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2/15/2015

Capitulo II. Sueños Reveladores

Heaven entraba en clase de lengua sin mirarlos a los dos, solo se concentraría en la clase para sacar una excelente y buena calificación en el próximo examen que era en una semana. Ocupó el primer asiento de la segunda fila, así nadie la molestaría al estar frente de la profesora. Esa mañana había sido la más dura de todas, era la burla de nuevo y todos comentaban de lo sucedido. No se sorprendió por aquello, los chismes iban y venían rápido.

Heaven estudiaba en la "School of Danville County" de la mejores de Danville, los profesores eran excelentes, quizás algunos estudiantes eran buenos, otros se pasaban el día haciendo insoportable la vida de otros. A pesar de eso le gustaba estar ahí. Era una buena escuela, no se dejaba llevar porque quien la conformaban sino sus enseñanzas. No hay que juzgar  por lo que se ve, sino por como es.

En la entrada al edificio se podría ver una enorme cúpula que lo hacía parecer un castillo moderno. Era un espacio abierto con una estatua en el centro, era un hombre que ella no tenía idea de quién era, ella suponía que fue el fundador de la escuela, solo que no sabía cómo se llamaba.

Los salones daban tranquilidad con el color blanco y un diseño amplio para todos, estaba lleno de ventanales donde podría entrar el viento tranquilo con suaves brizas. Desde allí se podría observar una terraza con una impresionante paisaje y al salir a aquel lugar era estupendo, se podía respirar tranquilidad, sobre todo en su parte posterior donde se encontraba una plaza enorme, con gran vegetación. A ella le gustaba mucho pasar su  tiempo libre allí, era el único sitio donde podía estar tranquila sin que nadie la molestara, pero hoy no sería el día de quedarse.

Sus pisos eran muy brillantes, era porcelanita que parecía más bien de cristal. Sus pasillos eran sumamente largos y los casilleros todos estaban enumerados y identificados con los nombres de cada estudiante. La escuela contaba con una biblioteca con suficiente espacio, donde había libros de toda clase, divididos en 15 secciones.

Cuando la profesora dio por terminada la clase Heaven no espero para salir. De hecho, fue la primera en hacerlo. Escucho varios llamados de Emma pero no le hizo caso a ellos. Esta  vez no fue a la cafetería porque sería lo peor, así que almorzó en el gimnasio. Era un lugar relajante porque a estas horas se encontraba solo y nadie pasaba por allí. Heaven se sentó en las gradas del gimnasio, justo en medio de un balón de baloncesto. En frente tenia a la vista la cancha de baloncesto donde jugaba el equipo de la escuela cada mes. El piso  de aquel lugar era de madera pulida y en cada extremo de la cancha habían dos aros que allí donde lanzaban la pelota, en el piso había líneas blancas que indicaban varios tipos de reglas en el baloncesto.

Las próximas clases para ella fueron lo peor y  al salir le pidió a su padre que viniera por ella para no tener que agarrar el auto bus que competía con Emma al salir de cada clase final. 

Esa misma tarde no quería comer ni un bocado, solo quería encerrarse en mi habitación para que sus padres de molestarían. Comió algunos bocados sin ganas y al terminar se levanto inmediatamente lavando el plato. Subió a su habitación y  puso música en su a todo Volumen. No era de distraerse fácilmente, solo tenía que buscar la manera de hacerlo.

Tomó su portátil y busco en Internet algunas técnicas para mejorar los trazos al dibujar un rostro.
Unos de sus dones era dibujar y lo hacía muy  bien, le gustaba aprender más técnicas porque era lo que le apasionaba aunque sus padres, ninguno, tenía habilidades artísticas o algo parecidas, curiosamente yo ella, supongo que eso no tenía mucho que ver o eso ella pensaba. Dibujar no era fácil, pero ella tomaba un lápiz y era como hacer magia, todo lo que se imaginaba le quedaba a la perfección.

