico que vino?
Quiero la justificación de que me gritaras.
-¿Un chico que vino?- haberse quedado dormida al parecer le
había borrado la memoria por unos instantes, hasta recordaba luego que se
refería a William. -Es solo un chico de la secundaria, nada importante mamá-
-¿Nada importante?- Entonces porque te vi llorando, además
me gritaste así que debe ser importante-
Allí le venía un gran
regaño por culpa de William y no sabía que decir.
- Lo siento mamá, rompí con el- dije suspirando. Ella sabía que eso no le gustaría a su madre, que le dijera tal cosa, su rostro cambio bruscamente y sabía que estaba en problemas.
- Lo siento mamá, rompí con el- dije suspirando. Ella sabía que eso no le gustaría a su madre, que le dijera tal cosa, su rostro cambio bruscamente y sabía que estaba en problemas.
-¿Terminaste con él? Nunca mencionaste cuando empezaron
Heaven-
- Hace una semana, pero ya no lo quiero, ya no me gusta. Es… Es muy romántico y cursi, no me gusta eso-
Esperaba que le creyera esa pequeña mentira. Su madre le veía poco convencida con lo que
le había dicho.
-Cuando yo conocí a tu padre me fijaba en muchos chicos
románticos-
Ahora su madre iba a contarle sus romances, aunque para
Heaven eso era mejor, así evadían hablar del tema, entre tantas historias de
sus parejas se pasaba el tiempo y las horas.
-Tu padre y yo nos conocimos en la secundaria, tropecé con
el llenándolo de jugo, muchos se rieron de el-
Ella observaba como
se reía, no podía pedir algo más aburrido que eso, bostezaba una y otra vez.
Su madre para tener cuarenta y dos años era una mujer
hermosa, no parecía tener su edad. La consideraba como una mujer muy dulce, tan
dulce como los postres que hacía, su sonrisa era encantadora y siempre estaba
pendiente de todo, tenía un carácter pacífico, rara vez se enojaba, todo lo
opuesto a su padre. Ella era de cabello negro, delgada y un poco alta como de
1.70 de alto, su cara era redondeada y con finos labios.
-Creo que ya conté mucho, mejor duerme-
Dio un beso en la frente y salió de la habitación, cabrío su
rostro con una almohada intentando dormir profundamente.
Movía sus pies y sus manos como si nadara boca arriba y balbuceaba, miraba aquel lugar hecho completamente de madera, apenas había una cama de palmas y una silla, de nuevo no sabía dónde estaba y aquello era demasiado solitario. Estaba en la oscuridad y escuchaba voces a lo lejano, a un no descifraba lo que decían, se veían sombras entre algunas de las maderas que hacían de pared. Aquellas sombras se movían rápido como si sucediera algo, como si pasara algo malo. Heaven miraba hacia arriba, el techo era de palmeras tejidas y troncos, estaba en una especie de choza. Pieles se veían en un rincón, pieles que no eran de un animal conocido, aquellas eran extrañas, eran marrones con una textura de pequeños cuadros, nunca las había visto, sus colores y su brillantez. Nuevamente alguien pasaba, llevaba una antorcha, se podría notar el color rojo del fuego. Un hombre abría una puerta que rechino fuertemente y eso hizo que las voces se escuchaban más fuerte. En su interior se escuchaba un llanto, un llanto de desespero y aquel hombre se acercaba a ella dejando la antorcha a un lado, la tomo entre sus brazos por unos segundos. Lo miraba a los ojos sin llorar, no sabía quién era, en su vida Heaven nunca lo había visto y no era su padre.
Movía sus pies y sus manos como si nadara boca arriba y balbuceaba, miraba aquel lugar hecho completamente de madera, apenas había una cama de palmas y una silla, de nuevo no sabía dónde estaba y aquello era demasiado solitario. Estaba en la oscuridad y escuchaba voces a lo lejano, a un no descifraba lo que decían, se veían sombras entre algunas de las maderas que hacían de pared. Aquellas sombras se movían rápido como si sucediera algo, como si pasara algo malo. Heaven miraba hacia arriba, el techo era de palmeras tejidas y troncos, estaba en una especie de choza. Pieles se veían en un rincón, pieles que no eran de un animal conocido, aquellas eran extrañas, eran marrones con una textura de pequeños cuadros, nunca las había visto, sus colores y su brillantez. Nuevamente alguien pasaba, llevaba una antorcha, se podría notar el color rojo del fuego. Un hombre abría una puerta que rechino fuertemente y eso hizo que las voces se escuchaban más fuerte. En su interior se escuchaba un llanto, un llanto de desespero y aquel hombre se acercaba a ella dejando la antorcha a un lado, la tomo entre sus brazos por unos segundos. Lo miraba a los ojos sin llorar, no sabía quién era, en su vida Heaven nunca lo había visto y no era su padre.
Heaven empezaba a darse cuenta que era una bebe en aquel
lugar; aquel sujeto era muy alto, llevaba un sombrero, un sombrero con la punta
doblada y un manto rojo, tan rojo como la sangre. Era muy barbudo y algo obeso.
El la miraba y sonreía, tenía una sonrisa muy pronunciada, como una blanca
dentadura, tan brillante que podía reflejarse en ellos. En sus brazos se
notaban marcas muy extrañas en otro idioma, eran como símbolos o algo parecido.
La cabaña comenzaba a arder en fuego y entre los brazos de aquel hombre salía
de aquel lugar en llamas.
Había una multitud corriendo, aquellas personas eran más
pequeñas que el mismo hombre, el fuego asechaba a todos y se podía ver algunos quemándose,
el llanto se escuchaba de nuevo y los gritos eran más fuertes, sin embargo, el
tiempo se detuvo y de nuevo vio aquellos ojos de serpiente, esta vez estaban
calmados hasta un cierto momento cuando se escuchó su rugido.
Ella estaba sudorosa, el corazón saltaba en su pecho que
parecía iba a salirse y la respiración estaba aumentando, todo le daba vuelta y
aun no caía en cuenta que estaba en su cama. Se levantó rápidamente de la cama agitada, intentaba
calmarse un poco, entró a su baño abriendo el grifo del lavamanos para lavarse
un poco la cara, se miraba al espejo preguntándose sobre aquel sueño, era ella
cuando apenas era una bebé, era más bien como si hubiese vivido aquel momento,
no podía sacarse de la cabeza la imagen de aquel sujeto tan extraño. Su cuerpo
se sentía acalorado por tanto sudor, así que decidió entrar a la ducha,
mientras abría los grifos iba sacando su ropa dejándola sobre la cama. Quitó la
ropa que llevaba puesta, tomó una toalla y la coloco a mano para cuando saliera
de la ducha.
Al entrar a ducharse se sentía muy relajante sentir el agua
recorrer su cuerpo, aun pensaba en el
sueño, ya era la segunda vez que soñaba cosas similares y eso empezaba a
generarle curiosidad, temor, era como una visión de una vida pasada cuando
apenas ella era una bebe, sus padres nunca le habían hablado de ella cuando
nació, y ese sueño le empezaba a dar interés por saberlo.
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