Recordaba el primer día que dibujo de niña, regresaba de la escuela muy triste y solo quería estar sola todo el día. Entonces, tomo una hoja y dibujo un hermoso paisaje lluvioso intentando reflejar su tristeza en el, lo curioso de todo fue que esa tarde no paro de llover y el cielo estaba totalmente oscuro, fue una gran casualidad y nunca olvido ese día.

Se escucharon unos pasos que venían subiendo las escaleras rumbo a su cuarto, que detuvieron su dibujo, por lo fuerte que eran supongo que era su padre. Abrió la puerta sin tocar como era de esperarse, ya no se sabía de qué manera decirle ella y su madre que tocara la puerta antes de entrar.

-Heaven un muchacho te busca- Dijo mi padre.

No le gustaba que un chico viniera a casa a buscarla, típico de todo padre con su única hija. Ella no tenía idea de quién era, menos que era William, Heaven no quería verlo. Si era él iba a ponerse muy molesta.

-¿Un muchacho? … bien pues dile que enseguida bajo- Acomodo un mechón de su cabello cuando su  padre salía de la habitación. Hizo lo mismo solo que esperaba que no fuese William. Abrió la puerta, era él.

-¿Qué haces aquí de nuevo?... ¡Vete!- dijo molesta con él. Nubes grises, nubes que sustituían a las blancas, ellas indicaban una tormenta, el clima cambiaba y ella lo estaba notando.

-Es mejor que te vayas, no pienses que te dejare entrar cuando empiece a llover- dijo de nuevo.

Su humor cambiaba y con el cambiaba el clima.

¿Era casualidad acaso?

-Heaven…- dijo él casi en un susurro.

-No digas nada no quiero escucharte, mira no soy rencorosa está bien, solo vete. Por favor.

Heaven quería que se largara antes que su padre le empezara la curiosidad y se acercara a ver, intentaba cerrar la puerta y no él no la dejo, empezaba a llover fuerte.

-Ya vete, solo déjame no quiero nada de ti.- Intentaba calmase.

No sé sabe cómo sucedió pero de pronto la estaba besando, ella solo dio un fuerte empujón y golpeo su mejilla con tanta rabia y fuerza que justo con el golpe un destello de luz apareció como un flash e ilumino por unos segundos todo el lugar. Cerro sus ojos ante aquel resplandor, haber sentido su asquerosa boca en la suya le dio mucha rabia; había pasado el destello de luz y la lluvia se intensificaba aún más, pasaron apenas unos segundos y un estruendo enorme se escuchó como si tocaran un tambor enorme en el oído, fue tan intenso que las luces de las casa se apagaron y regresaron al instante.

Heaven dio el grito más fuerte que jamás había dado. William salía corriendo entre la fuerte lluvia quedando todo empapado.

-¡Heaven! Ven entra a la casa hay una fuerte tormenta eléctrica- dijo su madre cerrando la puerta.                                      
Ella no sabía qué hacer o decir, estaba asustada y muy molesta, solo salió corriendo a encerrarse en su cuarto y llorar como tonta.

-Heaven espera. ¿Quién era ese muchacho? Porque no…

-Déjame en paz mamá. Es un idiota, solo déjame sola- Cerro con rabia la puerta de su cuarto, comenzando a tener lágrimas en los ojos, se hacia la fuerte, no quería llorar de nuevo, no le gustaba hacerlo. Se tumbó en la cama boca abajo pensando en el clima, era la segunda vez que sucedía aquello. De contener el llanto se quedó dormida, sentía que alguien le abrigaba, era su madre por su forma de hacerlo, no despertó y quedo profundamente dormida.

El viento soplaba y soplaba creando una espesa neblina alrededor de aquel lugar en penumbras, era como estar en un cuarto con tan solo una pequeña luz parpadeante al final de un túnel estrecho. A medida que avanzaba tocaba algo en el suelo, sin poder observar mucho bajaba su cuerpo al suelo y tomaba una rustica, húmeda y pequeña piedra. Siguió caminando con cuidado por las tantas rocas, aquella luz se hacía más intensa y se podía ver ya el suelo arenoso con un olor a tierra húmeda que se hizo notar. La piedra que empuñaba comenzaba a sentirse más húmeda y la curiosidad de ella aumentaba más a media que avanzaba. ¿Qué es este lugar? ¿Cómo había llegado aquí? Apretó más la roca y abrió su mano mirándola, esa de repente comenzó a elevarse por los aires y un pequeño chillido salió de su garganta. Dejó caer la piedra al suelo y comenzaba a respirar agitada, se preocupaba si había sido ella quien la había hecho elevar. Volvía a tomarla y se concentró mirándola profundamente y consiguió que se elevara de nuevo.

Un rugido se escuchó a sus espaldas, al voltear había un dragón detrás, dejo caer la piedra dando pasos cortos hacia atrás. Sus escamas eran como las de una serpiente solo que más grandes al igual que sus ojos. Su tamaño era como dos veces un león y su rugido era el triple. Su mirada hacia ella era de enojo y no debía estar allí, cuidaba algo y si intentaba escapar moriría. Lo mismo podía suceder si se quedaba en aquel lugar. Al dar otro paso hacia atrás tropezó con otra roca pero esta vez mucho más grande, cayó y lo último que vieron sus ojos fue llamas de fuego  salir de aquel dragón.
Gritaba fuertemente que su voz era una especie de eco que retumbaba, su visión se nublo, apenas si podía abrir los ojos e intentaba descifrar un rostro desenfocado.

-Heaven…-

Escuchaba la voz de su madre.

-Heaven despierta-

Despertó de inmediato, escuchaba la voz de su madre creyendo que era en el sueño hasta que toco a su puerta, se levantó extrañada, no supo cuando se había quedado dormida se acercó a la puerta y la abrió.

-Heaven… ¿Qué hacías? Me tenías preocupada llevo rato tocando- dijo su madre.

-Estoy bien, mamá-

-No. No lo estas. Escuche tu grito y vine a ver qué sucedía.

El grito si había sido real, ahora ella tendría que dar una explicación.

–Solo fue un sueño, nada más-  decía suspirando, pero eso no bastaba para su madre.

-Está bien que sea un sueño pero ¿Y el chico que vino? Quiero la justificación de que me gritaras.

-¿Un chico que vino?- haberse quedado dormida al parecer le había borrado la memoria por unos instantes, hasta recordaba luego que se refería a William. -Es solo un chico de la secundaria, nada importante mamá-

-¿Nada importante?- Entonces porque te vi llorando, además me gritaste así que debe ser importante-
Allí le  venía un gran regaño por culpa de William y no sabía que decir.

 - Lo siento mamá, rompí con el- dije suspirando. Ella sabía que eso no le gustaría a su madre,  que le dijera tal cosa, su rostro cambio bruscamente y sabía que estaba en problemas.

-¿Terminaste con él? Nunca mencionaste cuando empezaron Heaven-

- Hace una semana, pero ya no lo quiero, ya no me gusta. Es… Es muy romántico y cursi, no me gusta eso-

Esperaba que le creyera esa pequeña mentira.  Su madre le veía poco convencida con lo que le había dicho.

-Cuando yo conocí a tu padre me fijaba en muchos chicos románticos-

Ahora su madre iba a contarle sus romances, aunque para Heaven eso era mejor, así evadían hablar del tema, entre tantas historias de sus parejas se pasaba el tiempo y las horas.

-Tu padre y yo nos conocimos en la secundaria, tropecé con el llenándolo de jugo, muchos se rieron de el-

 Ella observaba como se reía, no podía pedir algo más aburrido que eso, bostezaba una y otra vez.
Su madre para tener cuarenta y dos años era una mujer hermosa, no parecía tener su edad. La consideraba como una mujer muy dulce, tan dulce como los postres que hacía, su sonrisa era encantadora y siempre estaba pendiente de todo, tenía un carácter pacífico, rara vez se enojaba, todo lo opuesto a su padre. Ella era de cabello negro, delgada y un poco alta como de 1.70 de alto, su cara era redondeada y con finos labios.

-Creo que ya conté mucho, mejor duerme-

Dio un beso en la frente y salió de la habitación, cabrío su rostro con una almohada intentando dormir profundamente.

Movía sus pies y sus manos como si nadara boca arriba y balbuceaba, miraba aquel lugar hecho completamente de madera, apenas había una cama de palmas y una silla, de nuevo no sabía dónde estaba y aquello era demasiado solitario. Estaba en la oscuridad y escuchaba voces a lo lejano, a un no descifraba lo que decían, se veían sombras entre algunas de las maderas que hacían de pared. Aquellas sombras se movían rápido como si sucediera algo, como si pasara algo malo. Heaven miraba hacia arriba, el techo era de palmeras tejidas y troncos, estaba en una especie de choza. Pieles se veían en un rincón, pieles que no eran de un animal conocido, aquellas eran extrañas, eran marrones con una textura de pequeños cuadros, nunca las había visto, sus colores y su brillantez. Nuevamente alguien pasaba, llevaba una antorcha, se podría notar el color rojo del fuego. Un hombre abría una puerta que rechino fuertemente y eso hizo que las voces se escuchaban más fuerte. En su interior se escuchaba un llanto, un llanto de desespero y aquel hombre se acercaba a ella dejando la antorcha a un lado,  la tomo entre sus brazos  por unos segundos. Lo miraba a los ojos sin llorar, no sabía quién era, en su vida Heaven nunca lo había visto y no era su padre.

Heaven empezaba a darse cuenta que era una bebe en aquel lugar; aquel sujeto era muy alto, llevaba un sombrero, un sombrero con la punta doblada y un manto rojo, tan rojo como la sangre. Era muy barbudo y algo obeso. El la miraba y sonreía, tenía una sonrisa muy pronunciada, como una blanca dentadura, tan brillante que podía reflejarse en ellos. En sus brazos se notaban marcas muy extrañas en otro idioma, eran como símbolos o algo parecido. La cabaña comenzaba a arder en fuego y entre los brazos de aquel hombre salía de aquel lugar en llamas.

Había una multitud corriendo, aquellas personas eran más pequeñas que el mismo hombre, el fuego asechaba a todos y se podía ver algunos quemándose, el llanto se escuchaba de nuevo y los gritos eran más fuertes, sin embargo, el tiempo se detuvo y de nuevo vio aquellos ojos de serpiente, esta vez estaban calmados hasta un cierto momento cuando se escuchó su rugido.

Ella estaba sudorosa, el corazón saltaba en su pecho que parecía iba a salirse y la respiración estaba aumentando, todo le daba vuelta y aun no caía en cuenta que estaba en su cama. Se levantó rápidamente de la cama agitada, intentaba calmarse un poco, entró a su baño abriendo el grifo del lavamanos para lavarse un poco la cara, se miraba al espejo preguntándose sobre aquel sueño, era ella cuando apenas era una bebé, era más bien como si hubiese vivido aquel momento, no podía sacarse de la cabeza la imagen de aquel sujeto tan extraño. Su cuerpo se sentía acalorado por tanto sudor, así que decidió entrar a la ducha, mientras abría los grifos iba sacando su ropa dejándola sobre la cama. Quitó la ropa que llevaba puesta, tomó una toalla y la coloco a mano para cuando saliera de la ducha.

Al entrar a ducharse se sentía muy relajante sentir el agua recorrer su cuerpo, aun pensaba en  el sueño, ya era la segunda vez que soñaba cosas similares y eso empezaba a generarle curiosidad, temor, era como una visión de una vida pasada cuando apenas ella era una bebe, sus padres nunca le habían hablado de ella cuando nació, y ese sueño le empezaba a dar interés por saberlo. 

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